Mitos y realidades sobre la llegada de las conexiones 5G a la Argentina
Después de la licitación de las frecuencias que permiten ofrecer redes 5G en la Argentina, surgen algunas dudas clave, que despejamos en esta nota
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Después de varias idas y vueltas, y con una demora que puede medirse en años, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) licitó ayer las frecuencias del espectro radioeléctrico que permitirán a las operadoras nacionales (Claro, Movistar y Personal) ofrecer servicios de conectividad móvil de quinta generación, mejor conocidos como 5G.
Llegó la banda del 5G
Las operadoras locales pagaron 875 millones de dólares, menos de lo esperado: mientras que Claro y Telecom (Personal) pagaron 350 millones de dólares cada una por bloques de 100 MHz, que podrán usar durante 20 años, Telefónica solo pagó US$ 175 millones por un bloque de 50 MHz. ¿Megahertz? ¿Como la radio FM? Claro: esos bloques de frecuencias son los que usarán las antenas para comunicarse con los teléfonos y otros dispositivos conectados en forma inalámbrica; es como intercambian información.
En este caso, se trata de la banda n78, entre 3300 y 3600 MHz, que es una de las varias frecuencias reservadas para esta tecnología en el país; también se la conoce como banda C y suele ser la frecuencia inicial para brindar 5G en un país, aunque hay alternativas, sobre todo con frecuencias mucho más altas, que permiten conexiones de mayor capacidad (en la Argentina, en 26 y 38 GHz; se le llama banda milimétrica o mmWave), pero requieren la instalación de más antenas porque su alcance es menor.
Eso quedará para una etapa siguiente: ahora resta que las operadoras dejen en firme su oferta de ayer por la porción del espectro que les toca en torno a los 3,5 GHz y luego inviertan unos 1000 millones de dólares cada una para adecuar sus redes al 5G, una tecnología que en el resto del mundo se comenzó a desplegar en 2019, y que requiere invertir no solo en antenas nuevas, sino en mejores conexiones entre esas antenas y la red troncal que las une para poder brindar un servicio superador del 4G.
¡Mi teléfono ya dice que tengo 5G!
La licitación del 5G sorprenderá a varios usuarios, sobre todo los que viven en el Área Metropolitana de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Corrientes y algunos puntos de la Costa Atlántica: hace un año, Personal se vanagloriaba de tener 170 puntos de acceso a una red 5G en el país. Suena contradictorio: ¿ya funcionaba hace un año y ahora licitan las frecuencias? ¿No debería ser al revés? La realidad es que hace tiempo que las operadoras locales usan una tecnología llamada DSS híbrido que permite reutilizar las mismas frecuencias que se usan para el 4G, pero brindando servicios 5G. No es un 5G puro, pero si el teléfono es compatible “hablará” con esa antena en esta nueva tecnología.
¿Hay plazos para el despliegue del 5G?
Una vez que los pagos se hagan efectivos, según el Enacom la licencia de la frecuencia es por 20 años e impone varias obligaciones:
- el despliegue de estaciones con 5G en 5 etapas de hasta 84 meses (es decir, 7 años; no impide que en el medio se liciten otras frecuencias), y en localidades de más de 30.000 habitantes.
- el establecimiento de un plan de servicio para los sectores de bajos ingresos, “cuando la tecnología utilizada para brindar STeFI sea adoptada, mediante el uso de terminales aptas para tal fin, por más del 50% de los usuarios finales del servicio”. STeFI se refiere, según el Enacom, a “un servicio inalámbrico fijo y móvil, que mediante el empleo de tecnologías de acceso digital de alta eficiencia espectral y arquitecturas flexibles de redes, soporte aplicaciones de banda ancha móvil mejorada, comunicaciones de alta fiabilidad y baja latencia, y comunicaciones masivas de tipo máquina, entre otras”.
¿Voy a navegar más rápido?
Pero quienes hayan conectado sus teléfonos a estas antenas habrán notado que si bien dice 5G, la experiencia de uso del teléfono no cambia demasiado respecto de estar conectado en ese mismo lugar con 4G (y en algunos casos empeora). La conexión no “vuela”, como prometen todas las publicidades de 5G del mundo. Esto es porque 5G permite muchas cosas (más velocidad de conexión, muchísimos más dispositivos conectados a una misma antena, y menos latencia, que es la demora de la conexión en “reaccionar” a un pedido nuestro), pero requiere que toda la red -incluyendo, sobre todo, la parte que el usuario no ve- esté a la altura de las circunstancias. Así que es posible estar conectado a una antena 5G, pero no necesariamente tendremos una velocidad de navegación infernal. En esto es en lo que deberán trabajar las operadoras ahora.
