
El calvario de trabajar en un call center
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"Una vez atendí a una mujer, clienta de Flash-Ciudad, que acumulaba 38 reclamos por problemas de facturación. Era el momento en que la empresa estaba cambiando la tecnología ADSL por fibra óptica. Por eso, la conexión del servicio tardaba, aunque la facturación llegaba rigurosamente."
Con este caso extremo, recuerda Marta Rada, se vivió una verdadera locura durante los tres meses que trabajó en el call center que atendía quejas de usuarios de Cablevisión, Multicanal, Flash-Ciudad y señales de cable del interior del país.
La joven, de 27 años, es colombiana, y cuando llegó a la Argentina necesitaba un trabajo. Tras un rápido paso por otros call centers , pero en departamentos de fidelización ("donde no atendía reclamos", dice), ingresó a trabajar para las empresas de cable. "Quédese tranquilo, pague y se le hace una nota de crédito", cuenta que les respondía a los clientes con quejas por facturación.
A muchos, recuerda, les podía solucionar inconvenientes, sobre todo técnicos. "Cuando en pleno clásico de fútbol, un domingo, les hacía funcionar el decodificador era Gardel", explica.
Otras veces, cuando sólo podía abrir un "incidente" al que otra persona debía dar respuesta, el tono no era tan amigable. "Los clientes son muy desconfiados y quieren una solución ya. Además, hay gente muy grosera, que maltrata e insulta." Harta, Marta renunció en diciembre pasado. Ahora es mesera.




