Los grandes torneos dejaron momentos inolvidables en la temporada 2023
¿Qué se necesita para conseguir un Major? “Son los más difíciles de ganar y, al mismo tiempo, los más fáciles”, reflexionó el mítico Jack Nicklaus, dueño de 18 torneos de Grand Slam, el máximo exponente en este rubro. Puede tomarse como un examen completo que involucra múltiples variables y fórmulas. En definitiva, no existe una receta que garantice el éxito y la diversidad de nombres propios que triunfaron en 2023 refuerza esta hipótesis. A Jon Rahm, Brooks Koepka, Wyndham Clark y Brian Harman los une el honor de haber obtenido un grande este año, cada cual a su manera.
Masters de Augusta
Un homenaje para Seve
El destino quiso que Jon Rahm ganara el Masters el mismo día en que Severiano Ballesteros hubiera cumplido 66 años. “Él es una de las razones por las que juego al golf. Si no fuera por esa Copa Ryder en 1997, no sabemos dónde estaría. Conseguirlo en el 40° aniversario de su segunda victoria, en su cumpleaños y en domingo de Pascua tiene mucho significado”, remarcó el vasco. Y confesó: “Me dijeron muchas cosas sobre por qué éste podría ser el año, simplemente no quería aceptarlo demasiado”. Rahm comenzó el domingo con un déficit de cuatro golpes y, curiosamente, lo ganó por la misma diferencia a su favor sobre los estadounidenses Brooks Koepka y Phil Mickelson. Y así es como Rahmbo saltó al número uno del ranking mundial para esa semana de abril. Además, el León de Barrika se convirtió en el cuarto español en lucir la chaqueta verde tras Sergio García (2017), José María Olazábal (1999 y 1994) y Ballesteros (1980 y 1983).
Jon Rahm wins the Green Jacket. #themasters pic.twitter.com/WZ2P2ehDP7
— The Masters (@TheMasters) April 9, 2023
El primero siempre es especial
El aficionado argentino Mateo Fernández de Oliveira ganó a principios de año el Latin America Amateur Championship (LAAC), título que le valió el derecho y privilegio de participar en tres Majors. En las semanas posteriores visitó Augusta National para probar y conocer aún más el campo antes de la gran cita. “El plan consistió en hacer un primer viaje en enero, cuando jugué 36 hoyos cada uno de los dos días, y después me di tiempo para ir en febrero y marzo, en los que sumé otras cinco jornadas de juego”, contó a LA NACION. Con la idea de “no hay mucho que perder, pero sí mucho por ganar”, se dejó llevar. No pasó el corte tras firmar una tarjeta de 75 golpes, 151 en total (+7), aunque según Mateo, aprendió “muchas cosas que servirán para el futuro”.
Una jornada accidentada
Las condiciones meteorológicas adversas ocasionaron estragos en el campo. Unos imponentes pinos situados cerca del hoyo 17 cayeron al suelo debido a las fuertes ráfagas de viento y la jornada fue suspendida. Los directivos del evento adelantaron 30 minutos todos los tiempos de inicio para llegar a tiempo. Sin embargo, el frente de tormenta provocó en primera instancia múltiples retrasos y más tarde, la postergación definitiva. Luego, la organización emitió un comunicado y confirmó que no hubo heridos. Las interrupciones tomaron protagonismo a lo largo del torneo.
El Tigre herido
Tiger Woods necesitaba mejorar para disputar los últimos dos días. Desafió a las lluvias, el frío y la humedad; salvó pares y no cedió. Aguantó lo que pudo y, sobre el final del recorrido, flaqueó con bogeys en los últimos dos hoyos. No obstante, cumplió con la meta y, de esta manera, logró el récord de 23 cortes consecutivos superados en el Masters, una marca que comparte con el sudafricano Gary Player y el estadounidense Fred Couples. Disfrutó poco del hito personal, ya que el domingo anunció su retiro por el agravamiento de su fascitis plantar.
I am disappointed to have to WD this morning due to reaggravating my plantar fasciitis. Thank you to the fans and to @TheMasters who have shown me so much love and support. Good luck to the players today!
