En medio de la naturaleza, estas viviendas cuentan con bañera de hidromasaje y un área de fogata para pasar un fin de semana desconectado de la rutina
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Todo comenzó con una charla entre los hermanos Schlabach sentados en el jardín de la casa de sus padres en Columbus, Carolina del Norte. Tuvieron la idea de transformar viejos contenedores en un nuevo alojamiento que alquilarían por Airbnb. Afortunadamente, consiguieron contactar a una empresa que vendía estos depósitos ya limpios y pintados con recortes para las ventanas.
Cada uno mide alrededor de 30 metros cuadrados y compraron el primero en 2020 por US$ 7200, aunque el segundo costó más caro, US$10.000, ya que solicitaron una mayor cantidad de recortes en las ventanas.
El siguiente paso fue equiparlos con interiores modernos, duchas de lluvia y jacuzzis. Su primer contenedor ahora se alquila por US$250 por noche, mientras que el segundo y recientemente estrenado tiene una plataforma cubierta de 12 metros de largo y cuesta US$315 por noche. El complejo lleva el nombre de “The Green Creek Shipyard”.
Los dos hermanos mayores dirigen una empresa de alquiler a corto plazo, BNB Breeze, que gestiona 75 propiedades, mientras que el menor invierte y trabaja en proyectos individuales. Sin embargo, cada tanto trabajan en ideas conjuntas, como fue el caso de los contenedores.
Cada miembro de la familia está involucrado en el proceso de alquilar las viviendas. El mayor es el visionario, la hermana es quien se encarga de los detalles y el menor de las instalaciones. También la madre participa, ya que se ocupa de dejar todo en orden en los dos contenedores entre huésped y huésped.
Para poder alquilarlos por Airbnb, los hermanos adaptaron sus proyectos las normativas de la plataforma y agregaron ventanas de salida, salidas de emergencia y barandas para áreas elevadas.
Un fin de semana en un contenedor de lujo
El hospedaje está pensado para sentirse como parte de un retiro aislado. El primero tiene una bañera de hidromasaje y una puerta de garaje de vidrio para lograr fluidez entre el interior y el exterior, además de una terraza a la que se accede a través de una escalera de caracol. El segundo contenedor recientemente inaugurado tiene un pequeño estanque y una cascada debajo de la casa con un columpio para relajarse por la noche.
A pesar de que generaron US$10.000 el mes anterior, el financiamiento de este tipo de viviendas puede ser difícil, ya que muchas veces el prejuicio hace que los contenedores no se consideren “alquilables”.
La instalación más la compra de muebles y decoración del primer contenedor costó US$85.000 y el segundo, US$120.000. Los hermanos usaron sus ahorros personales y los ingresos de los otros alquileres a corto plazo para financiar el primer contenedor y luego los ingresos del primer contenedor para financiar el segundo.
Aunque el espacio es relativamente pequeño, estos hermanos lograron sacarle el máximo provecho. En un contenedor, se pudo instalar una cama tamaño king que ocupa casi todo el dormitorio sin dejar de ser acogedor. Otras ventajas de no equipar una casa completa fue destinar la inversión en productos de primera línea, como una mesa con una tabla para picadas incorporada o un televisor plano que cuelga contra la pared. Cada contenedor tiene capacidad para cuatro personas, aunque la ocupación habitual es de dos.
Muchos de los huéspedes son parejas que realizan un viaje por alguna ocasión especial y quieren escaparse a un lugar tranquilo lejos del ruido de la urbe, ya que la ciudad de Columbus es conocida por sus rutas de senderismo y bodegas.
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