“Un país sin arte y cultura no puede considerarse libre”: más voces en contra de los recortes de la “ley ómnibus”

Las reformas y cierres de organismos culturales que promueve la “ley ómnibus”, bautizada por el presidente Javier Milei “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, sigue generando repudios que, en redes sociales, empiezan a trascender las fronteras del ámbito de la cultura. Hoy, la Academia Nacional de Bellas Artes (ANBA) difundió un comunicado de apoyo al Fondo Nacional de las Artes (FNA) en el que se afirma que “el arte y la cultura no son complementos, son motores de desarrollo esenciales” y que “limitarlos es limitar el potencial de un país”. En el artículo 590 del megaproyecto de ley se establece el cierre de la institución que tuvo como madrina a la escritora y gestora cultural Victoria Ocampo.

“Un país sin arte y cultura no puede considerarse libre -remarca-. Es momento de pensar en cómo podemos hacerlo mejor y apoyarnos en el poder transformador del arte y la cultura en nuestro camino hacia una Argentina más próspera”.

La carta lleva la firma de la presidenta de la ANBA, la artista Matilde Marín; del vicepresidente, el fotógrafo Juan Travnik; del secretario Sergio Baur, la prosecretaria Marta Penhos, el tesorero Julio Viera y la prosecretaria Gracia Cutuli.

“‘Creemos en los que crean’ -se lee en la carta-. Estas palabras cobran vida desde que Ricardo Blanco las pronunció en una reunión de directorio en el Fondo Nacional de las Artes. Creer en los creadores es creer en el motor de desarrollo por excelencia. El arte y la cultura son más que expresiones creativas; son motores económicos globales que generan empleo y riqueza.

La Economía Creativa representa el 3% del PIB mundial y emplea a más de 30 millones de personas. Naciones Unidas declara el “Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible”. Esto reconoce que la creatividad y la cultura desempeñan un papel crucial en la consecución de objetivos como la educación, el crecimiento económico, el empleo, el consumo sostenible y la producción responsable.

“Esperamos que muchas de las adhesiones que está recibiendo la brillante y necesaria institución como es el Fondo Nacional de las Artes, sirva para una reflexión amplia y profunda sobre la cultura y los valores que han sido y son parte de la identidad de nuestro país”, remata la carta.

El Centro PEN Argentina también expresó su repudio por la eliminación, “de manera descontrolada”, del FNA y el Instituto Nacional del Teatro. “A cuarenta años de la recuperación democrática asistimos a un escenario inédito”, sostiene el comunicado.

En su cuenta de Instagram, la artista Marta Minujín hizo una acalorada defensa del FNA. “Me parece terrible que quieran cerrar el Fondo de las Artes. ¿Qué hubiese sido yo en mis comienzos si no hubiese obtenido esos préstamos que me permitieron ir a París y mirar todos esos grandes museos y aprender mirando? Es tremendo que lo cierren, es serruchar la cultura y este país tiene que vivir de la cultura”, dijo ante una gran y colorida obra en proceso.

Los trabajadores del FNA dieron a conocer un comunicado en el que rechazan el cierre de la institución que premió y apoyó a artistas como Jorge Luis Borges, María Elena Walsh, Antonio Berni, Leonardo Favio, Sara Facio y Tita Merello, entre muchos otros nombres que inspiran orgullo. “Detrás de cada uno de esos nombres no solo está la historia sino el futuro de la cultura argentina”, se lee.

En el FNA trabajan 120 personas. “Gente muy profesional, de carrera y con trayectoria -dice el escritor y cineasta Javier Torre, elegido por el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, para ocupar el cargo de presidente de la institución que el Gobierno quiere cerrar-. Todos están muy comprometidos con el FNA”. Los cargos de directores de áreas (Arquitectura, Artesanías, Arte y Tecnología, Artes Audiovisuales, Artes Escénicas, Artes Visuales, Diseño, Letras, Música y Patrimonio) son ad honorem.

La Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), creada por Domingo F. Sarmiento en 1870 y que atravesó gobiernos de distinto signo político (incluidas dictaduras), pretende ser reformada en la ley, en especial en lo que atañe a su financiamiento. Trabajadores de la Conabip advirtieron que la ley tendrá “graves consecuencias” para las bibliotecas populares.

“Esto impacta directamente en el quehacer cotidiano de las Bibliotecas Populares ya que, de avanzar el proyecto, NO se podrán transferir recursos para su funcionamiento” y destacan que, además, “se suprime el carácter federal de la Conabip con la eliminación de la Junta Representativa donde participan delegados de las provincias y las federaciones”. En el país hay más de 1500 bibliotecas populares, asociaciones civiles autónomas creadas por las comunidades y que reciben apoyo estatal.

En agosto, tras las PASO y en diálogo con LA NACION, Milei había dicho que los recortes en cultura no afectarían el desempeño del área y que “los grandes recortes irían por otro lado”.

Personalidades de la cultura como las escritoras Fernanda García Lao, Josefina Delgado, Mónica Sifrim, Claudia Masin, Florencia Abatte y Mariana Enriquez (directoras del área de Letras del FNA en la gestión anterior), y los escritores Horacio Convertini, Daniel Mecca, Ceferino Reato, Gustavo Tisocco y Juan Carrá, el exdirector del Centro Cultural San Martín Diego Berardo, el abogado y gestor cultural José Miguel Onaindia, los directores y escritores Emilio García Wehbi y Juan Parodi, los artistas Daniel Joglar, Verónica Gómez y Omar Panosetti y los guionistas Mario Segade y Leandro Calderone, entre muchos otros, rechazaron enfáticamente el cierre del FNA y las restricciones presupuestarias a la Conabip.

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