Semáforo para ciegos

Cruzar la avenida Independencia por la calle Chacabuco ya no será tan riesgoso para los ciegos. En esa esquina, a metros de la escuela Gatti para no videntes, se instaló el primer semáforo sonoro de la ciudad de Buenos Aires.

Se trata de un panel electrónico frontal que se adhiere al poste del semáforo y emite un sonido a distinta velocidad: en forma acelerada para indicar la vía libre para el cruce y pausada para el momento de detenerse.

El diseño del dispositivo contempla también a los no videntes sordos. Posee un sistema de vibraciones que permite, con sólo apoyar la mano sobre la caja, saber si el semáforo está en rojo o en verde.

El sistema de sonido del artefacto está regulado en forma automática: a mayor nivel de ruido en la calle, aumenta el volumen de la señal sonora emitida por el semáforo y viceversa.

El costo de cada unidad es de 2000 pesos y se colocará uno en cada vereda del cruce.

La instalación de este semáforo para ciegos pretende ser una prueba piloto destinada a evaluar las ventajas y desventajas de la iniciativa con miras a futuras colocaciones, convenida entre el gobierno porteño y organizaciones no gubernamentales que trabajan con disminuidos visuales.

El sitio donde desde ayer funciona el dispositivo fue convenido entre la Secretaría de Promoción Social porteña y diferentes organizaciones civiles.

La escuela Gatti, uno de las institutos para ciegos más importantes de la ciudad, está a metros del citado cruce de calles y ése fue, precisamente, el motivo por el cual esa esquina fue la elegida para poner el primer semáforo.

"La inauguración forma parte de un plan del Gobierno de la Ciudad por una mayor integración y democratización y para abrir las expectativas laborales de las personas con algún tipo de discapacidad", explicó el titular de la Subsecretaría de Gestión de la Acción Social, Daniel Figueroa.

El programa en cuestión, sin embargo, no incluye todavía números ni plazos. Sólo se sabe que el próximo semáforo podría instalarse en el cruce de Las Heras y Austria, a una cuadra de una concurrida biblioteca para ciegos.