Culto vuelve a la Cancillería, con Norberto Padilla como secretario

La Secretaría de Culto volverá a la Cancillería. La dependencia estatal encargada de la relación con la Iglesia Católica y con las otras confesiones religiosas siempre había estado allí, desde la ley deministerios 3727, dictada hace un siglo, en 1898.

Pero hace un año y cuatro meses pasó a depender directamente de la Presidencia de la Nación.

"Se interrumpe, así, una tradición institucional hondamente arraigada -advirtió entonces un editorial de La Nación - y se crea el peligro de una acelerada politización del vínculo entre las iglesias y el Estado."

En ese momento, hicieron eclosión las discordancias entre el secretario de Culto, Angel Centeno, y el embajador ante la Santa Sede, Esteban Caselli, que impulsó el paso de la secretaría a la órbita presidencial.

Centeno, que llevaba nueve años en el cargo, más otros cuatro como subsecretario de Frondizi, renunció.

Un hombre con experiencia

El traspaso de Culto supuso una discontinuidad; al dejar la Cancillería, muy pocos funcionarios del área permanecieron en la nueva estructura, encabezada por Juan José Laprovitta, dirigente menemista de Santiago del Estero, que había actuado en entidades católicas.

De la Rúa -que tiene una mejor aproximación al mundo religioso que algunos de sus aliados- nombrará secretario al abogado Norberto Padilla, de 55 años, que no es un improvisado en la materia.

Desde 1971 integra la Comisión de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo y otras religiones de la Conferencia Episcopal y ha participado en el diálogo luterano-católico.

Entre 1989 y 1998 fue asesor de Angel Centeno en la Secretaría de Culto, y llegó a ocupar durante un breve tiempo -entre 1995 y 1996- el cargo de subsecretario.

Esa participación fue admitida por las autoridades del radicalismo, partido al cual Padilla está afiliado desde 1983. Tiene la confianza de De la Rúa, a quien lo une una larga y estrecha relación personal: ya en 1973 participó de su campaña en los comicios que lo consagraron senador nacional y entre 1983 y 1989 fue asesor suyo en el Senado.

El nuevo secretario de Culto es profesor de Derecho Constitucional en las universidades de Buenos Aires y Católica Argentina (UCA).

Está casado con Gloria Williams. Son padres de siete hijos (seis mujeres y un varón). Ambos vuelcan su experiencia en la preparación al matrimonio de novios.

Padilla y su mujer provienen de familias numerosas: cada uno tiene siete hermanos. Quizá de allí le venga su interés por la genealogía, tan fuerte como su afición por la ópera.

Gloria está a punto de licenciarse en Teología en la UCA y dicta esa materia en el profesorado del Consudec.

Padilla anticipó que encuadrará su gestión como una continuidad con las de Palmero y Centeno, acentuando la autonomía y cooperación entre la Iglesia Católica, las otras confesiones y el Estado. "Sin intentar manipular políticamente lo que debe estar por encima de partidismos", dijo.

Hace pocos días, el arzobispo de Resistencia, Carmelo Giaquinta, dijo que debe evitarse el trato discrecional por el cual se invitaba a algunos obispos a reuniones con el gobierno y a otros no, "lo que ha generado desconfianzas, que aún persisten".

Obviamente, Padilla buscará diferenciarse de la gestión de Laprovitta y del estilo de Caselli (últimamente distanciados entre sí).

Una de sus primeras medidas será, seguramente, reintegrar en su cargo al director de Culto Católico, Luis Saguier Fonrouge, que ganó un concurso en 1998 y fue separado por Laprovitta, que resistió varias intimaciones judiciales para reponerlo.

La designación abrió una expectativa positiva en ambientes religiosos. El presidente del Seminario Rabínico Latinoamericano, Mario Ringler, dijo a La Nación que Padilla tiene experiencia probada, es serio y responsable. "Es profundamente católico y profundamente respetuoso del pluralismo religioso."