De Bolivia a Nepal, las cinco rutas de montaña más vertiginosas
1. Italia. Paso Stelvio
Hay rutas panorámicas y rutas que van más allá de lo panorámico. El adjetivo vertiginoso es más apropiado en estos casos, como ocurre en el Paso Stelvio en Italia. Hoy, cruzar los Alpes ya no es la aventura que solía ser hace unos siglos, cuando los refugios y monasterios de alta montaña rescataban a los comerciantes y peregrinos perdidos o atrapados en tormentas de nieve.
Cómodos túneles hicieron que aquello sea solo un recuerdo. Pero quien quiera su pizca de aventura puede subir por estrechas y tortuosas rutas hasta los antiguos pasos.
El Gran San Bernardo, entre Italia y Suiza, es el más famoso: y en verano, cuando hay sol, es una excursión hermosa entre Aosta o Martigny. Sin embargo, no es la ruta más vertiginosa de los Alpes: esa se encuentra en la otra punta de la frontera entre ambos países, en el Paso Stelvio. La ruta bordea Suiza pero se queda dentro de Italia para pasar de Lombardia al Alto Adige o de los valles de lengua italiana a los que todavía conversan en tirolés y ladino.
El paso y su tremenda ruta son figurita fija en el trazo del Giro d’Italia, y se convirtieron en escenario de una inolvidable hazaña de Fausto Coppi en 1953, cuando logró su quinta victoria en la vuelta ciclista. Al borde de la ruta, una estela lo recuerda y para muchos fans del Giro el paso sigue siendo la más emblemática de las Cime Coppi (el nombre que se da al punto más alto de la carrera, cada año).
El Paso Stelvio es el punto más alto de la red de carreteras de Italia y culmina a 2758 metros de altura. Por seis metros no es el más alto de los Alpes. Pasa al pie del Pico de las Tres Lenguas sobre la frontera ítalo-suiza. Marca el límite entre tres áreas lingüísticas distintas: italiana, alemana y retorrománica. El paso está dentro del Parque Nacional del Stevio, de los más antiguos de Italia. En invierno, por supuesto, la ruta está cerrada por las nevadas y solo se accede a los centros de esquí de la región.
2. China. El túnel de Guoliang
Las fotos son impresionantes: el túnel parece haber sido arrancado a la montaña. Y en lugar de iluminación artificial, se tallaron ventanas en la roca, como se hacía para las casas trogloditas. Son unas treinta, que simbolizan el trabajo titánico necesario para abrir este paso dentro mismo de la montaña. No hubo máquinas ni ingenieros: la tarea fue realizada por una docena de campesinos de los pueblos de los alrededores, que ca-varon durante años de manera artesanal. Varios fallecieron en el intento, pero lograron una hazaña que uno imagina posible solamente en China.
Sin embargo, son pocos los turistas extranjeros que llegan llegan hasta ahí, porque la ruta que lleva hasta el túnel de Guoliang no es para cualquiera. Algunos tramos están trazados al costado de la montaña y otros sobre el flanco de un precipicio vertiginoso.
Se la considera como una de las más peligrosas del mundo, junto la del paso de Zoji La en India y la de las Yungas en Bolivia. Pero por más riesgosa que sea, fue un Gran Salto Adelante para los habitantes del pueblito de Guoliang: antes de este túnel la única conexión que tenían con el resto del mundo era gracias a una escalera tallada sobre la montaña.
Para ir y venir a lo que se consideraba (y se considera aún) como el pueblo de mayor peligro de China, había que trepar o arriesgarse a bajar por más de 700 escalones muy empinados. Sin recurrir a ninguna metáfora, la llamaban la Escalera al Cielo…
El túnel del Guoliang está en la provincia de Henan, centro de China. Cruza una cadena montañosa por medio de túneles y tramos cubiertos por la montaña pero abiertos sobre el precipicio. Mide 1,2 kilómetros, tiene cinco metros de alto y apenas cuatro en sus partes más anchas. Fue inaugurado en 1977. En Tianmen (en Hunan, más al sur), otra carretera compite por ser la más vertiginosa de China, la bien llamada Carretera del Cielo: 1200 m de desnivel en solo 10 kms y 99 curvas (muchas de ellas a 180°).
3. Bolivia. Yungas o muerte
Por algo se la conoce en el mundo entero como la Ruta de la Muerte: este camino es la triste sepultura de numerosas víctimas cada año. Y no siempre por exceso de velocidad, porque es imposible ir rápido a lo largo de sus 70 kilómetros. Para animársele, hay que tener buen pulso, agarrar fuerte el volante y no sufrir vértigo.
Bordea precipicios de hasta un kilómetro de profundidad y no solo es vertiginosa: es también tortuosa, en pésimo estado y con pendientes muy fuertes. El desnivel es impresionante: La Paz está a más de 3600 metros y Coroico a 1500. El cálculo es fácil. No como el tránsito…
De manera repetitiva, al borde de la calzada las cruces recuerdan accidentes trágicos. Sin embargo, su presencia no desanima a los buses y los camiones locales que circulan a una velocidad que supera el entendimiento.