— Tiger Woods (@TigerWoods) April 9, 2023
Otro que batió un récord fue Fred Couples, quien pasó a ser el golfista más veterano en superar el corte con 63 años, 6 meses y 4 días. Aventajó por cuatro meses de diferencia a Bernhard Langer en 2020. “Realmente no hay ningún secreto. Todo el mundo ama este lugar, aunque eso no significa que vayas a jugar bien”, sostuvo Couples. Y admitió: “Sé que ya no puedo competir contra Jon Rahm o Viktor Hovland, así que la verdadera razón por la que vengo aquí es para ser el más grande en pasar el corte cada año”.
PGA Championship
La hora del “Quíntuple”
Brooks Koepka renació de las cenizas: ganó el PGA Championship y sumó un nuevo Major, el quinto de su carrera. Este título le añadió un valor especial en relación a la serie de lesiones que sufrió desde fines de 2019 hasta mediados de 2022. Había perdido la confianza y temía no poder recuperarla. Hasta llegó a pensar que su carrera había terminado. Koepka se prometió no volver a repetir lo que ocurrió en Augusta, cuando lideraba por cuatro golpes el domingo por la mañana antes de la reanudación de la tercera ronda y no mantuvo la ventaja. Aquella noche no pudo dormir. Meditó sobre sus errores, culpó a la mentalidad por su desdicha ya que le abrió la puerta a la inseguridad. “Sabía que nunca volvería a pensar de esa manera”, afirmó este peso pesado que en su momento le dio el sí al LIV y se sumó como miembro de la liga árabe.
Koepka se regaló otra oportunidad y, con aires de revancha, triunfó. Por delante tuvo a un combativo Viktor Hovland, contra quien luchó mano a mano durante la última jornada en Oak Hill. Recién abrochó la victoria en el hoyo 16 al aprovechar un doble bogey del noruego. Firmó una tarjeta de 67 golpes, con un resultado final de nueve bajo el par, dos golpes menos que Hovland y Scottie Scheffler. Desde que la PGA pasó al juego por golpes en 1958, sólo dos jugadores habían ganado este major tres o más veces: Tiger Woods (4) y Jack Nicklaus (5). Hasta que llegó Brooks y agregó un tercero a su cuenta personal.
El profesor desconocido que conquistó al público
Koepka no fue el único que se robó los flashes. Michael Block, un profesional de la PGA que trabaja principalmente como instructor en California, también acaparó la atención en Rochester. El hombre de 46 años accedió al segundo major de la temporada por invitación y desplegó un verdadero show sin siquiera habérselo propuesto. Su objetivo era pasar el corte y no sólo lo logró, sino que también remató su participación estelar con un hoyo en uno el último día. Directo desde el tee hacia el hoyo. ¡Épico! Block no se percató de la hazaña hasta que Rory McIlroy, su compañero de salida, lo abrazó. La pelota tomó gran velocidad y el impacto fue tal que hasta rompió el hoyo y debieron arreglarlo. “Este será probablemente el momento más surrealista que tendré en mi vida”, reconoció.
El sábado, Block fue emparejado con Justin Rose, quien se acopló a la emoción del público con cada tiro. “El público lo ama. Es un gran jugador y muy despreocupado. Un soplo de aire fresco”, valoró el británico. En sus pelotas, Block estampó la frase ‘¿Por qué no?’ y ese espíritu despreocupado lo guió en esta aventura. Llegó a estar a un golpe de la punta y se convirtió en el primer profesional de club en ubicarse dentro del top 10 después de 54 hoyos en este torneo desde Bob Boyd en 1990. Terminó 15° y embolsó 288.333 dólares, dinero que equivale a 1920 clases de golf. Su estatus creció de un hoyo a otro, a tal punto de que recibió en su celular un mensaje inesperado de otro Michael: Jordan. “La mayor sorpresa de estos días”, indicó. Pero detrás de esta locura hubo una lección: creer en sí mismo, sus capacidades y aceptar que su golf “es lo suficientemente bueno como para competir en un gran evento”.
