Se construyó en el siglo XVI y permaneció ocupada hasta 1900
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Las tiny houses, cada vez más presentes en todo el mundo, lograron poner de moda algo impensado: vivir en pocos metros cuadrados. Muy adelantada a las tendencias de esta época, en Gales, existe una pequeña vivienda que data del siglo XVI y que, pese a que es la más chica del país, logró convertirse en un negocio espectacular para sus dueños.
Se trata de la Quay House of Conwy, autoproclamada como la “Casa más pequeña de todo el Reino Unido”, título que fue confirmado más tarde por el Libro Guinness. La vivienda permaneció en uso hasta 1900, cuando el último inquilino se vio obligado a irse por la imposibilidad de vivir en un espacio tan reducido.
Quien ocupó la propiedad por última vez fue un pescador llamado Robert Jones, que apenas cabía en el espacio. El propietario que le alquilaba, también llamado Robert Jones, vivía en la casa de al lado. Con el tiempo, las autoridades locales declararon al lugar inhabitable, en 1900. Sin embargo, el título de propiedad de la casa permaneció en la familia del dueño original durante generaciones. Actualmente, la tataranieta de Jones, Jan Tyley, está a cargo de la casa y la mantiene abierta para turistas curiosos.
Por fuera, la vivienda llama la atención porque es la única de la calle pintada completamente de rojo. El techo de la casa tiene un poco más de tres metros de altura desde el piso hasta la parte superior del tejado, pero el problema radica en que la unidad está dividida en dos plantas. Concretamente, el inmueble tiene una superficie de 3,05 por 1,8 metros.
En el primer piso de la propiedad, que está cerca de las murallas del castillo de Conwy, se encuentra la sala de estar con espacio para carbón y una chimenea. También cuenta con una canilla de agua escondido detrás de las escaleras. El piso de arriba tiene un pequeño dormitorio y un espacio de guardado.
La actual propietaria conservó el interior de la casa para dar una idea de la vida espartana de un pescador galés histórico. Los turistas que llegan de todas partes del mundo se acercan al lugar todos los días para explorar la vivienda por su cuenta. Además, en fechas especiales los recibe una mujer vestida con el atuendo tradicional galés.
La entrada cuesta £1,50 para adultos (US$2,06) y £1,00 para niños. Los visitantes no pueden subir al primer piso debido a la inestabilidad estructural, pero pueden asomarse desde la escalera. La vivienda está abierta desde la primavera hasta el otoño.
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