Febrero cerrará como el peor mes en operaciones de compra y venta de propiedades desde que el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires comenzó a relevar el dato de evolución de escrituras en 1998. En el segundo mes de 2020 apenas superará los 1300 actos. En enero habían sido 1390 y ya se había marcado el peor mes en 22 años. La caída no sólo afecta a las unidades usadas. La construcción y la iniciación de nuevos proyectos también está en el freezer. Para tener una dimensión del impacto, 67.000 fueron los empleos registrados que se perdieron desde marzo 2018 en el sector. Y en diciembre, sólo 19.000. Además, esta semana se dio a conocer una caída interanual, en febrero, del casi 6 por ciento en el índice Construya, que mide las ventas de los volúmenes vendidos al sector privado de los productos para la construcción.
A estos números desalentadores se suma un mundo con el chip en el coronavirus, inversores desilusionados con los ladrillos y poca referencia de qué sucederá con los precios. Mientras una parte del mercado insiste en que los valores de venta seguirán ajustando –los de publicación cayeron 9 por ciento, en dólares, en el último año- otra asegura que no hay margen para mayores bajas. "Sólo lo harán quienes estén endeudados en dólares y necesiten desprenderse de las unidades", aclaran en el mercado haciendo a referencia que este es un buen momento para los oportunistas que tienen suerte y encuentran las "gangas". Un dato de pasillo es que gran parte de esta oferta está en las megaurbanizaciones de barrios cerrados más famosas de zona Norte con propietarios que deben expensas e impuestos provinciales y que aceptan US$400.000 y el pago de las deudas con tal de desprenderse de la propiedad con vista al lago que hasta hace algunos meses habían tasado por encima de los US$800.000.