Lo condenan a 14 años por matar a un agente de tránsito
Disturbios tras el fallo del caso Gauna
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CORDOBA.- En medio de un clima cargado de tensión y después del desalojo preventivo de la sala de debate por una amenaza de bomba, una sala de la Cámara del Crimen de esta ciudad condenó a 14 años de prisión a Felipe Virgilio Crivelli, de 43 años, por el asesinato a cuchilladas de un agente municipal de tránsito que trasladaba con una grúa un automóvil, ocurrido el 5 de diciembre de 2003.
Dos hijos de Crivelli, que también habían llegado al juicio acusados de homicidio, fueron absueltos por el tribunal, al igual que un sobrino del ahora condenado. Los tres habían estado presentes durante el episodio.
Apenas se terminó de leer la resolución de la Cámara 2a. del Crimen, la esposa y la hija de Benjamín Gauna, el inspector asesinado, increparon de viva voz a los jueces y reprocharon los términos del fallo. También lanzaron amenazas contra los acusados: "«Crivellis», asesinos, las van a pagar ", gritaban.
No eran los Gauna los únicos disconformes y preocupados. Un centenar de agentes municipales que aguardaban en la calle el pronunciamiento judicial pintaron en los muros leyendas en las que acusaban de "corrupto" al fiscal. Ellos y los familiares de la víctima esperaban un fallo ejemplificador, con condenas más duras y para los cuatro acusados.
Los agentes de tránsito sienten que su labor en la calle está "amenazada". Mario Morales, vocero del grupo que manifestó en las calles, dijo: "Este hecho abre un gran interrogante: con qué protección legal saldremos ahora a hacer operativos".
La tensión que se vivía afuera se reprodujo dentro del recinto. A media mañana la audiencia debió ser suspendida a raíz de haberse recibido una amenaza de bomba. Inspeccionado el lugar y comprobada la falsedad del aviso, se reanudó el debate, que concluyó con la lectura del fallo condenatorio.
Gran confusión
El hecho juzgado ocurrió la tarde del 5 de diciembre de 2003, en la calle Duarte Quirós. Su origen fue una gran confusión y una conducta impropia -en distintos niveles, evidentemente- de todos los intervinientes.
Ese día, tres inspectores de tránsito remolcaban el auto de una empleada municipal -a la que le hacían un favor, o sea, que no cumplían una tarea oficial-, cuando pasaron por el lugar los cuatro imputados.
Los Crivelli recriminaron tal actividad de los inspectores. Se originó un intercambio de insultos que subió de tono y culminó en una pelea durante la cual Gauna fue herido de muerte. Felipe Crivelli le asestó puntazos con un arma blanca.
El fiscal Raúl Gualda argumentó en su alegato que la muerte de Gauna sobrevino por las heridas que le provocó el acusado en una acción "individual". Es decir, en la que los otros tres imputados (los hijos y el sobrino de Crivelli), no participaron directamente.
Además, censuró duramente la actuación de los inspectores, porque respondieron "a un insulto con otro insulto y a una agresión con otra agresión", cuando debían regirse por normas expresas que les prohíben tener ese tipo de reacciones. Es que el propio Gauna se había sumado a la gresca con un palo en la mano.
Crivelli huyó a Bolivia, donde cayó, en septiembre de 2004.
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