Armó una “alternativa al café” con US$1000, se consolidó en el país y llegó a Australia y España

De una estadía de varios años en Nueva Zelanda y de su “pasión” por el mundo gastronómico (su familia tenía un restaurante) nació el emprendimiento de Carla Romagnolo, focalizado en las infusiones alternativas y saludables. Con apenas US$1000 comenzó en la Argentina, donde vende online y tiene presencia en unas 50 cafeterías. Después se expandió a Australia, donde se instaló ella para impulsar el negocio y el próximo destino es España.

División Café es una derivación del primer emprendimiento de Romagnolo, que abrió una consultora que tenía una división para atender cafeterías en la que volcaba su experiencia en Nueva Zelanda y su formación de barista. La demanda que generó el área determinó el nacimiento de esta iniciativa.

Con 27 años, licenciada en Turismo y experta en planificación de turismo sustentable, hasta que se fue a Nueva Zelanda Romagnolo trabajó en agencias y como voluntaria en consultoras. “Me fui porque tenía el sueño de viajar y, antes, me formé como barista profesional para tener otra herramienta en mi destino”, dice a LA NACION. Nueva Zelanda es la cuna del flat white, hay “pasión” por los cafés y muchas alternativas.

En ese destino fue encargada de cafeterías, lo que le permitió tener contacto permanente con proveedores, hacer capacitaciones y aprender de “todo lo vegano y orgánico, de las alternativas al café convencional”.

De regreso en la Argentina -ya con la convicción de emprender- decidió empezar a fabricar diferentes blends, adaptando las recetas que conoció afuera al paladar argentino: “Las que hacemos están más vinculadas con algunos sabores orientales, con ingredientes que ya conocen los consumidores; todos son naturales, sin cafeína”.

En noviembre del 2022 se fue a Australia con la decisión de abrir también ahí. “Uní el querer seguir viajando con avanzar con mi emprendimiento en un país que compartía esa cultura, por lo que también hay competencia”. Las recetas son las mismas que las de Argentina. Desembarcó con cinco variedades, todas de la línea clásica.

Sí debió aggiornarse a que, a diferencia de la Argentina, los principales clientes son las cafeterías, un “público profesional”. En cambio, a nivel local, las ventas directas desde la plataforma web son las más importantes.

Romagnolo subraya que gran parte de los insumos que usa son argentinos, porque el objetivo de su emprendimiento también es “apoyar a productores locales”. Usa polvos liofilizados que, al estar deshidratados en frío, conservan todas las propiedades. Explica que todos los blends tienen una base ayurvédica, de manera que los “ingredientes se potencian entre sí y a la vez son mejor absorbidos por el organismo”.

Indica que entre las posibilidades de emprender, ella eligió “empezar de a poco”. La mayor parte de su inversión fue a capacitación: “Este no es un rubro específico, así que aprendí de ayurveda, de sommeliers de té, de comunity managers para encargarme de la comunicación. En el arranque fueron pocas variedades y las redes son el motor de venta, Instagram y Tik Tok”. Define al crecimiento de su emprendimiento como “orgánico”.

El público argentino es el que se inclina por lo natural -no necesariamente vegano o vegetariano, aclara-, quienes buscan “consumir de manera más consciente”. Dominan las mujeres y el segmento de entre 20 a 55 años. “No combato el café, proponemos una alternativa -enfatiza-. No estamos demonizando al café, sino que está bueno saber que hay otras opciones, porque a partir de las 14 afecta a nuestro organismo”.

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