Secuestro y homicidio: prisión perpetua para los asesinos de una adolescente de 15 años
Xiomara Naomi Méndez había sido capturada en noviembre de 2018 cuando salía de la escuela, en Flores; la víctima fue hallada asfixiada en el auto en el que la tenían cautiva; su familia había pagado el rescate exigido por los delincuentes
Xiomara Naomi Méndez tenía 15 años. En noviembre de 2018 fue secuestrada. A pesar de que su familia pagó el rescate exigido por los delincuentes, la adolescente fue asesinada. Su cuerpo fue hallado en el auto donde la tuvieron cautiva después de capturarla cuando salía de la escuela, en el barrio de Flores. Murió asfixiada. Hoy, la Justicia condenó a prisión perpetua a los acusados que llegaron a juicio.
Así lo informaron fuentes judiciales. El Tribunal Oral Federal (TOF) porteño N°6 condenó a Luis Alberto Fernández y Bruno Martín Cortez.
En su alegato, en noviembre pasado, la fiscal del juicio, Gabriela Baigún, había solicitado la pena máxima.
Los jueces Sabrina Namer, Rodrigo Giménez Uriburu y Néstor Guillermo Costabel encontraron culpable a Fernández del delito de secuestro extorsivo, agravado por causar intencionalmente la muerte de la víctima, por ser la víctima una joven menor de edad, por la existencia de un vínculo de respeto y por haber obtenido el pago del rescate.
A él, la víctima llamaba tío. A Cortez, la consideraron responsable del delito de secuestro extorsivo, agravado por causar intencionalmente la muerte de la víctima, por ser la víctima una joven menor de edad y por haber obtenido el pago del rescate
El caso
En su alegato, Baigún dio por acreditado que durante los primeros días de octubre del 2018, los imputados Fernández y Cortez y otro hombre aún no individualizado en la causa “comenzaron a idear y planear el secuestro extorsivo” de la adolescente de 15 años, hija de inmigrantes peruanos.
El plan comenzó a ejecutarse a las 17 del 20 de noviembre de ese año, cuando la víctima fue secuestrada cuando salió del Liceo 5 “Pascual Guaglianone”, situado en Carabobo 297.
La adolescente fue interceptada por Fernández —conocido de la familia—, que le gritó “Naomi”, por lo que la chica le dijo a una amiga “me vinieron a buscar” y se subió a un Fiat Duna rojo.
“Conocía a Xiomara desde hace muchos años. Desde que ella tenía un año. No era la primera vez que él la buscaba del colegio. Ella y sus hermanos siempre lo llamaron tío”, remarcó la fiscal en su alegato.
Media hora más tarde, la madre de la adolescente recibió desde el WhatsApp del celular de su propia hija el primer mensaje de audio extorsivo: “Patri, tengo a tu hija Naomi. Llamame rápido, urgente”.
En el siguiente mensaje, cuyas transcripciones constan en el expediente, se escuchan los llantos de la menor de edad y al secuestrador pidiéndole a la chica que le dijera a su madre dónde estaba y qué le había pasado.
La fiscal relató ante los jueces que en el inicio las exigencias de los captores consistían en la entrega de “50.000 pesos y 30 kilos de droga”, aunque después fueron bajando las pretensiones.
“Me das 50.000 pesos y dos kilos y te la largo ya, si no, no la ves más”, fue uno de los pedidos de rescate que quedó registrado en las escuchas y en el que el captor no solo exigía dinero, sino también cocaína.
“Llego a 30.000 pesos, no llego a más, por favor. ¿De dónde te voy a conseguir eso?”, le respondió la madre de Naomi en referencia a la exigencia de la droga, a lo que el secuestrador contestó: “Conseguime los dos kilos, vos sabés dónde conseguir, no te hagas la tonta”, según las transcripciones de la causa.
La mujer realizó la denuncia en la Comisaría Comunal 9 de la Policía de la Ciudad y de inmediato el caso comenzó fue derivado como un secuestro en curso a la fiscal federal María Alejandra Mángano y a la División Operativa Central del Departamento Investigación de Secuestros Extorsivos de la Policía Federal (PFA), que intervino las líneas telefónicas y realizó los seguimientos.
Pasada la medianoche, tras seguir las indicaciones de los captores, la madre de la adolescente acompañada por uno de sus hijos, pagó un rescate de 30.000 pesos que dejó detrás de la rueda de un auto estacionado frente a una gomería en el cruce de las avenidas Chiclana y Boedo.
“Yo cuento la plata y la suelto”, le dijo uno de los delincuentes, pero la promesa no se cumplió, ya que a esa hora, por lo que luego determinó la autopsia, Naomi ya estaba muerta.
Los secuestradores que se movilizaban en el Fiat Duna rojo pararon a unas cuadras de donde cobraron el rescate para hablar con los ocupantes de un auto blanco. Se sospecha que esos hombres, aún no identificados por la Justicia, también habrían tenido algún grado de vinculación con el hecho y que incluso habrían recibido la mitad del rescate.
Todo terminó unas horas más tarde, con Fernández y Cortez detenidos tras una persecución por el Acceso Oeste que terminó con los imputados chocando en la bajada del peaje de Ituzaingó.
Adentro del auto, la policía encontró muerta en el piso de la parte trasera a la adolescente, que estaba tapada con una frazada, con la cabeza cubierta por un buzo, amordazada y con cinta de embalar alrededor del cuello, donde a su vez tenía una varilla de madera sujeta a modo de torniquete y una soga atada al cinturón de seguridad.
En el juicio, el médico forense que hizo la autopsia confirmó que la víctima murió producto de una “asfixia mecánica por compresión cervical” con un doble mecanismo de “estrangulamiento a lazo” con una soga y “compresión manual” y que el deceso se produjo entre las 22 y la 1 de la madrugada.
En el auto secuestraron 15.200 pesos —la mitad del rescate—, una pistola calibre 9 milímetros, una cuchilla de 15 centímetros, precintos plásticos y un bidón de cinco de litros de nafta y fósforos, lo que hace presumir que la intención de los secuestradores era incinerar el cadáver.
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