Una escuela política y la oficina de Seguridad, en las casas de Perón
Hoy: la vida ha cambiado mucho en las viviendas que el ex presidente ocupó en Olivos y en esta Capital; un museo funciona en Lobos.
lanacionarGaspar Campos 1065, Olivos. Hace frío, el sol de las 15 se cuela imperceptible por la añeja arbolada. El silencio es total. No hay nadie en la calle, ni grandes ni chicos ni autos ni perros.
Paisaje contrastante con la memoria. Hace casi 26 años, esa misma dirección bullía de actividad política y, por qué no recordarlo, algunos vecinos hervían de incomodidad, debido al complejo tránsito vehicular.
Hace pocos años fue abierta allí la Escuela de Capacitación y Formación Política Gaspar Campos, cuyo consejo académico está integrado, entre otros, por dirigentes justicialistas históricos como el senador Antonio Cafiero.
A mediados de noviembre de 1972, la amplia residencia se convirtió en el polo político central de la Argentina, prácticamente disputaba el centimil periodístico con los sucesos en la Casa de Gobierno. Se había instalado allí el general Juan Domingo Perón, quien regresaba del exterior para convertirse por tercera vez en presidente de la Nación.
"Salto de la tapia"
Adquirida con fondos de la Confederación General del Trabajo (CGT), que comandaba José Ignacio Rucci, la mansión albergó -en cuartos distintos- a Perón y a su tercera mujer, María Estela Martínez.
También vivió uno de los personajes más oscuros de la época, José López Rega, quien pernoctaba junto con los custodios, en una residencia que daba por los fondos sobre Eduardo Madero (1080) y se podía acceder por una puerta en el jardín.
Las guardias periodísticas se mantuvieron durante semanas, en las que se sucedieron las visitas de políticos, como el dirigente radical Ricardo Balbín, el 19 de noviembre de ese año, dos días después del regreso de Perón.
El saludo entre ambos fue bautizado como "el abrazo de la unión nacional", aunque a la llegada de Balbín a Gaspar Campos se la recuerda como "el salto de la tapia", porque debido a la cantidad de personas frente a la residencia de Perón, ingresó por los fondos, trepándose por una pared.
En la residencia que, a fines de 1972, acaparó más atención que la propia Casa de Gobierno, hoy se respira olor a encierro y un poco de abandono.
Estuvo muchos años cerrada y olvidada -se comenta que fue usada durante el último gobierno de facto como centro clandestino de detención- y que sufrió los embates judiciales de los herederos de su morador, aunque nunca fue escriturada a su nombre.
De las manos de la CGT pasó a las de los herederos de Eva Duarte, quienes no pudieron afrontar los gastos de mantenimiento y casi le ponen la bandera de remate.
Para tener una idea de la magnitud de la casona, en el mercado inmobiliario actual se cotizaría en 900.000 dólares. Tiene tres plantas, sótano, dos cocinas, lavadero, dependencias de servicio, garaje para dos vehículos, cuatro dormitorios en el primer piso con varios baños, y un gran altillo , con sanitarios.
En cada planta hay balcones que dan al jardín interior, el que alberga una pileta de natación deteriorada y árboles muy añejos. Las puertas que unían esa casa con la de la calle Madero están tapadas por carteles de la escuela En 1991, el justicialismo bonaerense, con Eduardo Duhalde a la cabeza, adquirió el predio y creó una comisión de recuperación sin demasiado éxito. Luego, la dirigente de la Juventud Peronista Bonaerense María Laura Leguizamón propuso crear allí la sede de la Escuela de Capacitación y Adoctrinamiento Justicialista.
La idea fue bienvenida por la dirigencia joven provincial, entre quienes se cuentan Marcelo Santillán, Silvana Vargas, Carlos Luque, Roberto Gaudi, Ramiro Galán, Maximiliano Alvarez Campos y Pablo Mancuso.
Alvarez Campos fue el joven que abrió las puertas de la legendaria casona a La Nación , que sólo tiene habilitada para su uso la planta baja y un sector del primer piso.
Sobrecoge la imagen del dormitorio principal vacío: sin cama, sin elementos propios. Sólo unos minúsculos bustos de Perón y de Eva Duarte, que no son de la época, y un par de raídos sillones antiguos.
