En esta nota vas a aprender la forma de cuidar a las plantas bulbosas, nociones básicas y sus distintas variedades
Son plantas que nos sorprenden, nos regalan su magia. Según la especie, desaparecen durante algunos meses para volver a exhibir todo su esplendor año tras año. Los bulbos aportan color y perfume; en muchos casos, cuando hay poco color, como en el invierno.
Pueden cultivarse en grandes extensiones, en canteros y también en macetas, donde son muy valorados por su impacto visual. Hay que tener en cuenta el suelo y la profundidad de plantación son las claves del éxito.
La forma correcta de preparar el suelo
El suelo debe ser fértil y permeable, y la clave es que tenga muy buen drenaje, ya que el peligro en las bulbosas es que se pudran sus órganos de reserva subterráneos. Sin embargo, hay algunas, como las calas, las zephyrantes, los lirios amarillos y los Iris louisiana, que prefieren la humedad constante.
Lo ideal es un sustrato poroso que contenga turba, piedra partida o canto rodado grueso (nunca leca o escombros de ladrillos porque retienen agua). Otra alternativa es, además de mejorar el suelo, elevar un poco los canteros. Esto puede realizarse haciendo bordes con durmientes, tablones o ladrillos.
La forma correcta de plantar las bulbosas
La regla más común es plantar los bulbos a una profundidad que sea igual a tres veces la altura del bulbo. Es importante recordar que, a mayor profundidad, las temperaturas son más constantes y el suelo estará más fresco. Por lo tanto, es aconsejable plantar al menos a una profundidad de 10 cm.
Si se plantan en forma muy superficial, se resentirá o suprimirá la floración. La distancia de plantación deberá calcularse teniendo en cuenta el porte de la planta adulta, para evitar que se superpongan. Tendrá que ser de al menos 15 cm entre planta y planta en bulbosas pequeñas. Si se plantan en macetas, pueden estar más juntas.
En el hoyo puede usarse como abono harina de hueso, que tiene mucho fósforo, excelente para aumentar la floración. Existen también fertilizantes químicos ideales para bulbos por su composición, que deben ponerse en el hoyo de plantación. La harina de hueso debe mezclarse con la tierra existente para evitar que el bulbo tome contacto con el abono.
También se le puede poner al hoyo un puñado de arena gruesa, excelente para ayudar a un buen drenaje. Existen varias formas de plantar los bulbos. Una de ellas es usar un plantador que extrae un cilindro de tierra donde se colocará el bulbo y después taparlo con el sustrato adecuado. Este método se utiliza para plantar en canteros o debajo de los árboles. Otra forma es hacer un hoyo con pala para cada bulbo o para un grupo.
Antes de plantarlos, pasar los bulbos por un funguicida en polvo para evitar enfermedades fúnguicas.
Cómo multiplicar las bulbosas
Lo ideal es mediante la multiplicación asexual, ya que por semilla la planta tarda bastante tiempo en crecer.
Los métodos que pueden usarse son división (la planta se corta en secciones) o separación (se utilizan secciones perfectamente separables como bulbos).
- División de tubérculos: estos son tallos subterráneos modificados para la reserva. Se multiplican dividiendo los tubérculos hijos o cortando el tubérculo principal. Pueden reproducirse por este método las calas.
- División de rizomas: son tallos alargados que acumulan reservas. Se los divide en secciones que contengan hojas. Pueden dividirse por este método los lirios.
- División de raíces engrosadas: su función es únicamente la acumulación de reservas. Siempre deben tener una parte de tallo donde nacen los tallos adheridos a esas raíces. La época para hacerlo es durante el reposo. Pueden multiplicarse por este método dalias y anémonas.
- Separación de bulbos: los bulbos producirán, en la unión de la base de las hojas con el tallo, dos o más bulbos laterales que irán creciendo después de cada floración.
Esta tarea se realiza en la época de descanso. En el caso de los tulipanes y los iris de bulbo, después de la floración el bulbo se separará en bulbos de diferentes tamaños. Algunos florecerán al año siguiente y los más pequeños, cuando alcancen el tamaño adulto.
En el caso de los gladiolos y las fresias, el bulbo original se agota de la floración y produce varios bulbos nuevos de diferentes tamaños. Al levantar los bulbos para su separación, debe desprenderse la parte muerta.
Cómo cuidar las bulbosas
Las plantas bulbosas no requieren mucho mantenimiento si se les ofrece el ambiente adecuado en cuanto a la exposición solar, el suelo o la humedad.
Suele pasar que no florezcan como esperamos. Esto puede deberse a que están muy apretadas, por lo que será necesario dividirlas.
- Una vez que la planta floreció, se deben eliminar las flores secas.
- Si el suelo se preparó bien, no será necesario alimentarlo durante el primer año, pero a partir del segundo, puede agregarse algún abono orgánico o fertilizante rico en potasio para estimular la floración.
- Pueden sacarse los bulbos para almacenarlos una vez finalizada la estación de crecimiento. Esto se realiza en suelos pesados, arcillosos, en donde corren peligro de pudrirse por estancamiento de agua o por exceso de lluvias.
Cómo guardar los bulbos
Los bulbos de, por ejemplo, narcisos, jacintos y amarillis tienen capas que los protegen. Cuando entran en el período de reposo, pueden levantarse y guardarse en bolsas de red, como esas donde se venden las papas o las cebollas, y almacenarse en lugares secos y frescos. En cambio, los bulbos que no tienen estas capas de protección deben plantarse rápidamente para que no se sequen, como los lilium. Antes de guardar los bulbos, pueden desinfectarse con azufre para evitar el ataque de hongos.
El uso de las bulbosas en el jardín
Los bulbos pueden plantarse debajo de los árboles, en especial de los caducos, ya que en invierno, cuando están por florecer, reciben los rayos de sol, y en el verano permanecen frescos bajo la tierra.
Esto suele verse en el caso de los junquillos o narcisos que aparecen debajo de árboles a fines del invierno. Luego de unos años de establecerse en un lugar, van colonizando y se naturalizan conformando grandes áreas de bulbosas.
También se plantan en canteros formando grandes macizos en los que mostrarán su color. Pueden ser de la misma especie o estar combinados. Además, es posible plantarlos en borduras, con herbáceas perennes que tengan los mismos requerimientos de suelo y riego.
En patios, balcones o terrazas, son un punto de gran interés. Puede plantarse una única especie por maceta si se quiere lograr mayor impacto y uniformidad. También, agrupar distintos tamaños de macetas con diferentes bulbos, para crear contrastes de formas y colores.
Siempre hay que tener en cuenta que son especies de impacto estacional. En uno o dos meses, la planta no tendrá mayor interés, su follaje se pondrá amarillo y quedará sólo el órgano de reserva bajo la tierra hasta que empiece a brotar nuevamente el follaje unos meses antes de producirse la floración.
Hay numerosas especies, como las dalias o las achiras, que son muy habituales en nuestros jardines. Pero hay muchas bulbosas poco conocidas con encantos similares que vale la pena descubrir: ismene, eucomis, liatris, dierama.