
Villa Lugano recuperó su viejo cine
Orgullo: es la primera de una serie de viejas salas de barrio que serán recuperadas y, por ahora, la única de la zona sudoeste.
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"Es como en Cinema Paradiso , pero al revés. Para nosotros es volver a vivir. Hoy, al entrar en el cine, vi los viejos proyectores y me dio un escozor. Se me escapó alguna lágrima", dice don Livio Lazzarini, presidente de la Sociedad de Fomento El Progreso, de Villa Lugano. A los 73 años bien puede permitirse la saludable debilidad de una lágrima frente a un sueño hecho realidad: ayer reabrió sus puertas el viejo cine El Progreso.
Y los orgullosos vecinos estrenaron las 350 lustrosas butacas de la sala en un acto encabezado por el jefe de gobierno porteño, Fernando de la Rúa.
Hubo también un homenaje a un viejo artista: Osvaldo Miranda. La primera película que se proyectó en esta sala, allá por 1945, lo tuvo como protagonista ("Yo conocí a esa mujer", con Libertad Lamarque).
La sociedad de fomento, dueña del edificio ubicado en avenida Riestra 5651, tuvo mucho que ver en la reinauguración. El plan comenzó hace tres años, cuando la Dirección de Promoción Cultural porteña, a cargo de Ricardo Manetti, y la Secretaría de Promoción Social, que conduce Cecilia Felgueras, comenzaron a localizar aquellos viejos cines de barrio que se llevaron la posmodernidad y la angustia económica.
El programa de recuperación de salas cinematográficas continuará, en breve, con la de la calle Moreno al 2900, en Once. En la lista de espera están los ansiosos habitantes de Liniers, Mataderos y otros barrios, que -como las inolvidables criaturas del film de Giuseppe Tornatore- anhelan volver a iluminar el vecindario con las historias de Hollywood y del cine nacional.
De regreso en casa
"Me siento como una persona a quien le hacen un trasplante -dice Carlos Saberio, con una metáfora para el asombro-; nunca creí que el cine iba a volver." Ya no anda de pantalón corto ni carga la bandeja de madera con dulces. A los 83 años, Saberio rememora con alegría su trabajo de chocolatinero en El Progreso.
"A mí me gustaban todas las películas, porque las veía gratis. El cine costaba 40 centavos. En el intervalo, vendía caramelos y chocolatines mientras iba un número vivo. Leonor Soto tocaba el piano para calmar a la gente", cuenta don Carlos, que vio brotar más un amor en la penumbra del viejo cine, en la década de los 40.
Enrique Bonsergent, presidente de la Junta de Estudios Históricos de Villa Lugano, comenta: "Al principio teníamos un solo proyector de origen alemán y cuando se terminaba la cinta, la gente daba patadas en el suelo y silbaba para que continuara la proyección". Como en Cinema Paradiso.
A la hora de la nostalgia, las anécdotas se dan cita. "A mí me gustaban las películas del Lejano Oeste, y también las había en episodios. Uno terminaba cuando el muchacho se moría. Al otro sábado se develaba la incógnita: no se moría", agrega Lazzarini.
El Progreso siguió en funciones hasta los años ochenta. Por entonces, "la calidad empezó a degradarse. Se convirtió en un cine pornográfico. En los alrededores tenemos nueve villas miseria, entre las que está Ciudad Oculta, y los que explotaban la sala adecuaron las películas al gusto de la concurrencia. Y también llegaron las películas de Isabel Sarli", dice Bonsergent.
De la Sarli a Jesucristo
Tras la crisis cualitativa llegaron los infaltables evangelistas con su prédica para las masas desalentadas. Así las cosas, hasta su recuperación actual. El Progreso es el único cine de barrio en todo el sudoeste de Buenos Aires. El más próximo está en Flores.
La administración de la sala y la gestión cultural estarán a cargo del gobierno porteño, que invirtió $ 50.000 en este proyecto (la empresa Autopistas Urbanas se ocupó de la infraestructura por $ 70.000). Un Consejo Asesor integrado por vecinos de Villa Lugano participará de estas funciones.
"Estamos conversando con las distribuidoras sobre qué camino seguir para que la entrada sea de $ 3,50. Queremos que, en la semana, las 32 escuelas públicas del vecindario tengan funciones gratis. Muchos niños necesitados ya vinieron a preguntar si habrá funciones gratis", comentó Manetti. Igual criterio se aplicará para entidades de bien público y centros de jubilados.
De jueves a domingos la explotación será comercial. La recaudación será para la sociedad de fomento, que destinará esos ingresos a la reactivación cultural de Lugano. Ayer se preestrenó "Historias breves", una antología de cortos ganadores del Instituto de Cine, y se proyectó el film "El reencuentro", sobre un cuento de Borges. El próximo fin de semana llegará, en función gratuita, el conmovedor film de Roberto Begnini cuyo título es una metáfora del momento que viven los vecinos de Lugano : "La vida es bella".
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