Más de 15.000 espectadores: el “inusual” enclave donde se celebró la Fiesta de la Cosecha en Mendoza

LAS HERAS, Mendoza.- El olor de la tierra y las parras. La luz de la luna, y el sonido de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo que se lució junto a la mítica banda de rock Divididos formaron un escenario único. La Fiesta de la Cosecha convocó ayer a alrededor de 15.000 personas en Mendoza. El evento, que tiene una enorme importancia cultural y turística para la provincia forma parte de la Fiesta Nacional de la Vendimia, que se celebrará este sábado.

“Yo soy de San Juan y vine a ver a Divididos, luego nos quedaremos unos días en el centro de Mendoza y vamos a recorrer algunas bodegas. Es mi primera vez en la Fiesta de la Cosecha, pero suelo visitar fiestas provinciales para conocer más a mi país”, describió María Serra, de 43 años, que llegó a Mendoza junto a su novio, Oscar, de 51. Ellos, en la tierra del vino, se estaban tomando una cerveza que compraron en el sector de food trucks del predio.

Una de las particularidades más destacadas de la Fiesta de la Cosecha, que se empezó a organizar en 2002, es que se realiza en los terrenos del Aeropuerto Internacional El Plumerillo, que a su vez suma otra característica única: la aeroestación cuenta con su propio viñedo a solo metros de la pista. De esas uvas se logra un vino llamado Destino. Por el lugar donde se organiza la fiesta, uno de los principales impulsores de la Fiesta de la Cosecha es Aeropuertos Argentina 2000, junto con el Fondo Vitivinícola de Mendoza, y la municipalidad, entre otros tantos sponsors.

La fiesta, también contó con la presencia y el apoyo de empresarios y de importantes personalidades de la política local, como el gobernador Rodolfo Suárez, o el senador provincial y exgobernador, Alfredo Cornejo.

Combinación

Desde que empezó a desplegarse este evento, el objetivo, señalan desde el Fondo Vitivinícola de Mendoza, es democratizar la cultura del vino y ofrecer un espectáculo de altísima calidad artística y organizativa a un público masivo y heterogéneo. Su diseño busca armonizar músicas consideradas “cultas o académicas” con otras de raíz popular y folclórica. Y el resultado es una fusión entre una orquesta sinfónica y músicos de formación y trayectoria popular que entregan versiones sinfónicas de sus obras. La fiesta es, además, un gran evento de promoción para las bodegas que ofrecen sus vinos en el Patio Malbec.

“Somos de Mendoza, vivimos a unas 20 cuadras del aeropuerto y es la quinta vez que venimos a la Fiesta de la Cosecha. Para nosotros es un lujo, porque venimos con nuestros hijos, comemos rico, nosotros tomamos unos vinos y siempre escuchamos buena música. Lo lindo es que es muy familiar y muy enfocado en la cultura local. Me gusta que siempre veo extranjeros que vienen a conocer lo nuestro y también personas de distintos puntos del país”, relataba Josefina Gómez Rino, de 49 años, que trabaja en una escuela en el centro de la ciudad.

Ella se encontraba en la zona de food trucks, cerca del ingreso al predio. Allí había cerca de 15 puestos de comida para poder disfrutar, desde platos autóctonos, hasta unos tacos de pollo o carne. Por supuesto, había stands solo de bebidas donde algunas bodegas promocionaban sus vinos.

El clima era muy calmo, al ritmo de diversas chacareras, hasta que subió al escenario la “aplanadora del rock”. La banda Divididos, conformada por Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella subió al escenario cerca de las 23. En ese momento, todos los que estaban sentados se pusieron de pie y algunos fueron hasta el borde del escenario.

“Desde que tengo memoria musical que escucho Divididos. Tuve la oportunidad de verlos en Buenos Aires, pero me encanta que toquen acá, a 30 cuadras de casa mientras me tomo un vinito, esto es único, un lujo. Que se repita”, dijo, entre risas, Martín Araujo, de 33 años, un arquitecto mendocino que agitaba la cabeza al ritmo de cada canción.

“La combinación de Divididos y la sinfónica es increíble. Realmente es un espectáculo único, deberían empezar una gira mostrando esta combinación de estilos y músicos. Creo que podría ser un show para replicar en el Teatro Colón”, soñaba Marcos Martín, de 45 años, un porteño fanático de la banda.