Con la muerte del investigador Abraham Willink, la sociedad científica dedicada al estudio de la entomología perdió a uno de sus mayores exponentes.
Nacido en Holanda, en 1920, llegó al país ese mismo año y obtuvo la nacionalización argentina en 1938. Realizó sus estudios primarios y secundarios en Mendoza y se graduó en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, donde recibió el título de doctor en Ciencias Naturales, en 1947.
Entre las contribuciones más importantes que hizo al avance de la ciencia se encuentra el hallazgo del insecto bautizado científicamente como Andiperla Willinka, que vive en las lagunas internas de los hielos continentales. El descubrimiento, avalado en 1954 por las investigaciones del director del Instituto del Hielo Continental Patagónico, Emiliano Huerta, fue certificado por la Academia Científica Suiza.
Willink fue un hombre que entregó todos sus esfuerzos por investigar para el bien de la Argentina. Sus colegas coinciden en que en su logro profesional llegó a la cumbre.
Se incorporó al Instituto Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán en 1944 para organizar la sección de entomología y realizar investigaciones relacionadas con la sistemática y zoogeografía de avispas superiores de la región neotropical. Actualmente se desempeñaba como director del Instituto Superior de Entomología de la Facultad de Ciencias Naturales y era profesor titular de esa especialidad en la misma sede académica, profesor emérito e investigador principal del Conicet.
Trabajó además por períodos más cortos en otras instituciones extranjeras. Entre las más importantes se puede mencionar el Museo Nacional de Washington, el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard, la Universidad de California de Berkeley, la Academia de Ciencias de California, en San Francisco, y el Museo Americano de Historia Natural, de Nueva York.
