
Puerto Madero, un nuevo barrio que bate récords
Inauguración: por primera vez en 26 años se agregó oficialmente una nueva división al mapa porteño; es la zona más cara y menos habitada de la ciudad.
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Buenos Aires tiene desde ayer un nuevo barrio que, por poco o por mucho, no deja de batir récords: las 170 hectáreas de Puerto Madero constituyen la región más cara de la ciudad. Con sus alrededor de 300 habitantes es la menos poblada, la que recibió la mayor inversión en los últimos cinco años, la que tiene menos calles y en la que se registran los índices más bajos de delincuencia.
Tras un acto al que asistieron el presidente Carlos Menem y el jefe del gobierno local, Fernando de la Rúa, Puerto Madero se convirtió oficialmente en el barrio Nº 47. Es la primera vez que se agrega una nueva división al mapa porteño, que fue estructurado mediante una ordenanza municipal en 1972.
Fruto del proyecto de urbanización más grande de la historia de la ciudad, las tierras portuarias comenzaron a transformarse en 1993 en una de las zonas de mayor lujo de la ciudad, en el predio que ocupó el viejo puerto inaugurado en 1899, que perdió operatividad 10 años después y comenzó un deterioro que parecía no tener fin.
Desde que se inició el reciclado, decretado por Menem en 1989, entre empresas privadas y el Estado se alcanzó una inversión comprometida en la región de aproximadamente 1900 millones de dólares.
Funcionan 42 restaurantes, un complejo de ocho cines, una iglesia, la sede de la Universidad Católica y centenares de oficinas y viviendas.
El metro cuadrado de Puerto Madero se cotiza en una cifra que oscila alrededor de los 1500 y los 2200 pesos, un valor que, según confirmaron en inmobiliarias consultadas por La Nación , es superior al de cualquier otra zona de Buenos Aires.
La decisión de sumar Puerto Madero a los barrios porteños la tomó hace dos años el Concejo Deliberante, pero faltaba el acto oficial para que fuera instaurado como tal.
Y el nuevo barrio aún está por construirse, según lo prometen los directivos de la Corporación Antiguo Puerto Madero (CAPM), organismo integrado por el gobierno nacional y el de la ciudad para conducir la urbanización.
En las tierras comprendidas entre las avenidas Ingeniero Huergo y Eduardo Madero, las calles Elvira Rawson de Dellepiane y Cecilia Grierson y la Costanera Sur habrá para el 2005 dos grandes parques públicos, un estadio cubierto, dos centros de convenciones, tres museos, cuatro hoteles de cinco estrellas, más viviendas y más oficinas.
Todo nuevo
"Es la primera vez que se estrena un barrio -explicó David Casas, el presidente de la CAPM-, ya que todo es nuevo: no sólo las viviendas y los locales, sino también las instalaciones de servicios y las calles."
El 80 por ciento de los predios ya fue vendido y el resto será colocado, según se estima, a mediados de 1999.
Hoy viven en Puerto Madero unas 300 personas, según estiman en la CAPM -nunca hubo censos allí-, lo que daría una densidad de 176 habitantes por km2. El barrio porteño menos densamente poblado era Villa Soldati, con unos 3500 vecinos por km2.
Para cuando se termine la urbanización, unas 12.000 personas se mudarán a los edificios con vista al río que ofrece Puerto Madero, según informó a La Nación el vicepresidente de la CAPM, Enrique Fazio.
Cada día visitan la zona unas 20.000 personas, cifra que se duplica durante los fines de semana, ya que poco a poco se convirtió en un paseo común para las familias recorrer las ramblas que dan a los diques.
Pocos delitos
Las peculiaridades del nuevo barrio no se agotan en los números. Por ejemplo: allí, como en ninguna otra zona de la ciudad, la Policía Federal no puede actuar. La seguridad está a cargo de la Prefectura Naval, tanto en lo preventivo como para investigar, recibir denuncias o hacer multas de tránsito.
Unos 500 hombres están destinados a proteger Puerto Madero y, según fuentes de esa repartición, los índices delictivos en el lugar son infinitesimales. "Nunca hubo asesinatos ni robos a mano armada. Se denuncian dos o tres hechos por día, generalmente arrebatos o robos de teléfonos celulares", aseguraron las fuentes. Entre los problemas de seguridad se cuenta el de la mafia de los taxis, que parece haberse mudado a sectores del nuevo barrio, como la terminal fluvial de Buquebús y el complejo de cines.
Puerto Madero carece de varios elementos que caracterizan a todo barrio: no tiene clubes, ni escuelas, ni mercados, ni punteros políticos.
Algo que generó críticas de urbanistas y arquitectos fue la demolición de los históricos silos de Molinos, construidos en 1903.
Un inconveniente al que no escapa es el de los embotellamientos de tránsito. En la avenida Alicia Moreau de Justo, que va por delante de los docks, circular puede ser una prueba de fuego para el más paciente, especialmente las noches de fines de semana.
Para este tema no hay estadísticas. Pero, seguramente, debe de ser otro récord.





