Parece una ilusión óptica en medio del abrazador desierto. Algo así como alcanzar lo imposible. ¿No produce ese impacto la idea de que existe un proyecto económico que permite salir del cepo? Justamente, este mes se cumplen tres años desde que se impuso esa mediday sus efectos se han agravado con el transcurrir de los meses. Un período muy difícil para el sector ( y desde luego para muchas otras industrias), pero pese a todas las trabas y complicaciones el Real Estate sigue dando batalla. De todos modos, la noticia de que se podría salir del cepo, cuya propuesta se podría dar a conocer en breve, es por ahora sólo eso: una ilusión porque ante el escenario actual difícilmente se modifique esa medida durante 2015.
Se sabe que este año la construcción se encareció del mismo modo que subieron los materiales. También que el volumen de los proyectos es menor –muchas obras de pocos pisos–, pero los desarrolladores tratan de compensar esa disminución no sólo con servicios y valorados amenities, sino con propuestas modernas, confortables, rodeadas de áreas verdes, optimizando los espacios en beneficio de los nuevos propietarios o locatarios. En estos días conviene escuchar a los inversores o a los desarrolladores que a veces juegan ese doble papel. Confiesan sin eufemismos que esta crisis nunca se vivió, que es excesivamente extensa y que los pronósticos no son alentadores. Sin embargo, admiten que no piensan claudicar en este negocio: buscan terrenos para proyectos. Hay pocos, pero muchos se pueden descubrir con sólo recorrer la ciudad. La oferta, si bien es escasa, no es del todo insuficiente. Y con la cantidad de pesos se vuelcan a comprar lotes ubicados en zonas que se desperezan o en cuadras que de a poco cambian su fisonomía, pero donde todavía quedan casas para derrumbar o antiguos terrenos que esperan nuevos propietarios. Dicen que es tiempo de invertir, de anticiparse. Analizan las propuestas y llegan a la conclusión de que este mercado tan golpeado dará que hablar cuando se recupere. Tal vez preocupe bastante cómo atravesar el verano que viene. Ése es otro desafío, de lo que algunos prefieren no hablar. También esos mismos inversores saben que los años electorales son complicados y tratan de imaginar cómo seguir con los negocios, cuáles serán los momentos cruciales que habrá que vivir, mientras se intentará contra viento y marea poner a salvo esta vital industria, que sin ninguna duda renacerá. Pero para eso habrá que esperar.