La primera abogada tehuelche
Se llama Rosa Chiquichano, tiene 52 años y es bisnieta de un cacique que dominaba la Patagonia.
ESQUEL.- Juró "por Dios, por la Patria y por el honor de su palabra". Así, Rosa Laurelina Chiquichano se convirtió en la primera abogada tehuelche.
Descendiente directa del cacique Adolfo Nahuelquir Chiquichano, Rosa prestó juramento ante la jueza Nelva Fontán de Domínguez. Iba vestida con un kai ajnún o quillango , un pesado manto de cuero de guanaco, curtido, cosido y pintado hace más de cien años por sus antepasados, que por entonces ocupaban buena parte de la Patagonia.
La ceremonia fue sencilla, compartida con otros seis alumnos de la Escuela Superior de Derecho de la Universidad Nacional de la Patagonia. Pero pasará a la historia.
"Deseo que con esta profesión pueda servir a mis hermanos aborígenes, que tantas veces fueron perjudicados por caprichosas interpretaciones de las leyes y sólo contaban con la buena voluntad de algún blanco que comprendiera sus derechos", alcanzó a decir Rosa.
La emoción podía palparse en el recinto. Entre los que se acercaron a abrazarla estaban no sólo los de su familia, sino también una mujer cuya presencia tuvo un alto significado: Luisa Calcumil, cantante, actriz ("La nave de los locos") y, sobre todo, representante de la cultura del pueblo mapuche. En el abrazo de ambas quedó reflejado el sentimiento de unidad de dos culturas antes enfrentadas.
Larga carrera
"Estoy segura de que la memoria de nuestros ancianos me ayudará a ejercer la abogacía con la misma intensidad y austeridad con que nuestro pueblo ha defendido sus derechos", dijo la flamante abogada.
El título que acaba de conquistar no sólo es el inicio de una nueva etapa para los tehuelches. Es, también, la coronación de muchos años de esfuerzo personal.
Rosa comenzó sus estudios de Derecho en la década de los 70, pero vio frustradas sus esperanzas. Después, mientras residía en Trelew, alcanzó a ocupar una banca en el Concejo Deliberante de la ciudad.
Siempre mantuvo su intención de recibirse. Por eso, cuando pudo retomar los estudios, aunque empezó un año y medio después que sus compañeros de promoción, pudo recibirse junto con ellos. Para eso tuvo que rendir ocho materias en un mes.
Amante de la tierra
Rosa vive en Esquel con su familia. Amante de la tierra, posee una chacra a pocos kilómetros de la frontera con Chile, en los fértiles valles cordilleranos. Allí se ha dedicado a la cría intensiva de ovejas lecheras, conejos y diversos cultivos.
Nació el 30 de agosto de 1947 en Yala Laubat, desértico paraje situado en las cercanías de Gastre (Chubut).
Al recibirse de abogada, quiso manifestar el fuerte arraigo de su cultura con el uso de una prenda tradicional. "Quería hacerme un kai ajnún yo misma -relató-. De hecho, había comprado los cueros de chulengos (crías de guanaco), y habíamos preparado venas de guanaco para coserlos, como se hacía originalmente; pero luego me di cuenta de que me tomaría más de un año terminarlo."
Por suerte, un investigador y amigo, Mario Echevería Baleta, de Santa Cruz, enterado de su profundo deseo, le consiguió, en calidad de préstamo, uno de los seis quillangos originales que existen hoy en la Patagonia.
La vestimenta es una suerte de manta confeccionada con cueros de pequeños guanacos, cortados en forma geométrica. Usados con la lana hacia adentro, la parte exterior está decorada con diseños que aluden a la cosmogonía tehuelche, mientras que las coloridas guardas laterales refieren al linaje familiar del dueño de la prenda.
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