Resumen-xi y dirigentes chinos celebran una reunión económica clave cuando el covid se dispara
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La OMS hace una rara advertencia
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Las infecciones aumentan en la capital y otras ciudades
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Se espera que reunión económica fije objetivos de crecimiento
Por Julie Zhu y Liz Lee
Hong kong/pekín, 14 dic (reuters) - el presidente chino, xi jinping, el politburó y altos funcionarios del gobierno se reunirán durante los próximos dos días para planificar la recuperación de la maltrecha economía china, justo cuando el país se enfrenta a un aumento de las infecciones por el covid-19.
La importante conferencia anual sobre política económica se realiza en un momento en que las infecciones por el virus están creciendo en la capital, Pekín, una semana después de que los dirigentes abandonaron los estrictos controles de "cero COVID".
La política sanitaria había sido promovida por Xi, pero el mes pasado provocó las mayores protestas en sus 10 años de presidencia.
La Conferencia Central de Trabajo Económico se celebrará a puerta cerrada entre el jueves y el viernes, según tres fuentes con conocimiento directo del asunto.
Los responsables políticos y los analistas empresariales están muy atentos a la reunión, y afirman que es probable que los dirigentes tracen nuevas medidas de estímulo y discutan los objetivos de crecimiento.
Los inversores mundiales, ya sorprendidos por el giro de 180 grados de la política sobre el virus, se encuentran ahora volando a ciegas en una caótica transición pospandémica, sin datos adecuados para seguir el aumento de las infecciones y las posibles amenazas a la economía en los próximos meses.
Los economistas estiman que el crecimiento de China se ha ralentizado hasta el 3% este año, muy por debajo del objetivo oficial del 5,5%, lo que supone uno de los peores resultados de China en casi medio siglo.
Los medios de comunicación estatales informaron a última hora del martes de que unas 50 personas se encuentran en estado crítico o grave en hospitales de Pekín, mientras que los contagios también están subiendo en Wuhan y Chengdu, así como en la provincia de Hebei, según personal médico, publicaciones en las redes sociales e informes de la prensa estatal.
Pero el número exacto de casos se ha vuelto imposible de rastrear debido a la disminución de las pruebas, y la Comisión Nacional de Salud (NHC) dijo a partir del miércoles que ya no informaría de nuevas infecciones asintomáticas de COVID-19, ya que era difícil calcular con precisión el recuento total, rompiendo con una práctica que ha mantenido durante la mayor parte de los últimos tres años.
El aumento del número de casos ocurre una semana después de que las autoridades chinas anularon las exhaustivas normas anteriores sobre pruebas y cuarentena, alineándose con un mundo que se ha reabierto en gran medida tres años después de la aparición del COVID.
La euforia que provocaron esos cambios se ha desvanecido rápidamente por cada vez más indicios de que China puede pagar un costo por tener que proteger a una población que carece de "inmunidad de rebaño" y tiene bajas tasas de vacunación entre los ancianos.
El precio que pagamos
La Organización Mundial de la Salud advirtió de que se avecinan tiempos "muy duros", poniendo de relieve el temor generalizado a una oleada de infecciones en una población de 1.400 millones de personas.
"Siempre es muy difícil para cualquier país salir de una situación en la que se han aplicado controles muy, muy estrictos", declaró en Ginebra Margaret Harris, portavoz de la OMS, quien añadió que China se enfrentaba a una "época muy dura y difícil".
El recuento oficial de casos de COVID en China ha tendido a la baja en las últimas semanas, pero ello ha coincidido con un descenso de las pruebas y se contradice cada vez más con la situación sobre el terreno.
China no ha notificado ninguna muerte relacionada con el COVID desde el 3 de diciembre, antes de que el país empezara a relajar las restricciones.
En los tres años transcurridos desde el estallido de la pandemia en la ciudad de Wuhan, en el centro del país, China sólo ha notificado 5.235 muertes relacionadas con el COVID, una pequeña fracción de su población y una cifra extremadamente baja en comparación con el total mundial.
Las largas colas ante las clínicas de fiebre, edificios anexos a los hospitales en los que se detectan enfermedades infecciosas en la China continental, han sido una imagen habitual en Pekín y otras ciudades en los últimos días.
Las autoridades sanitarias nacionales afirmaron que hasta el miércoles habían abierto más de 47.000 clínicas de fiebre.
"Este es el precio que pagamos por ser más libres", dijo a Reuters en las calles de la capital un joven de 26 años apellidado Liu que trabaja en marketing.
El movimiento masivo de personas alcanzará su punto álgido en las vacaciones del Año Nuevo Lunar, que comienzan el 22 de enero, tras las restricciones impuestas a los viajes nacionales durante los tres años anteriores. (Reporte de Bernard Orr y Liz Lee en Pekín y Brenda Goh, Casey Hall, Winni Zhou, David Stanway y Shen Yiming en Shanghái; reporte adicional de Xu Jing en Pekín Editado en español por Javier López de Lérida)