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Justo al otro lado de las calles nevadas y los tres pisos del lado suroeste de Chicago, la fábrica en 3348 South Pulaski aparece como un monolito gris bajo, que abarca casi diez bloques normales y sirve de frontera entre el vecindario residencial y el centro de carga industrial de la ciudad. En el interior, el contratista general de Chicago, Skender Manufacturing, está configurando lo que equivale a una fábrica de apartamentos: una línea de ensamble que producirá unidades de apartamentos estandarizadas listas para ser atornilladas en una pila con estructura de acero.
El primer prototipo de la compañía fue una habitación de paredes blancas completamente amueblada que brillaba como un faro en la fábrica, de otro modo oscura. Cuando los primeros apartamentos salgan de la línea el próximo año, serán transportados a solo unas millas de distancia para su ensamblaje en un edificio de condominios de 110 unidades en el West Loop de la ciudad. Después de eso, la compañía planea comenzar la producción en un diseño de tres planos y salas de hospital centradas en la atención médica. La promesa de la fábrica es doble: la compañía cree que reducirá los costos de construcción hasta en un 15 por ciento y acelerará la construcción hasta en un 40 por ciento. "Aleja la mentalidad del proceso de construcción convencional, donde un desarrollador contrata a un arquitecto, un ingeniero y un contratista, y luego el contratista contrata subcontratistas", dice el CEO Mark Skender. "Lo que buscamos hacer es: ‘Aquí está este edificio, con sus características y sus beneficios, y lo entregaremos para X’. Es una mentalidad basada en el producto que cambia el paradigma en la forma en que entregamos edificios", explica.
Skender apuesta por una estrategia para llevar el diseño a la empresa, a diferencia de muchas compañías de construcción modular que desarrollan las especificaciones de un arquitecto externo. Este año, la compañía contrató a un equipo de diez diseñadores liderados por el arquitecto Tim Swanson para trabajar junto a los constructores en el diseño de las unidades. El objetivo es superar la fragmentación entre el arquitecto, el ingeniero, el contratista y el subcontratista, llevándolos a la misma fábrica para combinar las eficiencias de la arquitectura modular con el enfoque holístico de una empresa de diseño y construcción. Teóricamente, el enfoque de Skender debería racionalizar la producción y hacer que cada grupo sea más responsable en un proceso que Swanson compara con otras industrias como la tecnológica, donde los diseñadores de hardware y software trabajan juntos (de hecho, la compañía compara su fábrica con una línea de ensamblaje de teléfonos inteligentes). Swanson señala que un ingeniero de la torre modular que se planeaba construir en Brooklyn está ayudando a Skender a evitar sus trampas, junto con otros consultores con experiencia modular.
¿Cómo se ve el diseño en el piso de la fábrica? Para empezar, Swanson está trabajando con la ciudad de Chicago para "pre–permitir" los diseños, lo que permitiría a un cliente elegir una de varias fachadas pre–aprobadas y diseños de interiores, reduciendo los retrasos y simplificando el proceso de producción. Como él lo expresó: "Elige los edificios, cómo quieres que se vean, elige tu acabado y la fábrica comienza a producirlo".
Para bien o para mal, en una ciudad donde muchos edificios de condominios nuevos comparten una estética –lo que Patrick Sisson de Curbed recientemente llamó arquitectura casual rápida– el efecto neto puede no ser tan notable. "Nuestra agenda no es disminuir el diseño porque tiene que elegir de un catálogo", agrega Swanson. "La expectativa es que esto finalmente aporte innovación a la profesión de la construcción", aclara.
Skender no confirmó con qué desarrolladores está trabajando en sus primeros proyectos, pero un portavoz dijo que la compañía tiene alrededor de diez emprendimientos en el expediente. Otra complejidad es la contratación; la compañía estima que la fábrica creará 125 empleos sindicalizados y actualmente está en conversaciones con varios sindicatos y anunciará un acuerdo en los próximos meses. Estos son críticos, ya que Skender trabajará con cada desarrollador para decidir el costo de producción de cada producto. El primer prototipo demandó entre US$275 y US$300 por pie cuadrado, o US$250 como promedio en un edificio de varias unidades. Sin embargo, el ahorro de costos para los desarrolladores potenciales dependerá de la ubicación y el tamaño del proyecto.
Por ahora, la compañía está enfocada en instalar la fábrica, que estaba vacía excepto por el prototipo, y en producir sus primeras unidades en junio de 2019. Skender describe el proyecto como una inversión. El proceso de producción tendrá que ser resuelto durante años, no meses. "Excepto por las circunstancias imprevistas del sitio, asumimos el riesgo y la responsabilidad de diseñar para fabricar y producir estas cosas", dice Skender. "Sin embargo, creemos que, en cierto punto, las escalas y las economías aumentarán esos ahorros con el tiempo", finaliza.
Kelsey Campbell-Dollaghan




