Ustica se conoce con antiparras y patas de rana
PALERMO, Italia.- Después de una hora y media de partir del puerto de Palermo rumbo a la isla volcánica de Ustica, ya se divisan los paredones rocosos y el pueblito que baja por la ladera del monte Falconara hasta la orilla del mar.
En la escollera de su pequeño puerto, las mujeres lucen bikinis, algunas hacen topless (son las menos porque parece haber pasado la moda), y los voluminosos bolsos de buceo, los tanques de aire y las chaquetas de neoprene hablan por sí solos de la cantidad de aficionados ansiosos por disfrutar de las inmersiones que harán en la reserva natural del parque submarino.
Ustica es una de las catorce islas que contornean la costa siciliana en el mar Mediterráneo. Andrea -nuestro guía- nos lleva en su gomón a nadar y bucear en las grutas que perforan la costa de la isla y que la claridad de sus aguas permite ver, a una profundidad de 10 metros, la preciosa fauna de peces alojados en esas cuevas. La isla tiene sólo 1200 habitantes, dedicados de lleno a la pesca comercial y a esmerados servicios turísticos.
Para ir y volver en el día, desde Palermo sale diariamente a las 9 el alíscafo que retorna desde Ustica, a las 17.30. El viaje dura un poco más de una hora y media, y el precio del pasaje es US$ 32 (ida y vuelta).
Por la gran demanda conviene comprar los pasajes un par de días antes en las oficinas portuarias de Palermo, calle Vía F. Crispi Nº 118. Los primeros habitantes de Ustica fueron los fenicios; y en alguna parte de su fondo marino se encuentra sumergida -a causa de un terremoto- la antigua ciudad griega de Osteodes (Osario), cuyo nombre recuerda a los 6000 soldados cartagineses que murieron de hambre abandonados en la isla.
Una de piratas
Deshabitada por años y sacudida por erupciones volcánicas, en la segunda mitad del siglo XVIII la orden benedictina instaló allí un monasterio que fue destruido varias veces por piratas sarracenos. Finalmente, los borbones la fortificaron y eso permitió la llegada de colonos palermitanos y trapaneses.
La escenografía rocosa de Ustica se completa, además de la existencia de la reserva natural, con un acuario, dos hoteles, casas para alquilar, la iglesia, una estación meteorológica, un museo arqueológico con piezas rescatadas del fondo del mar que incluye restos de antiquísimas embarcaciones, y en lo que sería su pequeño casco céntrico, tiendas y restaurantes típicos.
Los intensos colores de su fondo marino (que con frecuencia dejan ver tortugas y peces de colores), la calidez de sus aguas, el pintoresquismo de este pueblito siciliano, la hospitalidad de su gente, el alojamiento y la gastronomía hacen que cada año sea mayor la vida turística en la isla de Ustica. Y para disfrutarla allí está su mar, sus grutas y la tentadora seguridad de poder elegir el dolce far niente.
Datos útiles
Gastronomía
Para almorzar o cenar (calidad y abundancia) hay que estimar unos US$ 15, con vino de la casa.
Alojamiento
Los hoteles oscilan por persona en habitación doble, con desayuno y playa privada, entre 60 y 75 dólares. Hay una abundante oferta de alquiler de casas y departamentos. Por 21 días, un tres ambientes amueblado puede conseguirse por unos 700 dólares.
Excursión
El operador local Umberto Tranchina ( http://www.isoladiustica.it ) ofrece el siguiente programa: circunvalación por mar de toda la isla con baños en las grutas; almuerzo en su restaurante, y por la tarde un recorrido en ómnibus con visita al acuario, todo incluido por US$ 33.