Pocos lugares tienen un halo tal de leyenda como esta isla remota, que se ha convertido en un destino turístico muy cotizado. A los eternos glaciares, los mares de lava negra y los efervescentes géiseres, se une la voluntad de un pueblo que ha conseguido hacerse oír y derrocar, con la razón, un gobierno. Sucedió con la crisis financiera de 2008, que derivó en protestas, elecciones parlamentarias adelantadas, renuncia y enjuiciamiento de un primer ministro, y referéndum por pago de la deuda externa. El "final" se subrayó con el borrador de una nueva Constitución, para ser debatida en el Parlamento.
![Blue Lagoon, uno de los lugares más visitados de Islandia, con piletas termales de color turquesa. Foto: Jordi Oliver.](https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/blue-lagoon-uno-de-los-lugares-mas-visitados-de-6EXSS4NIM5FQ5OYWQHHQZMQONY.jpg?auth=18e9355b66219b73f3ccf3183910c6024d288f8d0a8a342e0552976fc9fb332e&width=420&height=252&quality=70&smart=true)
Más allá de la mera belleza –que la tiene en abundancia–, Islandia se ha convertido en un símbolo de igualdad y justicia social en el mundo. El país es un conjunto insular formado por una isla grande –la segunda más grande de Europa, después de Gran Bretaña– y otras mínimas que se detecta en el océano Atlántico, a 287 km de Groenlandia y a 420 km de las islas Feroe.
Y pese a estar muy cerca del Círculo Polar Ártico, los inviernos son poco rigurosos (-3° C suele ser la mínima) gracias a la corriente cálida del Golfo. En síntesis, todo se confabula para que Islandia sea un lugar en el mundo muy especial.