Del comedor diario pasaron a ser infaltables en los campamentos, las tazas, platos, vasos y compoteras de vidrio irrompible marcaron con Durax un paradigma de estilo en los años 70 y 80.
Irrompible, combinable y accesible, se instaló con tal fuerza en las casas de los argentinos durante los años 70 que aún hoy puede encontrarse en más de una alacena, habiendo sobrevivido a caídas varias y, también, al recambio generacional.
Esta taza de vidrio ámbar era arrojada al piso de los bazares en las publicidades televisivas para demostrar su carácter indestructible y confirmar, entonces, que “Durax toda la vida”. También se dejaban caer, sin consecuencias, los juegos de platos y vasos fabricados por la empresa argentina Durax. Después de haber sido furor en las décadas del 70 y del 80, pasó de las mesas de comedor diario a unos cuantos campamentos escolares organizados entre los 90 y el cambio de siglo. Y, como todo vuelve, empieza a asomar, otra vez, en algunas casas de decoración y cafés porteños.
Creada en 1972, Durax reproducía el templado de la marca francesa Duralex, que, a diferencia del vidrio común, su proceso de fabricación a altas temperaturas y posterior enfriado, hacía de Durax una vajilla inquebrantable. Si tenías la mala suerte de que se rompiera, al menos lo haría en pequeños fragmentos sin riesgo de cortes. Su material grueso, liso y resistente, dejó en el pasado a las tazas de loza o porcelana que delicadas, pero frágiles, quedaron relegadas para ocasiones especiales.
Estar a la moda, era tener Durax. Y ni hablar cuando su intrínseco tono ámbar se amplió a una gama de colores jade y transparente que diversificaron las opciones de un producto estrella en regalerías y bazares. Dada su rápida aceptación y éxito en ventas, la empresa coronó con sus diseños labrados, en un set que transmitía practicidad y elegancia.
Además de combinar con cualquier mantel, individual o servilleta, los productos Durax eran particularmente económicos. Por lo que las cuentas eran claras, todavía más cuando había niños en la casa. Aquí uno de los guiones publicitarios con los que Durax buscaba captar el interés de las madres resignadas: “Señora, usted tiene muy buen gusto, pero tiene chicos. Y el nene rompe hoy, rompe mañana, rompe pasado…Y usted, pierde la plata y la paciencia. Con Durax, tiene vajilla para hoy, para mañana, para pasado y para toda la vida”.
Célebres y ocurrentes, sus icónicas publicidades fueron protagonizadas por Jorge Martínez, Beatriz Salomón y Nora Cárpena. Tras la venta de la vajilla, Martínez, que actuaba del vendedor trajeado experto en la marca, volteaba hacia la cámara y con vigor afirmaba: “Soy un león vendiendo Durax”.
Pese a sus años de esplendor, la empresa se declaró en quiebra hacia 1999 y lo que parecía ser el fin de un emblema de la industria nacional, dio lugar a una cooperativa de trabajo que resurgió de entre las cenizas. Hacia 2002, el sentido de pertenencia, el amor por su labor y un proyecto en común, llevaron a 200 de sus obreros a apostar por la recuperación de la fábrica. Desde entonces, Durax es Cooperativa Cristal Avellaneda.
Con más de 100 años de trayectoria, la empresa se reinventa y se dispone a volver a colonizar los hogares argentinos con la calidad como bandera. Decía Jorge Martínez en una de las tantas publicidades: “Señora, rompa con los tabúes; hay dos épocas, y esta es más práctica, más dinámica... más libre. Usted ¿en qué época encaja?”. Con el pegadizo juego de palabras, la mujer refinada respondía: “En la de Durax, toda la vida”.
Informe: Lucila Cáceres