MAR DEL PLATA.– "Se viene el último tema", dijo. Y cuando terminó de sonar "Piano Bar", desapareció y se llevó a sus músicos. Pero nadie le creyó, por más que ya habían pasado otros 26 temas y con intervalo de por medio, como si fuera una gala lírica. Claro que había más, mucho más, sobre todo cuando sobre el escenario está Charly García y, frente a él, una multitud que lo vivó de principio a fin.
Bajo el rayo del sol, repartidos entre la arena de la playa y los médanos, algunos asomados como podían entre los tamariscos, miles y miles de personas disfrutaron de un show de dos horas y media, casi tres, que comenzó de tarde y a poco estuvo de finalizar con las primeras sombras de la noche.
En el parador Arena Beach y como anticipo de lo que será su presentación de abril en el Quilmes Rock 2012, este show con acceso libre y gratuito se agregó en los últimos días y cerró la grilla de recitales al aire libre que sólo en las playas del Sur reunieron a más de 200.000 personas.
Paseo musical
El de ayer fue un fantástico paseo por la prolífera producción musical de uno de los mayores ídolos del rock argentino. Ahora como Charly García & The Prostitution, con una banda que no se priva de nada: once músicos, trío de violines y hasta un bandoneón, a cargo Fernando Samalea. El genial músico abrió el recital con "Instituciones" y, en otras 30 escalas, recorrió casi 40 años de su trayectoria personal, con temas de Sui Géneris, Serú Girán y sus momentos de solista, lo que resultó una bendición para muchos entrados en años que se mezclaron con los más jóvenes para vivir un espectáculo inolvidable.
Sólo esquivó, entre sus clásicos, temas de su álbum La máquina de hacer pájaros. Pero agregó dos bises y un par de bonus finales: "Hablando a tu corazón" y después del enésimo coro de "Charly no se va", como exquisito broche, cerró con el himno "Canción para mi muerte".
Una elección nada casual: recordó que la escribió y la estrenó acá, en el teatro Diagonal. "Hace unos meses", bromeó. Un Charly auténtico, inmaculado, ante una multitud que lo aplaudió de principio a fin y terminó rendida a sus pies.