US Open
El tercer Major de la temporada regresó a Los Ángeles por primera vez en 75 años. El campo norte del LACC, que fue anunciado como sede en 2014 y también lo será en 2039, no gustó a muchos. Brooks Koepka, uno de sus detractores, opinó: “No soy un gran admirador de este lugar ni de los golpes de salida a ciegas. Creo que hay algunos puntos en los que no importa lo que golpees, la bola termina en el mismo lugar. Sería más divertido jugar una ronda normal”. El jueves, Rickie Fowler firmó una tarjeta récord de 62 golpes. Y 15 minutos después lo copió Xander Schauffele, quien consideró: “No es realmente lo que uno espera conseguir jugando en el US Open”.
“It’s not my cup of tea” (”No es mi taza de té”), dijo Matt Fitzpatrick con decoro y delicadeza. El oriundo de Sheffield utilizó esta expresión británica por excelencia para dar a entender que el campo no fue de su agrado. “Es interesante, aunque hay golpes de salida ciegos y demasiada pendiente”, agregó. Por su parte, Viktor Hovland manifestó: “No hay hoyos grandiosos. Algunos son buenos y otros malos”. Las limitaciones de capacidad debido a la falta de infraestructura y su ubicación compleja privaron a este major de una atmósfera más entusiasta. Se vendieron cerca de 22.000 entradas por día y apenas 8.000 de ellas eran generales. Por cuestiones de seguridad, sólo un número acotado de áreas permitió el ingreso de público. El presidente de la USGA, Mike Whan, aseguró que podrían haber vendido casi el doble de tickets, pero que no lo hicieron a propósito: “Tenemos que encontrar el equilibrio adecuado de grandeza, en términos de dónde jugamos, cómo lo televisamos y cuántas personas dejamos entrar a este campo para asegurarnos de que la experiencia aquí siga siendo de calidad”, juzgó.
Un campeón sorpresa
En seis semanas, Wyndham Clark vivió lo que él mismo calificó como “un torbellino”. Ganó su primer título profesional en el Wells Fargo Championship y se quedó con el tercer major de la temporada. Sólo había disputado seis grandes, falló cuatro cortes y su mejor resultado fue un 75° puesto en el PGA Championship 2021. Esta consagración significó una recompensa a su perseverancia. En 2013, Clark perdió a su madre, Lise, a causa de un cáncer de mama. Ella lo introdujo en el mundo del golf a los 3 años y era su apoyo incondicional. El golfista padeció una crisis emocional y hasta pensó en dejar de jugar. Buscó ayuda, luchó contra sus propios demonios y se repuso. “Sé que estaría muy orgullosa de mí. La extraño y ganar algo como esto me hace pensar en ella incluso más que en mi día a día cuando no estoy jugando”, declaró Clark. Lise lo llamaba ‘ganador’... y no se equivocó.
El paraíso del hoyo en uno
El hoyo 15 de Los Angeles Country Club dio que hablar. Un par 3 que provocó la euforia de los espectadores, ya que varios jugadores embocaron en un sólo tiro. Matthieu Pavon registró el primero el jueves y Sam Burns lo imitó, ambos a 124 yardas de distancia. Un día más tarde se les unió Matt Fitzpatrick, el campeón defensor, pero con 115 yardas. El inglés celebró su primer ‘ace’ en el PGA Tour, pero fue necesario el rugido de la multitud para que lo notara. “No esperaba que entrara, por lo que sí, fue una sorpresa”, reveló. Y con gracia, comentó: “Con honestidad, me dolía un poco la mano después de tanto chocar los cinco”. El sábado, la USGA lo ajustó y quedó en 81 yardas, un récord en la historia moderna de este major.
Fallo y polémica en el hoyo 14
Tiró, se inclinó y posó sus manos sobre las rodillas. Rory McIlroy levantó la cabeza y con incertidumbre miró fijamente a su caddie, Harry Diamond. La bola encontró aposento en la pared del búnker. “Tal vez tenía que esperar 15 o 20 segundos más para dejar que esa pequeña ráfaga de viento se calmara”, lamentó el norirlandés. Recibió alivio sin penalización por parte de la oficial de reglas, Courtney Myrhum, quien chequeó el reposo de la bola y determinó que estaba empotrada, es decir, debajo del nivel del suelo. Sin embargo, días más tarde, un ejecutivo de la Asociación de Golf de los Estados Unidos precisó que el punto más cercano de alivio fue mal identificado.
