Coronavirus: playas sin turistas y escolta policial para los que vienen del exterior
MAR DEL PLATA.- "Eh, vos… Si vos, ¿qué hacés en la calle"?, grita el hombre desde un primer piso a una mujer que, en absoluta soledad y con ropa de entrenamiento, pedalea en su bicicleta por un circuito costanero desolado. "¡Sacale a esa también!", casi ordena al fotógrafo de LA NACION cuando ve que, además, unos metros atrás y por la vereda viene otra joven, al trote. Todo el paisaje de Playa Chica era de ellas.
Salvo estas excepciones, a las que se sumaron algunos que paseaban a sus perros, la postal turística marplatense a mediodía parecía de primera hora de la mañana. Pleno sol, sin gente y con muy pocos vehículos en circulación durante este primer día de cuarentena obligatoria.
"Tengamos en cuenta que la situación que estamos viviendo no es joda", insistió el intendente local, Guillermo Montenegro, al evaluar el inicio de estas medidas de alcance nacional. "Debemos quedarnos en nuestras casas", reclamó a la población.
Los accesos a esta y otras localidades de la costa ingresaron desde anoche en modo de arribos por goteo luego de dos jornadas de intensa llegada de turistas, que generó malestar entre autoridades y vecinos. El anuncio que hizo anoche el presidente de la Nación, con restricciones claras para moverse en vía pública, calmó por fin las rutas.
Escolta para quienes llegan desde el exterior
A medianoche se dispuso el primer retén en Ruta 2, en el acceso a Mar del Plata, con controles para evitar el arribo de visitantes. "Se trabajó para detectar a quienes no eran de Mar del Plata y se les indicó de buena manera que volvieran para cumplir el aislamiento", explicó el secretario de Seguridad local, Darío Oroquieta.
Así, por ejemplo, se detectó cuatro personas que habían estado en Brasil y que, sin cumplir la debida cuarentena y como ya no se vendían pasajes para volver, alquilaron un ómnibus para regresar a Mar del Plata. Todos ellos, más el chofer, fueron escoltados hasta sus domicilios para su correspondiente aislamiento.
Tanto en Pinamar como en Villa Gesell también se mantiene la habilitación de un único acceso al distrito, siempre con presencia policial y de inspectores municipales. En estos días llegaron a tener hileras de autos por más de 500 metros. Ayer el movimiento era mínimo, en su mayoría trabajadores autorizados por la excepciones previstas en el reciente decreto presidencial.
El resultado de estos controles fue una ciudad que amaneció más que tranquila. La arena lisa, sin huellas, delataba esa ausencia de visitas. Solo guardavidas quedaron habilitados para permanecer en los balnearios, a algunos de los cuales se les autorizó trabajar hasta este domingo para poner a resguardo sillas y sombrillas que acompañan la estructura de servicios.
En la recorrida matinal, efectivos policiales identificaron a un venezolano, radicado aquí hace dos años, que caminaba por la costa. "Busco una farmacia", argumentó antes de ser ingresado a un patrullero y notificado de formación de causa por violar la cuarentena.
Desde ayer circulan patrulleros de la Policía Federal desde los que, con altavoces, se advierte que rige un decreto presidencial que dispone el aislamiento domiciliario de la ciudadanía. Y que quien lo viole se expone a severas penas.
La situación en Mar del Plata en términos de coronavirus sigue siendo la misma desde hace diez días: solo hay un caso positivo. Es un paciente de 71 años que llegó desde España y continúa internado en una clínica privada, siempre en estado delicado.