
Abuso
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Sarah Mullally, que se convertirá en enero en la líder espiritual de los anglicanos, se ha visto cuestionada por su gestión de un caso de agresión, con acusaciones que se remontan a varios años atrás, indicó el jueves la Iglesia de Inglaterra.
Mullally, de 63 años y madre de dos hijos, fue nombrada en octubre arzobispa de Canterbury y asumirá el cargo el 28 de enero, siendo la primera mujer que dirija la Iglesia anglicana.
La líder religiosa, actualmente obispa de Londres, sucederá a Justin Welby, que dimitió en enero de 2025, tras las acusaciones de que su institución encubrió durante años agresiones físicas y sexuales a menores por parte de un abogado vinculado a la misma.
Mullally es objeto de una acusación dentro de la institución, presentada en 2020 por una persona identificada como 'N', indicó la Iglesia de Inglaterra en un comunicado.
Según el sitio Premier Christian News, que reveló el caso, 'N' acusó de agresión a un sacerdote de la diócesis de Londres hace diez años.
Cuando 'N' presentó la denuncia ante la Iglesia de Inglaterra contra el sacerdote, Sarah Mullally, entonces obispa de Londres, envió un correo electrónico al eclesiástico sobre la denuncia, infringiendo el código de conducta del clero.
Según Premier Christian News, Mullaly escribió entonces que las alegaciones eran "infundadas".
'N' presentó otra denuncia ante la Iglesia de Inglaterra, esta vez contra Sarah Mullally, en 2020, por su gestión del caso.
Pero su denuncia no fue tramitada "debido a errores administrativos y a una mala interpretación de los deseos de la persona implicada", según la Iglesia de Inglaterra.
La obispa de Londres "no fue informada de este asunto", afirmó la institución.
El jueves se envió una carta a 'N' para "clarificar" la situación y explicar "los próximos pasos" a dar respecto a esta acusación, indicó la Iglesia de Inglaterra.
Según Premier Christian News, ante la falta de respuesta de la Iglesia anglicana sobre sus quejas contra Sarah Mullally, la salud mental de 'N' se deterioró.
"'N' se sintió decepcionado por los procedimientos de la Iglesia de Inglaterra", lamentó Sarah Mullally en un comunicado.
"El funcionamiento de la Iglesia de Inglaterra debe cambiar", añadió, prometiendo que, cuando asuma el cargo, hará "todo" lo que pueda para "llevar a cabo una reforma necesaria y largamente esperada".
La Iglesia de Inglaterra se convirtió en el organismo religioso estatal tras la ruptura del rey Enrique VIII con el catolicismo en el siglo XVI.
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