Al aire libre. El regreso (con gloria) de los festivales gourmet

El aire libre, los infinitos stands, las guirnaldas de colores, la gente comiendo y charlando por doquier, los cocineros dando clases, la música en vivo, los vinos y las cervezas, los fuegos encendidos y el aroma… más que nada ese aroma a comida recién hecha, a platos que recorren el mundo con impronta callejera, desde shawarmas a baos, de pescaditos fritos a carnes a las brasas, de ceviches a bibimbap y más. Durante los últimos 15 años, los festivales gastronómicos inundaron los predios de la ciudad, recibiendo a cientos de miles de comensales y convirtiéndose de un día al otro en uno de los fenómenos más exitosos y convocantes de la escena nacional. Una historia feliz que duró exactamente hasta marzo de 2020. En ese fatídico mes, apenas unos días antes de su supuesta fecha de inicio, el grupo de cocineros y empresarios agrupados bajo A.C.E.L.G.A. debió cancelar la feria Masticar –una de la más grandes de América–, en un duro presagio de lo que vendría a partir de entonces: 18 largos meses de pandemia donde los festivales brillaron por ausencia. Por suerte, más que un final se trató de una larga pausa. En estos días, con la primavera bien instalada, se comienzan a ver los primeros brotes verdes: ferias y festivales dedicados a la cocina que recuperan su lugar en la calle.

“No se trata de que la gente quiera volver a ir, sino que realmente necesita volver a ir. Lo ves cuando caminás por los barrios, cuando vas a Palermo o venís al Bajo de San Isidro: los restaurantes, las veredas, los bares están llenos. Y un festival como el nuestro, que es 100% al libre y en contacto con la naturaleza, es algo ideal para este momento”, dice Ignacio Echeveste, director de Bocas Abiertas, ya un clásico encuentro sanisidrense que apuesta a la identidad barrial a través de los cocineros y artistas convocados. Para su novena edición, del 28 al 31 de octubre, lograron duplicar la superficie del predio, sumando mesas para sentarse, con aforos limitados y la posibilidad de precomprar la entrada con turno establecido. Ubicado a 50 metros de la costa ribereña, habrá escenarios con música (el jueves abre con el Bahiano), concurso de alfajores y de chimichurri, clases de cocina, actividades para chicos y taller de huertas. Se podrán elegir platos de más de 25 puestos con ejemplos como el pincho de cordero asiático con chile fermentado, miso, banana, maní, menta y cilantro de Bestia; los arancini de hongos de pino de Vecina o el Dim sum de langostinos y pesca blanca de Captain Cook.

Uno de los puntos que promete ser muy convocante es el food truck de Sueño Verde, que no sólo estará en conjunto con los chicos de Aloja Kombucha, sino que además todos los días, de 19 a 22, sumará diversos popups de lujo con cocineros y bartenders como Pedro Bargero, Lucio Zibecchi, Martín Sclippa, Ale Caia y Pío Yoon.

“Es el primer evento que se hará después de todo este tiempo en el Centro Municipal de Exposiciones de San Isidro. Y eso se nota: el pasto está más verde que nunca”, asegura Ignacio.

Después de una larga sequía, en el último mes la rueda comenzó a girar. El domingo 19 de septiembre volvió el clásico Festival de Colectividades a la Av. de Mayo. En la primera semana de octubre Río Negro celebró Bariloche a la Carta, que reunió a más de 70 restaurantes de la ciudad y a productores de toda la provincia. En Buenos Aires, un grupo de cocineros y restaurantes armaron Hansang, la Asociación de Gastronómicos Coreanos en la Argentina, y lo dieron a conocer con un festival callejero.

Este mismo fin de semana –23 y 24 de octubre, de 12 a 24– se está realizando Carne! en el Hipódromo de Palermo, un festival dedicado a la pasión carnívora de los argentinos. “Estamos reinagurando el hipódromo, donde en marzo de 2020 habíamos hecho nuestra Burger Fest”, explica Juan Aznarez, pionero en la idea de generar festivales gastronómicos, cuando en 2012 convenció a la Ciudad de apoyarlo con Buenos Aires Market. Con el fuego como protagonista, habrá asadores criollos, kamados y parrillas tradicionales. Entre los platos recomendados están la bondiola ahumada con chutney, rúcula y queso azul de Uría; la provoleta curada de Food Truck y las ribs de carne vacuna de No es Soberbia, entre otros.