Allí donde hubo rebelión obrera en 1919, abrió un hotel ultra sofisticado en 2011. Quién está detrás de esta iniciativa.
La solidez secular del conjunto edilicio del frigorífico Bories es un desafío a la hostilidad climática del sur patagónico. Sobrevivió, desde 1913, junto a las aguas del canal Señoret, allí donde concluye el fiordo Última Esperanza. Fue construido por la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego y en 1915 iniciaba una actividad focalizada en el ganado lanar, hasta convertirse en la planta procesadora de ovejas más grande que tuvo la Patagonia chilena.
El 23 de enero de 1919, cuando los obreros comenzaron a reclamar por las 8 horas de trabajo, la reincorporación de varios obreros despedidos y el abaratamiento de los artículos de primera necesidad que la Sociedad Explotadora vendía a precios muy elevados, el administrador de la planta, un inglés conocido como “Mister Kidd”, mató de un balazo al delegado obrero Carlos Vivero. Fue el comienzo de una huelga y rebelión que es antecedente directa de las sucedidas en 1921 en Santa Cruz.
Su derrotero fue similar al de otros frigoríficos regionales, y finalmente dejó de funcionar en 1973, después de que la mencionada sociedad quedara disuelta. En septiembre de 1996 el complejo fue declarado Monumento Nacional, reconocimiento histórico que abarca cuatro pabellones –herrería, taller de reparaciones de locomotoras y oficina general; sala de calderas y planta de fuerza; curtiembre; grasería– y el muelle de madera.
A fines del siglo XX, Felipe Sahli inició la tarea de recuperar el edificio. Sus ancestros, Paul y Bertha Sahli, llegaron de Suiza Chile en 1913. El hijo mayor, Fernando, arrendó el Hotel Crillón, e invitó a ser parte del negocio a sus hermanos, Pablo y Raúl. Abierto en 1931, este elegante hotel, fue un importante centro social y el principal hotel de lujo de Santiago. En 1978 cerró sus puertas, pero dos de los hijos de Fernando, siguieron en hotelería. Felipe, quien estudió en Lausanne, Suiza, participó en la formación de Holiday Inn en Chile y Buenos Aires, y concibió luego la marca de lujo The Singular, que abrió el hotel de Natales en 2011, y The Singular Santiago en 2014.
La transformación
Un funicular, ubicado del otro lado del galpón donde se oreaba la carne, transporta a los huéspedes hasta el lobby. El check in sucede dentro de un cubo transparente (el vidrio resguarda los muros de ladrillo y tuberías metálicas de más de 100 años). Recién después de atravesar la zona de viejas calderas, compresores y maquinarias diversas traídas de Inglaterra, se accede al ala nueva, donde las 57 habitaciones (de 45 a 72 m2) se reparten en tres plantas; el estilo industrial se continúa en sus paredes enchapadas con un símil acero inoxidable y el techo de cemento alisado. Todas las habitaciones dan al canal, apacible imagen que capturan los paneles de vidrios de seis metros de ancho.
Nada parece convencional en The Singular. Se puede dormir en lo que fue una cámara frigorífica; el amplio ámbito de la curtiembre es el restaurante con vistas escénicas a las aguas plácidas del seno Última Esperanza y al horizonte de crestas montañosas.
La transformación, liderada por el arquitecto Pedro Kovacic, duró diez años. Fue, como suele decirse, “un trabajo de hormiga”. No sólo hubo que reformar galpones descuajaringados para que sean ámbitos de confort; la gracia estaba en no perder la impronta original de las instalaciones, potenciar su carácter histórico e inducir a los huéspedes a vivirlos como parte medular de una cultura extinta. El pasado convertido en una velada trama del presente.
Las ruinas también depararon la gratificación del reciclaje. Y lo que no se pudo reutilizar ganó condición de objeto de arte para ser expuesto como tal, espejo de esa Patagonia de principios del siglo XX que significó prosperidad a gran escala.
Del viejo muelle salían los barcos cargados de carne con destino a Europa. Hoy, ese mismo muelle es el punto de partida de las navegaciones que el hotel propone a sus huéspedes. Cada temporada se renueva el abanico de programas outdoors, que puede contemplar paseos en kayak, cabalgatas, una expedición al PN Torres del Paine, e incluso la práctica del fly fishing. Para el relax indoor está el spa, remanso subterráneo que se define casi al nivel del agua salobre del canal, con piscina in-out, sauna y tratamientos basados en extractos de plantas y frutas orgánicas.
Este año se cumple una década de la apertura de The Singular. Protocolos de salud mediante, la temporada 2021-2022 acaba de arrancar.
The Singular Patagonia 5, 5 Norte S/N, Natales, Región de Magallanes. Km 5,5 Norte s/n. Natales. T: (+ 56-61) 272-2030 / (+56-2) 2306-8810. patagoniareservas@thesingular.com www.thesingular.com/patagonia u$s 1.730 con pensión completa, expediciones, spa y transfer in-out aeropuerto-hotel-aeropuerto, la doble.
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