Naty Franz y el clic que cambió su vida: de una infancia dolorosa a llenar teatros con técnicas de sanación
Sufrió psoriasis severa desde los siete años, su abuelo fue clave en su historia; Naty llegó a quedarse sin voz; hoy es autora, referente del “tapping” y lidera una comunidad que encuentra en sus métodos herramientas para transformar el dolor en poder personal

A los 14 años hizo un ‘clic’ y decidió cambiar su vida. “Para mí fue un antes y un después, mi cabeza empezó a manejarse de otra manera. Dije, ok, tengo salud, tengo ganas. Ahora tengo un propósito: ocuparme de mí, cambiar mis pensamientos limitantes, cambiar mis creencias, verme mejor, sentirme bien, cambiar mi salud, sonreír”, cuenta Natalia Franzoni –Naty Franz–, artista, modelo, influencer, cantante, profesora de yoga y pionera del tapping (Técnica de Liberación Emocional) en la Argentina. Esa convicción que abrazó hace más de 20 años todavía la sostiene; una actitud y energía que la conecta con la gente.
Después de las pasarelas y una carrera como notera en la TV, Naty sentía que todavía le faltaba algo: “Siempre busco coherencia. El yoga me dio una coherencia de cuerpo, mente y alma. Para mí eso es todo, y eso es lo que me trajo hasta acá”. Ese ‘acá son sus clases y talleres, sus libros, sus encuentros teatrales con entradas agotadas y sus canciones. “Nunca me dejé llevar por nada ni por nadie. Siempre hice lo que quise, siempre me llevé para adelante, siempre me acompañé en mis procesos, dolorosos o no, siempre confié en mí más que nada ni en nadie”, asegura y recalca: “Principalmente, soy mi maestra y eso le enseño a los demás”.
El yoga le dio un vuelco a su vida, se lo calzó en el cuerpo. Y con toda su experiencia a cuestas, decidió llevar esta filosofía de vida a lo práctico: “Rompí la creencia de que meditar es difícil, de que meditar es para pocos, de que en el yoga tenés que ser de tal o cual manera”. Y así saltó a las redes sociales, a los escenarios, a las escuelas y jardines de infantes. “Yo empecé a hacer yoga para cambiar mi vida, para aprender a gestionar mis emociones, cambiar mis pensamientos, visualizar. No es algo que yo hago solamente en el mat”, agrega.
Pero, ¿qué es el tapping? Naty tomó sus 25 años de prácticas y exploración y creó su propia versión de este método: una técnica de liberación emocional que consiste en dar golpecitos suaves en diferentes puntos del cuerpo –los llamados meridianos– donde la energía se equilibra. “Cualquier desequilibrio trae enfermedad. Si yo logro estar equilibrada en mi Chi, la energía vital, esto regula toda la emoción. Bajamos esa intensidad de miedo, de ansiedad, de estrés, dolor físico”.
De chica, Franzoni quería ser asistente social, ayudar al que no tiene las herramientas necesarias. La burocracia se interpuso en ese camino, pero logró su cometido a través del yoga y el tapping. De esta manera, las redes se convirtieron en su primer canal de comunicación para transmitir una disciplina fundamental que ayuda a equilibrar la energía, por ejemplo, para no enfermarse. “Yo tengo una energía muy encausada y todos los días hago mis meditaciones, todos los días me dedico a mi salud, todos los días trabajo mi bienestar, todos los días me escucho, hago lo que me gusta, soy coherente con lo que digo, con lo que pienso, con lo que hago. A veces no me sale, pero lo intento. Soy una trabajadora incansable de mi bienestar. Aparte, ayudar a otros me ayuda a mí”.
La libertad, para Naty, pasa por hacernos responsables de nuestra vida. Ese pensamiento la llevó a transformarse en su propia ‘marca’, su propia empresa. Desarrollar su espiritualidad, dar un salto de fe. “Cada cosa que hice, bien, mal, me lo gané”, asegura para nada sorprendida de su éxito: “Me encanta compartir esto que a mí me hizo tanto bien y ojalá ilumine a tanta gente, pero no desde un lugar rosado. No, desde la oscuridad. Uno tiene que poder ponerle luz a sus defectos, a sus miserias. Y con todo esto me la banco y voy para adelante, porque todo se puede transformar”. ¿La clave? Convicción, fuerza de voluntad, trabajo, autoconciencia, autoconocimiento… lo mismo que la trajo hasta acá.
“Si todos trabajáramos cuerpo, mente y alma con nuestros dones, la gente sería más feliz. Entre tanto odio habría abundancia para todos”, concluye.
Un último cuestionario para terminar…
¿Cuál es tu mayor virtud? La perseverancia.
¿Qué rasgo de tu personalidad te enorgullece? Mi valentía y mi coherencia.
¿Qué parte de tu infancia volverías a vivir? Aunque fue muy dura, mi infancia me hizo ser así.
¿Qué canción te emociona más? “Motivos” de Abel Pintos, es preciosa.
¿Qué paisaje de Argentina llevas siempre adentro? Mi barrio, Saavedra; esa fue mi universidad.
¿Qué libro, película u obra te marcó para siempre? “Las 7 leyes espirituales del éxito” de Deepak Chopra, un manual de vida.
¿Qué te da bronca con facilidad? La mentira y el prejuicio.
¿Qué te hace reír con ganas y sin culpa? Yo misma.
¿Con quién te gustaría tener una última charla y por qué? Con mi abuela y mi abuelo.
¿Qué les dirías? Que les agradezco total y profundamente todo el amor que me dieron, toda la confianza, la seguridad.
¿Qué te gustaría que digan de vos dentro de 100 años? No crean, pruébenlo.