La versión local de los bloques encastrables fue un éxito total que duró tan solo una década, pero desde 2017 los hijos del emprendedor original los volvieron a instalar en el mercado argentino
Cuando recién llegaron a la Argentina, a principios de la década del ´70, recibir una caja de Rasti era la posibilidad de construir un mundo propio: había ladrillos, tejas, puertas, ventanas y bloques de distintos tamaños para levantar casas, puentes, torres, hacer robots y cualquier cosa que surgiera de la imaginación. También venían ejes y ruedas, para armar autos o trenes con el mayor realismo y detalle.
Chicos y chicas podían pasar horas encastrando bloques que, al acoplarse, hacían “clic” y no se desarmaban. Los Rasti nacieron en Alemania y, en la Argentina, se fabricaron en la planta de Knittax de Villa Martelli, hasta que cerró en 1980.
Antonio Dimare, que en esa época ya tenía una próspera fábrica de juguetes -y que en su momento, no había podido adquirir la licencia-, encontró las matrices abandonadas en una planta de la textil Hering, en Brasil, gracias a un inmigrante italiano como él.
En 2007, junto a sus cinco hijos, recuperaron los Rasti, que –incluso en tiempo de internet– volvieron a ser un éxito. Daniel Dimare está al frente de la firma. actualmente.
El juego libre es la ley primera de la Pyme familiar que anualmente fabrica ciento cuarenta y cinco millones de ladrillos en todas sus formas, tamaños y colores. A una temperatura mayor de 200 grados centígrados, la combinación de plástico y colorante da lugar a un universo infantil diseñado para explotar la creatividad. Es que además de desarrollar la autoconfianza y la motricidad fina, no existen limitaciones cuando se trata de Rasti.
Pocos juguetes tienen la magia de estar en el recuerdo de varias generaciones, que sin duda alguna soñaron en convertirse en ingenieros, arquitectos o desarrolladores. El tiempo y el espacio no es el mismo, tampoco las tecnologías ni el entretenimiento, pero al momento de sentarse a construir un mundo Rasti, la concentración y la emoción al terminarlo, siguen latentes. No es casualidad, entonces, que la marca haya sido elegida por Mattel para su comercialización internacional entre 2010 y 2014.
Si bien la esencia continúa intacta, la diversificación de productos más allá de las matrices originales amplió la oferta de la empresa. Conscientes de las fluctuaciones en el mercado y de los intereses de los más pequeños, Rasti hoy cuenta con más de ocho opciones de marca según edad y preferencias. Blocky, Crico, Bimbi, Armatron, Blokoco y Flokys, se han acoplado a Rasti desde su renacimiento con características intrínsecas que las diferencian en diseño y propuesta.
Rasti superó las expectativas cuando en 2019 lanzó un programa educativo que combina diversión con conocimiento en torno a la programación y la robótica. Lo que ya era un motor de habilidades resolutivas e imaginativas, se reinventó de cara al futuro profesional. Y es que la constancia e innovación es lo que identifica a esta nueva versión de Rasti, que en homenaje al seleccionado argentino, lanzó una Copa del Mundo de 5000 piezas plásticas días después del triunfo.
Dentro de su planta de producción en Lomas del Mirador, Zona Oeste de la Provincia de Buenos Aires, las reglas son claras: “Deja volar tu imaginación”. Y ya sabés, “Si hace click, es Rasti”.
Informe: Lucila Cáceres
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