Lo acribillaron en el cementerio cuando fue a sepultar a su hermano que mataron el sábado
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ROSARIO. Marcelo Procopp esperaba en la puerta del cementerio San Lorenzo, en Villa Gobernador Gálvez, que llegara el cortejo fúnebre de su hermano Javier, que había sido asesinado el sábado, a manos de dos sicarios en moto que le acertaron seis tiros en la puerta de su casa.
Cerca de las 10.30 aparecieron cuatro hombres en dos motos de alta cilindrada que empezaron a dar vueltas por el predio, como si buscaran identificar a alguien. Hasta que marcaron a Marcelo Procopp, hermano de la víctima, y bajaron de sus motos, armados. Fueron directamente hasta donde estaba Marcelo. Los familiares y amigos de Procopp comenzaron a correr para tratar de protegerse, mientras los sicarios disparaban contra Procopp, que murió en el acto, tras recibir 12 balazos.
Los sicarios subieron a sus motos y desaparecieron. Los amigos y parientes de los Procopp estaban desesperados. Cuando la ambulancia llegó, Marcelo ya había muerto. “Fueron a buscarlo directamente a él”, confirmó el fiscal de Homicidios Gastón Ávila tras hablar con los testigos; consideró que “hay un encono con esta familia, que está muy atemorizada”. En 72 horas mataron a dos hermanos.
En lo que va de este año se produjeron 31 crímenes en Rosario, con un incremento de hechos de violencia durante las últimas dos semanas. Hace 12 días se cometieron cinco crímenes en menos de 24 horas.
Las primeras hipótesis apuntan a que estos dos crímenes podrían estar relacionados a una vieja venganza de la banda de Los Monos.
Los hermanos Procopp eran muy cercanos a la familia Bassi, histórica enemiga de la organización narcocriminal que se originó en el barrio Las Flores, en el sur de Rosario. Esa línea en la investigación apareció cuando los detectives empezaron a indagar en el perfil de Marcelo Procopp. Sus antecedentes penales expusieron la extensa amistad con los enemigos más odiados por el clan Cantero.
Este hombre, oriundo de Villa Gobernador Gálvez, fue detenido en abril de 2016 –según consignó el diario El Ciudadano- junto a Marcelo Bassi, uno de los hermanos de Luis, alias Pollo, líder de ese clan narco.
Los Monos golpearon duro a la familia Bassi. Entre diciembre de 2013 y octubre de 2014 fueron asesinados en el mismo escenario, la remisería Cinco Estrellas de Villa Gobernador Gálvez, dos hermanos del Pollo Bassi, Maximiliano y Leonardo, y su padre, Luis.
El clan Los Monos acusó a esa banda de ser la responsable del crimen de su líder, Claudio Cantero, alias Pájaro, que fue ultimado el 26 de mayo de 2013, en la puerta del boliche Infinity Night de Villa Gobernador Gálvez. La justicia absolvió a Pollo Bassi por el asesinato de Cantero en marzo de 2017, aunque sigue preso por otro homicidio. La decisión de los tribunales no cambió el convencimiento de Los Monos sobre la responsabilidad del clan Bassi en el homicidio del Pájaro Cantero.
Un mes después del crimen de su hermano, Ariel Cantero, alias Guille, se entregó y advirtió: “(A los Bassi) Les vamos a entregar los cuerpos sin cabeza. Y no va a quedar ni un pollo en el gallinero”. En un año ejecutaron a dos hermanos y el padre de Bassi. Pero después de ocho años la historia de venganza parece continuar.
El domingo pasado, Marcelo Procopp habló con periodistas sobre el crimen de su hermano. “Yo salí a hacer un mandado y mi mamá me llamó para que volviera. Cuando regresé mi hermano estaba muerto”, contó a un móvil de Canal 3. El día anterior, cerca de las 20, dos sicarios en moto vieron a Javier Procopp en la puerta de su casa, en Edison al 800. Y abrieron fuego. Procopp recibió heridas de bala en la cabeza y en el tórax, y murió a los pocos minutos.
Javier, de 36 años, fue empleado metalúrgico y después de un accidente laboral dejó de trabajar. Sus familiares dijeron que tenía un certificado de discapacidad y actualmente estaba desempleado. Vivía con sus padres en la casa de Edison al 800.
Durante la pandemia, contaron los parientes, Javier se dedicó al cuidado de su padre y de su madre. “Con todo este tema del coronavirus no salía mucho. No venía gente a casa, cuidaba mucho a mis viejos”, relató Marcelo dos días antes de ser, él también, asesinado.
Dijo que él creía que su hermano “no andaba en nada raro”. “Yo estuve dos semanas de viaje. No sé qué pudo haber pasado”, señaló Marcelo Procopp, que esta mañana fue acribillado en la puerta del cementerio de Villa Gobernador Gálvez, cuando se aprestaba a despedir los restos de su hermano, otra víctima de la violencia que desangra a la zona del Gran Rosario.