Nuevas tendencias para sumar estilo al lugar que se postula como uno de los de mayor disfrute del jardín.
Los diferentes estilos de piletas inspiran nuevas formas de diseñarlas e incorporarlas al jardín con naturalidad. Existen además, diversas formas de mantenimiento, con menor impacto ambiental, menor trabajo diario y mayor beneficio para los usuarios.

Ojo de agua
Las dimensiones del terreno y los retiros que debían respetarse acotaban el tamaño de la pileta. Por lo tanto, surgió la idea de hacer un ojo de agua, que además dialoga con el volúmen cilíndrico de la arquitectura.
La premisa fue crear una pileta-estanque para que se mimetice con el jardín, para relacionarla de forma natural con el entorno. No se realizó conexión peatonal para reforzar la idea de un estanque circular. Se revistió con hormigón de obra, con su tono gris oscuro para reflejar el cielo, actuar como un verdadero espejo y, a la vez, unirse a las aguas de la laguna cercana. (Arq. Ximena Fontán Balestra, arq. Rafael Cash, paisajismo Alejandra de Dominicis)

A primera vista
Esta pileta se “encajó” en la ele que forma la arquitectura: entre el volumen del sector social de la casa y el volumen del ala de dormitorios.
De esta manera, se logra generar un espacio íntimo y reparado de los vientos. El desborde perimetral aporta liviandad a la estructura. La piedra que lo recubre es de granito gris de origen oriental, que se emparenta con el gris del techo a dos aguas. (Arq. Rodolfo Recondo, paisajismo Cuqui Fernández).

Borde infinito
La concepción de la casa surge de tres tiras en abanico. Una de las tiras es la parte social que incluye la parrilla, donde se proyectó la pileta de borde infinito.
Este espejo de agua consolida un vínculo virtual de aguas, con la pileta cubierta del interior y el lago. Los canteros perimetrales con Dietes grandiflora y Hemerocallis sp. conducen la circulación y los accesos a ella. Los dos ceibos plantados sobre el lateral derecho del terreno realzan las visuales hacia el punto de mayor profundidad visual de la laguna. (Arq. Ricardo Pereyra Iraola, paisajismo Luz Fernández Llorente).

Centro de la escena
La pequeña pileta, de 2 metros de ancho por 3 de largo, sirve como remate del eje de acceso a la casa desde la calle. El espejo sobre la medianera del fondo lleva el eje al infinito.
Se crearon dos planos verdes entre la enamorada del muro, bien contra las medianeras y los planos verticales de los jazmines de leche, que aportan dinamismo al lugar, además del plus del perfume de sus flores durante el verano.
Los dos planos rectangulares de jazmines paralelos a la pileta la contienen y sirven de respaldo visual para los topiarios de buxus que flotan y se despegan del follaje oscuro. (Arq. Pablo Sánchez Elía, paisajismo Eugenia Anaya).

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