Open Británico
A base de resiliencia, Brian Harman tomó un camino recto hacia la gloria. Ganó por seis golpes, el mayor margen de victoria en este torneo desde que Louis Oosthuizen lo hiciera por siete en 2010. “No es que haya ganado por dos o tres. Ninguno de nosotros podría haber hecho nada”, aseveró Jon Rahm. El vasco finalizó segundo al igual que Josef Straka, Jason Day y Kim Joo-hyung. Harman se mostró asombrado por su consistencia: “Salir y montar una actuación como esta, de principio a fin… simplemente tuve mucho control. No sé por qué fue esta semana, pero estoy muy agradecido de que así fuera”, destacó.
Durante la ronda del sábado, cuando hizo un bogey en el hoyo 5, los pensamientos intrusivos intentaron perturbar su calma mental. Mientras Harman caminaba hacia el tee del sexto, un espectador cuestionó a viva voz su capacidad y valentía para competir. Acto seguido, pensó: “Soy lo suficientemente bueno para hacer esto”. Construyó un muro impenetrable y nadie lo pudo derribar. Su caddie, Scott Tway, dio testimonio de cómo percibió a Harman: “Increíblemente tranquilo”, señaló. The Open representó su tercer triunfo en el Tour y el primero desde el Wells Fargo Championship de 2017.
Un mes antes de esta gran actuación en Royal Liverpool de Hoylake, allí donde Roberto De Vicenzo ganó en 1967, el estadounidense pensó en guardar los palos y ‘vestirse de comentarista’. Se había cansado de trabajar duro para “llegar a un mini pico” de buen golf. Le preguntó a su agente sobre algunos anuncios de empleo, pero su colaborador no quiso ayudarlo y lo incitó a seguir. La rueda emocional siguió su curso y así como bajó, subió hasta alcanzar el éxito. Para aquellos profesionales del circuito que mejor lo conocen, esta conquista no los tomó por sorpresa. “Es una persona muy decidida y valiente que realmente quiere demostrar su valía porque, por su desempeño, probablemente no se lleve el crédito. Es un gran jugador, pero lo ignoran simplemente porque no encaja en el molde”, puntualizó Pádraig Harrington. El lunes posterior a su conquista, Harman ascendió a la décima posición del ranking mundial, la más alta de su carrera.
Más que una trampa
El búnker impone su respeto. Pero en el Open N° 151 fueron un verdadero desafío. El Royal Liverpool Golf Club contó con 82, en su mayoría del tipo pot -circulares, profundos y con paredes empinadas- los cuales bordearon las calles y custodiaron los greens. A este particular diseño se sumó un imprevisto: los bunkers se secaron más de lo previsto y las autoridades decidieron cambiar la forma en que se rastrillan. Scottie Scheffler detalló: “Básicamente, en este campo, si evitas los bunkers, uno puede hacer lo que quiera. Cada vez que estás en uno es más o menos una penalización de golpes por la forma en que están formados esta semana. Cuando veo que mi pelota va hacia uno, me pongo muy nervioso”. Justin Thomas realmente lo padeció. Saltó de uno hacia otro el jueves y terminó su ronda con un cuádruple bogey en el 18.
“Una semana sólida”
Emiliano Grillo se dio el lujo de encabezar uno de sus torneos preferidos y terminó sexto, una valiosa ubicación. “Este es un campo en el que nunca estás en piloto automático. Pegué bien todo el día, quizás me equivoqué la estrategia en el hoyo 1 e hice tres putts en el 3, pero a partir de allí, estuve bien”, comentó luego de la primera ronda. Culminó con 66 golpes, los mismos que Tommy Fleetwood y el aficionado sudafricano Christo Lamprecht. Aunque se cayó en la segunda ronda, el chaqueño cerró su participación con 278 impactos, apenas uno más que el grupo de los segundos. Sobre compartir la última jornada con McIlroy, campeón del Abierto Británico en 2014, declaró: “Es muy divertido. Por ahí metía buenos birdies y sentía que tenía dos o tres aplausos. El resto era para él. Todo el mundo decía ‘¡Rory, Rory!’. Me voy a ir a la cama y en lugar de contar ovejas, voy a pensar ‘Rory’”.
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