Su altura y belleza imponente la convierten en una de las plantas más lindas para cultivar en el jardín. Además, puede usarse como flor de corte o para cosechar sus semillas y usarlas en las comidas.
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Existen distan variedades de girasol (Helianthus annus) están los que solemos ver en el campo, llamados aceiteros y los ornamentales de jardín que son súper fáciles de cultivar.

La época para sembrarlo es en primavera, cuando ya no existe el riesgo de heladas y se hace de forma directa, eso significa que se debe colocar la semilla en el suelo donde la planta va a crecer hasta la cosecha.
También podés sembrarlo en maceta y luego trasplantar al lugar definitivo para adelantar la floración.
En la huerta es aconsejable colocarlo junto al cerco o asociando su crecimiento con las lechugas, a las cuales protegerán del sol en el verano.
Lo mejor del girasol para jardín es que prospera en un amplio rango de suelos y tolera la sequía. Por lo tanto no tiene gran requerimiento de agua y eso lo hace una opción interesante en jardines y huertas sin riego o lugares con restricción en el uso de agua.
La etapa de floración dura de 20 a 35 días, dependiendo de la variedad y las flores cortadas duran unos 7 días en florero.
¿Sabias que lo que conoce como “semilla de girasol” es en realidad un fruto? Para su consumo debe abrirse el epicarpio duro y retirarse la semilla.

3 tips para cultivarlos
Sembrar girasoles es gratificante porque germinan muy rápido y las variedades de jardín florecen a los 40 días aproximadamente
- Se siembran en primavera, cuando ya no existe el riesgo de heladas.
- Una cobertura de paja y el riego regular promoverán el desarrollo de grandes girasoles.
- Necesitan pleno sol y suelo fértil para una buena floración.
En la cocina

De los girasoles se pueden cosechar los botones florales y cocinarlos al vapor como alcauciles; los pétalos pueden consumirse en ensaladas o si se dejan completar el ciclo, cuando el disco central está seco, se extraen las “semillas.”
Aportan vitamina E, K, y B1 y minerales como fósforo, magnesio, selenio y hierro. La alta proporción de omega 6 sobre omega 3 las vuelve menos cardiosaludables que otras semillas.
Las semillas se pueden tostar, salar, freír, cubrir con chocolate o garrapiñar. Aunque lo más usual es tostarlas y salarlas, para convertirlas en las populares “pipas.”
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