Una muestra orientativa: en Brasil (donde hay 5G desde hace más de un año), la velocidad máxima de 5G registrada en el índice Speedcheck es de 492 megabits por segundo (mbps, una forma de medir la cantidad de información que puede transmitir la red); la mediana es de 112 megabits por segundo; pero la velocidad promedio en general (esto es, contando la gente que se conecta en zonas donde no hay 5G, o con teléfonos que no son compatibles) es de 47 megabits por segundo, según Speedtest (otro índice global que mide velocidad en 4G y 5G). En este último índice, Argentina figura con 26 Mbps de promedio. Esto permite apreciar tanto lo que se puede ganar en velocidad al tener una conexión 5G, como la influencia que tienen los operadores.
El 5G es una cañería nueva, con mucho más caudal que el 4G, pero la presión de agua que tendrá cada usuario la define el operador: la disponibilidad de un mayor ancho de banda no implica una mejora de velocidad automática, y dependerá de lo que estén dispuestas a ofrecer Claro, Movistar y Personal.
Los manuales de marketing dicen que el 5G puede lograr velocidades que son de 10 a 100 veces más rápidas que 4G (e incluso, en su máxima expresión, 10 Gpbs), con una latencia de unos pocos milisegundos (contra los 30 ms que puede tener el 4G). Pero el 5G que se desplegará ahora (el de 3,5 GHz que se licitó ayer) no supera 1 Gbps a nivel internacional, que igual es muchísimo para las conexiones locales promedio, tanto fijas como móviles.
¿Tengo que hacer algo para tener 5G?
Gracias a que 5G es una tecnología relativamente madura, la mayoría de los teléfonos de gama alta y media que se venden en la Argentina ya es compatible con las redes 5G, e incluso con la frecuencia licitada (la banda n78); lo confirman Samsung, Motorola y Xiaomi, entre otras compañías. Los últimos iPhone también son compatibles.
Si el teléfono es compatible, una vez que estén en funcionamiento las redes 5G el equipo se conectará a ellas automáticamente. Muchos dispositivos permiten bloquear esto, y limitar la conexión a 4G; esto puede ser útil si vemos que el consumo de batería aumenta cuando tenemos una conexión 5G.
¿Qué beneficios tiene el 5G, más allá de la velocidad?
Cuando hace un lustro se promocionaba el debut del 5G, los motivos que se daban para hacerlo atractivo tenían que ver con cosas muy útiles, pero poco atractivas para la gente normal, como hacer un uso mucho más eficiente del espectro y permitir una tonelada de dispositivos conectados por antena: 5G está pensado más para la ciudad inteligente y un mundo en el que todo está conectado a la red que en llevar un beneficio concreto para las personas, como sí trajo el 4G respecto del 3G; en términos de velocidad para acceder a internet, ya se podía comparar con un acceso fijo: el atractivo del 4G es la banda ancha móvil.
Sí, con el 5G es mucho más fácil la telemedicina, el manejar un auto a distancia, el metaverso de alta resolución, bajar una película en 4K en un instante, jugar juegos online multiusuario con baja latencia. Pero casi nadie hace eso (no a diario, al menos). Los audios de WhatsApp no se enviarán notoriamente más rápido; lo mismo con los videos de TikTok o de Instagram. ¿Cargará todo más rápido? Sin duda. ¿Notoriamente? Probablemente no. De hecho, en el mundo en estos años el 5G no ha encontrado, todavía, una función novedosa que sea inalcanzable con el 4G y que permita un salto de calidad incomparable. Esto es, en parte, por diseño: el 5G es un conjunto de tecnologías que desde cero se pensó para un mundo en el que nuestro celular es, apenas, un dispositivo más, y no necesariamente el prioritario para la red.
Esto no le quita mérito al 5G, sobre todo para ofrecer una alternativa a la banda ancha fija: con 5G se puede ofrecer una conexión de internet al hogar que rivaliza en calidad con la fibra; se la conoce como FWA (las siglas en inglés de acceso fijo inalámbrico), y le permite a las operadoras dar el servicio sin tener que tirar la fibra hasta cada casa (y según el medio especializado Telesemana sería una apuesta de Arsat, que también tiene asignadas frecuencias de 5G). También permite tener más personas conectadas a una misma antena (hasta un millón de dispositivos por km cuadrado, según el Enacom), lo que implica tener buena conexión aún en eventos masivos, como un recital o un partido de fútbol. Y también poder transmitir contenido sin tantos contratiempos: quienes quieran generar un streaming, o subir videos a redes sociales, encontrarán que 5G funciona mucho mejor que 4G.
Así, lo importante para tener en cuenta sobre el 5G de cara a los próximos años es que permitirá conexiones más rápidas (cuánto, lo veremos más adelante), más estables y de menos latencia, más oferta de conexiones alternativas a la banda ancha fija, y servicios para uso empresarial e industrial, y eventualmente un plan de conexión de bajo costo.
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