
El asesinato de los Perel sigue siendo un misterio
Treinta carpetas contienen nombres de posibles sospechosos
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DOLORES.- A ocho meses del asesinato del financista Mariano Perel y de su esposa Rosa Berta Golodnitzky, los investigadores del doble homicidio -ocurrido el 4 de febrero último en un hotel de Cariló- no lograron establecer quién mató al matrimonio.
No obstante, en ocho meses de investigación tanto la fiscal dolorense María Claudia Castro, que instruye el caso, como los detectives acumularon por lo menos 30 carpetas con hipótesis con los nombres de aquellas personas que hubieran tenido motivos para asesinar al hombre de negocios y con los posibles móviles del crimen.
Según indicaron a LA NACION calificadas fuentes de la investigación, dichas carpetas surgieron luego de analizar la información contenida en las 42 cajas de documentación secuestrada en un depósito alquilado por Perel, en sus seis computadoras y en las 11 agendas que utilizaba.
A pesar de la variedad de pistas sobre los móviles del crimen, se destacan tres hipótesis. Una, que Perel y su esposa habrían sido asesinado por sicarios enviados por el Cartel de Juárez; dos, que el doble homicidio fue ordenado por un grupo de empresarios vinculados con la mafia china, pues, aconsejados por Perel, pagaron cuatro millones de dólares por un negocio que nunca se concretó.
La tercera hipótesis apunta a la presunta extorsión que habría intentado concretar Perel con la amenaza de presentar ante la Justicia una serie de documentos en los que revelaba supuestas maniobras de lavado de dinero que involucraban a los bancos en los que trabajaba. Una de esas entidades era el Banco Mercurio.
Uno de esos documentos, bautizado por los investigadores como "instructivo", fue derivado a la justicia federal y, luego de ser presentado por la Unidad Funcional de Investigaciones Tributarias y Delitos Complejos, cayó en manos del fiscal federal Eduardo Taiano.
El funcionario allanó las oficinas del Banco Mercurio, comprobó la existencia de las entidades financieras off shore que presuntamente se empleaban para el lavado de dinero y cursó una serie de oficios a la casa central del Citibank en Nueva York y al Bank Republic of New York.
Los colaboradores de Taiano consultados por LA NACION señalaron que hasta no recibir las respuestas a todos los oficios enviados a los Estados Unidos, Bahamas y Uruguay, y hasta que terminen de cruzar toda la información aportada por investigadores del crimen, no podrán establecer si todo lo que denunció el financista era cierto.
El documento redactado por Perel para sus hijos sirvió, además, para engrosar el informe elaborado por la diputada nacional por la Alianza Elisa Carrió sobre el lavado de dinero en la Argentina. Las revelaciones de Perel figuran en el punto 3.8.
La sombra del cartel
Un amigo de Perel y una calificada fuente de la investigación admitieron a LA NACION que existen firmes sospechas que indican que el financista asesinado, entre sus múltiples actividades desarrolladas en el mundillo financiero local, habría actuado como una especie de distribuidor local del dinero proveniente del Cartel de Juárez, tal como se conoce a una organización mexicana dedicada a la producción y tráfico de drogas.
"Mariano era el contacto en la Argentina del banquero que lavaba la plata del cartel. A fines de diciembre y a principios de enero hubo una pelea entre el ala dura y el ala blanda de la organización porque los representantes en la Argentina se habían quedado con 60 millones de dólares del cartel. A fines de enero y principios de febrero último, llegó al país un grupo de sicarios enviados por el ala dura de la organización mexicana. En la misma época mataron a Mariano y a su esposa", expresó un amigo de Perel de la época en la que el financista era jefe de seguridad del Banco del Buen Ayre.
No obstante, LA NACION pudo comprobar que ni en las agendas de Perel ni en sus computadoras aparecen los nombres de ninguno de los personajes ni de las empresas vinculadas aquí con el Cartel de Juárez.
Pero a estas alturas de la investigación lo que más llama la atención de los detectives es la falta de preocupación de la familia Perel sobre el destino de la causa.
"En ocho meses, los familiares de las víctimas nunca nos preguntaron por qué alguien pudo matar a Perel y a su mujer", concluyó uno de los investigadores.
Cifras
42: son las cajas con documentos secuestradas en un depósito de Constitución alquilado por Perel.
6: son las computadoras utilizadas por Perel y que fueron secuestradas por los investigadores.Entre ellas está la que el financista tenía en Cariló.
11: son las agendas que utilizaba Perel y cuya información es cruzada en el sistema informático Excalibur.
36: son los cuerpos de la causa.




