4 consejos fundamentales para mantener el césped en otoño
Es momento de preparar el césped para prolongar su vida durante el invierno y fortalecerlo para la próxima primavera.
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Con los días más cortos, las temperaturas moderadas y la humedad justa, es tiempo de que el césped comience a guardar la mayor cantidad de reservas posibles.
El césped tiene su pico de crecimiento en el verano y tiene la característica de almacenar reservas en sus tallos primarios y secundarios, estolones y raíces. Estos órganos que guardan las reservas son los que forman el tejido en el césped, y le otorgan resistencia al pisoteo.
A medida que van envejeciendo los tejidos, forman nuevos tallos que se van tramando en altura y sumando hojitas que actuarán como reservorios hacia finales del verano.
Este tramado colmado de reservas, nutrientes y hormonas es el que habrá que cuidar durante la época de bajas temperaturas y heladas, porque va a formar nuevamente el colchón en la primavera y los veranos próximos.
La pausa invernal
Las primeras heladas son las que darán la orden de pausar el crecimiento y entrar en dormancia al césped, que permanecerá inactivo en el invierno.
Durante el invierno no habrá crecimiento ni brotación de hojas, el frío intenso quemará solo el follaje que se tornará de color amarillento-ocre.
La mejor forma de proteger esos reservorios en el césped es con la resiembra otoñal de variedades mesotérmicas -como ryegrass anual o ryegrass perenne-, especies que estarán en su mejor estado durante todos los meses de bajas temperaturas y días cortos. Pero antes será necesario realizar acciones sobre el césped y el suelo, fundamentales para asegurar la eficacia de la resiembra.
- Aireación
Esta práctica tiene múltiples beneficios: descompacta el suelo, incorpora aire y baja considerablemente la incidencia de enfermedades y plagas.
Además, al promover suelos sueltos, nutridos, con oxígeno, materia orgánica y nutrientes, estamos limitando el desarrollo de malezas.
- Corte vertical
El corte vertical es una práctica opcional que se realiza con una máquina de cuchillas paralelas afiladas y asegura que las semillas entren en contacto con el suelo de manera inmediata.
Como plus, esta práctica ayuda a eliminar el thatch, una cubierta de restos vegetales, tallos, hojas, raíces y estolones que la planta va soltando, y se acumula en el suelo y en la parte aérea del césped.
Tiene una acción positiva para la recuperación del césped con mucho tránsito y puede ser negativo en exceso porque no permite la llegada a las raíces del agua, de fertilizantes y del aire.
- Fertilización con fósforo
A los fertilizantes con mayor porcentaje de fósforo se los conoce también como arrancadores o “starters”. Son los que promueven el crecimiento de las raíces y activan los primeros pelos absorbentes seminales (primera raicilla que nace de la semilla).
- Dressing
El dressing consiste en la colocación de una fina y uniforme capa de arena gruesa (arena de río) esparcida al voleo para aumentar la permeabilidad del suelo.
Se elige usar arena porque tiene dos características muy importantes a la hora de trabajar en el césped: viene libre de semillas de malezas (a diferencia de la tierra, que trae naturalmente un banco de malezas); y la segunda virtud es que la arena no se compacta ni se comprime, mantiene siempre su estructura.
Una vez esparcida sobre el césped, y luego de varios riegos y lluvias, sola se va acomodando en las microdepresiones y orificios realizados en la aireación, dándole al suelo una excelente infiltración y permitiendo la circulación del agua.
Mejora sustancialmente la porosidad del perfil y, por ende, el drenaje. Indirectamente, el dressing mejora los niveles del jardín, conjuntamente con la sanidad y establecimiento del césped. Esta práctica puede realizarse dos o tres veces por año.
LA NACION
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