Durante mucho tiempo la Ruta de las Yungas fue el principal eje para llegar a La Paz desde el este de Bolivia. Por suerte, los tramos más complicados fueron reemplazados por nuevas trazas. La verdadera Ruta, sin embargo, sigue siendo utilizada por algunos locales, por turistas curiosos (y kamikazes) y, sobre todo, por ciclistas.
La Ruta de las Yungas va de La Paz a Coroico. En algunos tramos no tiene más de tres metros de ancho. Apenas circula un vehículo a la vez y las curvas necesitan peligrosas maniobras cuando hay que cruzarse con otro. El promedio de accidentes fatales es de un vehículo cada quince días. Se puede evitar la parte más peligrosa gracias a la nueva traza (con peaje) realizada con túneles y puentes.
4. Nepal. Una autopista que no es
Hasta para los últimos hippies atrapados en un loop temporal sobre los caminos de Katmandú esta ruta no puede ser de ninguna forma una autopista. O por lo menos no en el sentido que solemos dar a la palabra inglesa highway…
La llamada Autopista de Karnali es, en realidad, un camino de ripio de más de 200 kilómetros de largo que permite acceder a la región del mismo nombre, en el noreste de Nepal. Es el sector más pobre de un país que de por sí es uno de los más pobres de Asia. Está en pleno Himalaya y la autopista en cuestión es en realidad un estrecho camino de montaña que une dos distritos, uno al pie de las montañas y otro en las alturas.
No hay chances de ver a ningún Yeti en el camino porque hay mucho tránsito, a pesar del estado calamitoso y del peligro latente que acecha detrás de cada curva. La región de Karnali es la menos desarrollada de Nepal. La apertura de la ruta en 2006 fue un gran adelanto para sus habitantes, que hasta entonces se conectaban con el resto del país caminando por días desde las aldeas de montaña hasta los valles.
La lentitud del camino, los tramos en pésimo estado y los vados de arroyos forman largas filas de vehículos que avanzan a paso de hombre. El tramo más fotografiado rodea una gran roca y la ruta fue tallada dentro de ella.
Hace falta a veces más de cinco días para recorrer los 230 kilómetros de la "autopista". En tiempo de monzones, las lluvias la hacen más complicada y peligrosa porque las cortinas de agua tapan los precipicios. Durante la temporada húmeda la ruta puede quedar cortada por deslizamientos y los habitantes de Karnali vuelven a sus antiguos senderos. Una ínfima porción de la traza fue asfaltada, pero aun en este tramo el ancho permite que pase apenas un vehículo a la vez. Es una ruta fantástica que permite conocer el Himalaya desde los valles tropicales a sus pies hasta pueblos con templos budistas e hindúes a más de 2500 metros de altura.
5. India. El acceso al mítico Ladakh
El Himalaya cuenta con varias de las rutas más extremas y vertiginosas del mundo. En el norte de la India, el territorio de Jammu y Cachemira es una de las regiones más elevadas del mundo, junto a las punas de la Cordillera de los Andes y al Tibet.
Es una región histórica del norte de la India ocupada y reivindicada parcialmente por Pakistán y China. En territorio indio, el paso de Zoji es el único camino para ir al mítico exreino de Ladakh, conocido también como el Pequeño Tibet. La altura promedio es superior a los 3000 metros y algunas de las montañas vecinas sobrepasan los 8000. La India promueve el turismo internacional hacia esta región que conservó sus tradiciones y una fuerte espiritualidad que marca la vida de sus habitantes.
Para llegar hasta ahí hay que trepar por una pequeña ruta, cuyo tramo más temible es Zoji La (La quiere decir paso en tibetano). Si bien la altura no es tan extrema (3500 metros), el estado de las rutas y los precipicios le dieron su mote de "ruta más mortífera de la India". Sobre todo cuando se cruzan a la vez camiones y rebaños… En su punto más crítico, el fondo del valle está a 1800 metros por debajo de la calzada.
La ruta del paso cierra durante el invierno por varios meses. La combinación del frío, el viento, el hielo y la nieve la vuelven impracticable. Lo mismo ocurre con otra ruta, en la cadena vecina del Karakoram, que une Pakistán y China. Trepa a 4700 metros (similar a la del Paso San Francisco entre Catamarca y Chile) y tiene vista sobre el K2, la segunda montaña más alta del mundo luego del Everest. Por su parte, la carretera del Zoji-La seguramente se transformará en un circuito meramente turístico en el norte de la India ya que el año pasado se empezó a cavar un túnel en la base de la montaña. Más seguro y transitable todo el año: está por debajo del paso, tendrá 14 kilómetros y se convertirá en el túnel más largo en Asia. Para la gente de la región será sobre todo un atajo que les permitirá ahorrar más de tres horas de viaje.