El baño privado de Perón, aunque deteriorado, mantiene su estructura y sus sanitarios originales de color verde manzana. Desde su amplio ventanal, Perón podía ver el Río de la Plata. Ahora hay algunos edificios altos que impiden ver claramente la costa.
Desde una de las ventanas del dormitorio de su mujer saludó a la multitud de entusiastas que durante semanas se acercó a Vicente López. Las fotos de aquella época dejan ver a un Perón muy alto y a una María Estela Martínez muy baja. Se dice que, en verdad, el militar-presidente estaba parado sobre un pequeño banco para que se lo viera mejor.
La de Gaspar Campos -que mantiene en su frente la frase latina "nec temere nec timide" (ni con temeridad ni con temor), junto con un escudo de armas que se les adjudica a los habitantes previos a Perón- fue su última residencia privada. Murió en la quinta oficial de Olivos el 1º de julio de 1974.
De museos y despachos
Es interesante hacer un repaso sobre los destinos que tuvieron las casas en las que, fuera de sus períodos de jefe del Estado, residió Perón.
Su casa natal en Lobos -Buenos Aires 1380- fue declarada museo histórico nacional y es sede de la biblioteca justicialista. Recientemente, otra vivienda -en muy malas condiciones- en la que se estima que pasó parte de su infancia (Bartolomé Mitre entre Acassuso y Presbítero Francisco Massobrio, Roque Pérez) fue declarada lugar histórico nacional.
También fue convertida en museo la quinta en San Vicente, en la cual Perón y Eva Duarte solían descansar algunos fines de semana.
Curiosamente, la casa en Buenos Aires, en la cual vivió con su primera esposa, Aurelia Tizón (falleció el 10 de septiembre de 1938), se convirtió mucho después en la sede del Ministerio de Justicia y actualmente alberga la Secretaría de Seguridad Interior.
Del señorial edificio de Gelly y Obes 2235, Perón y Aurelia Tizón ocuparon un dúplex en los pisos 7° y 8°, en los cuales hoy está instalado el despacho principal del secretario de Seguridad, Miguel Angel Toma.
El inmueble fue remodelado durante la gestión de Andrés Antonietti, actual embajador en Uruguay, quien echó por tierra en un breve contacto con La Nación la versión sobre que él había descubierto que las canillas del baño principal tenían tallados el monograma de Perón. Desde Uruguay, dejó en claro que no encontró ningún elemento que fuera de la época en la que vivió el militar fallecido.
En tanto, el departamento (Posadas 1567) en el cual Perón inició su relación amorosa con Eva Duarte, que se convirtió en casamiento el 10 de diciembre de 1945, está ocupado en la actualidad por una familia. Allí, sus primeros adeptos conocieron a Eva Perón, quien, aunque en la época podía considerarse casi un escándalo, se mostraba como la señora de la casa, aunque no contaba con la legitimidad del vínculo.
La cama de Eva Duarte
En la embajada argentina en Roma se reinstaló el dormitorio en el cual pernoctó, en junio de 1947, Eva Perón durante su viaje por Europa.
El actual jefe de la misión diplomática en Italia y ex secretario legal y técnico de la Presidencia, Félix Borgonovo, halló en el sótano de la legendaria residencia -Piazza dell´Esquilino 2, Roma- el lecho en el cual durmió la segunda esposa de Perón y algunos pocos muebles, entre ellos, la mesa de noche.
Rescatados del olvido, los elementos fueron reinstalados en el cuarto que entonces le sirvieron de hospedaje, uno de los cuatro que integran el sector destinado a la residencia del embajador.
La decoración del dormitorio incluye recortes de diarios de la época en los cuales se informaba sobre el viaje. También se expusieron reproducciones fotográficas obtenidas en el Archivo General de la Nación y en el Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas de la Presidencia de la Nación.
Entre las fotografías, se destaca una en la cual Eva Duarte se apresta a realizar una visita protocolar con el papa Pío XII, que fue ubicada sobre el mismo "dressoir" en el cual fue tomada esa imagen hace 50 años.
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