ALGO DE HUMOR, MUCHO COLOR
¿Cómo no recordar a la estilista británica que nos enseñó a vestir? Hablamos de Trinny Woodall, conductora (junto con Susannah Constantine) de ¡No te lo pongas!, aquel inolvidable reality de moda que pasaba E! a principios del milenio. Dueña de una personalidad arrolladora, Trinny logró “actualizarse” y divierte a su casi millón de seguidores en Instagram con tutoriales de sus looks felices, en los que explica los porqués detrás del resultado final. Además, está al frente de su propia marca de cosméticos: Trinny London.
CHIC EN ITALIANO
Así como las francesas tienen ese “algo” que hace que sus estilos sean ultrasofisticados, las italianas –sobre todo las del Norte– también son dueñas de ese famoso je ne sois quoi. Al frente de Sissiotto Style, la cuenta en la que sube religiosamente cada uno de sus equipos desde 2017, esta apasionada de la moda y la fotografía, oriunda de Turín, es fanática del mix and match. ¿Su fórmula? Mezcla colores, estampas y patrones para lograr efectos poco convencionales. ¿Cómo lo logra? Lo hace siempre dentro de una armonía cromática. ¿Un dato? Varios de los ítems que incluye en sus equipos son fruto de sus colaboraciones con marcas italianas y están a la venta en su página.
JEFA DE LAS POSES
Nadie es profeta en su tierra, dice el refrán, y Grece Ghanem da prueba de ello. Nacida en Beirut y afincada en Montreal desde hace dieciséis años, esta microbióloga y entrenadora personal hizo de romper con lo esperado su marca personal. En su feed, vemos cómo, foto tras foto, nos demuestra que las canas no avejentan, que se puede tener un cuerpazo pasados los 50, que las poses poderosas no tienen por qué ser dominio exclusivo de las millennials y, sobre todo, que no hay edad para llevar tal o cual prenda. Vale la pena probar alguno de los entrenamientos que sube a sus historias.
EL VALOR DE SER NATURAL
“Compro la mayoría de mi ropa en mercados de pulgas y tiendas de segunda mano. No sigo tendencias y no presento nuevas colecciones en mi cuenta. No soy una influencer, pero uno podría decir que tengo cierta influencia”, declaró en una entrevista la escritora, periodista y crítica de moda Sophie Fontanel. Si bien su estilo está lejísimo del de una fashion victim, la naturalidad, la frescura y el humor con que compone sus looks son cautivantes. En 2017, esta francesa que tiene una columna en L’Obs, saltó al estrellato cuando decidió dejar de teñirse el pelo y escribió al respecto en Une Apparition, que rápidamente se convirtió en best-seller.
ROMPIÓ EL MOLDE
Yasmin Furmie puso en suspenso el trabajo cuando nacieron sus dos hijos y recién lo retomó cuando ellos “volaron del nido”. Pero no lo hizo como trabajadora social, la carrera que estudió y ejerció durante un tiempo en Johanesburgo, sino como diseñadora de su marca (se llama Sisi The Collection) e influencer. Libre a la hora de vestir, esta sudafricana cuyo lema es “hacé lo que querés y nunca actúes tu edad” es celebrada por su audacia. ¿Sus consejos? “Asumí riesgos, rompé el molde y, lo más importante de todo: no pidas perdón por quién sos”. Más que tips para vestir, son buenas máximas para la vida.
ALQUIMISTA DE CULTO
Modelo, productora de Vogue y Harper’s Bazaar, dueña de una boutique, vendedora de libros y creadora de un imperio de skin-care. Linda Rodin vivió varias vidas en una sola y esto es lo que la hace tan atractiva. Creadora de un aceite facial de culto, el Jasmine & Neroli Face Oil, que hacía en la cocina de su casa y repartía entre sus amigos, Linda fundó la marca de belleza Rodin Olio Lusso en 2008 y, seis años después, se la vendió a Estée Lauder. Bohemia y ultrachic, sigue viviendo en su mini departamento en Chelsea con Winky, su perro caniche, con quien suele posar y nunca sale de su casa sin anteojos de sol y rouge.
ÍCONO POR ACCIDENTE
Cansada de seguir blogs de moda que claramente no le hablaban a ella, ni a otras tantas mujeres que tienen “vidas interesantes pero comunes”, Lyn Slater abrió el suyo propio en 2014, con un nombre pegadizo: Accidental Icon. Lejos de ser un capricho, esta profesora universitaria (sigue dando clases en la carrera de Servicio Social, en la Universidad de Fordham) y abuela investigó el mercado antes de elegir un posicionamiento. Y la rompió. Cuando migró a Instagram –donde cuenta con humor que su status de ícono dejó de ser accidental–, empezó a compartir a diario selfies de sus looks, que pueden definirse como góticos y suburbanos.
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