El Colón se prepara
Un ambicioso programa de restauración, dirigido por una experta italiana, pretende poner en valor la acústica de la sala, aumentar la seguridad y devolverle al edificio el brillo de los detalles originales
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La estructura de andamios de 60 toneladas se retira lentamente de la sala del Teatro Colón mientras hay cambio de autoridades (Horacio Sanguinetti, su nuevo director, asumió hace dos semanas) y la obra continúa con tiempos respetuosos. Porque se busca excelencia en las tareas de restauración del punto más sensible del histórico edificio, decisiones impulsivas en la delicada articulación entre acústica, visual y seguridad, dicen, podrían causar daños irreparables.
Giuseppina Manfredi, coordinadora de restauración, vino de Italia a poner su experiencia. Restauradora, entre otros, de la Scala de Milán, explica la línea imperante en todo el trabajo, que concluiría en un año, con una inversión de 75 millones de pesos: "No estamos poniendo el Teatro a nuevo, como cuando se inauguró en 1908; que todo brille, aunque es más fácil, sería falso. El criterio actual de preservación del patrimonio consiste en respetar la autenticidad y la memoria de un edificio que tiene 100 años, pero como si hubiese sido cuidado durante esos 100".
Este aspecto se tiene en cuenta hasta en los más mínimos detalles como el lustre justo que le darán a las butacas y en la paleta de color general: "El terciopelo original del telón era más tostado, más ladrillo, no era granate como se puso con el efecto del tiempo y de las quemaduras con naftalina", explica el arquitecto Alvaro Arrese, director general de infraestructura. "En la sala, después de sacar capas y capas de pintura de malas intervenciones, y telas tapadas, reaparecieron los colores originales: sanguina, salmones, turquesas, celestes, amarillos rosáceos, verdes, una paleta más floral, más alta que la actual, coincidente con el art nouveau que en la época se usaba en materia de decoración y que incluso figura en las crónicas."
Arrese añade que las butacas, rellenas originalmente con crin de caballo, "trabajan como cajas acústicas con las bajas frecuencias, y es lo que hace que los chelos suenen como en ninguna otra parte del mundo, y que a esto también se debe la estrechez de las paredes laterales del escenario, tan discutida. El terciopelo de lana de las butacas, permeable e ignífugo, volverá a los 900 gramos por metro cuadrado (ahora es de algodón de 400 gramos, altamente combustible). También llegamos a un acuerdo con el asesor de incendios para que las telas de algodón que están en los cierres y pasos sean cambiadas por cortinas ignífugas, en lugar de puertas placa, que harían perder toda la acústica original, valor supremo de la sala".
Sobre la base de este concepto de seguridad, el arquitecto Andrés Schulman, coordinador de proyectos, dice que se cambia todo el cableado, la maquinaria de la caja escénica, el motor del telón y todo lo eléctrico que haya expirado su período de seguro funcionamiento. Y agrega que los expertos e ingenieros de acústica sugirieron, por ejemplo, dejar los 3 grados de inclinación del escenario y la de la sala. "Todo influye en la acústica, desde la pintura hasta las molduras; la platea podrá nivelarse a cero grado cuando se requiera y el foso de la orquesta podrá subir al mismo nivel que el escenario."
Mientras que el exclusivo terciopelo para cortinas y tapizados se fabrica en Europa, y que los restauradores siguen trabajando bajo la férrea mirada de Manfredi, cabe preguntarse si junto con el plan maestro para revalorizar al Colón habrá un voto de conciencia ciudadana, porque además de encontrarse tesoros ocultos como marmolino detrás de capas de pintura en los deambulatorios, llama la atención los kilos de goma de mascar, las inscripciones y quemaduras de cigarrillos en butacas y textiles; un descuido inadmisible, que ningún plan de restauración, por más bueno que sea, puede resistir.
El Teatro Colón, por dentro y en cifras
- Obra: Restauración Teatro Colón
- Autor: Francisco Tamburini, Víctor Meano, Jules Dormal
- Fecha de construcción: 1908
- Ampliación 1938: 2450 m2
- Ampliación 1970: 19.910 m2
- Ubicación: Libertad, entre Viamonte y Tucumán
- Superficie total aprox: 58.000 m2
- Superficie por restaurar: 30.000 m2
- Monto de la obra aproximado: 75 millones de pesos (aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo, el tesoro de la ciudad de Buenos Aires, Fundación Teatro Colón y donaciones particulares)
- Foyer: 1293 m2
- Sala: 28 metros de alto por 75 m de profundidad. Hay en total 2487 butacas distribuidas en 22 filas con 632 plateas, 10 palcos baignoire, 32 palcos bajos, 34 palcos balcón, 38 palcos altos, 14 palcos en cazuela y 4 palcos en tertulia, 223 butacas en tres filas en la cazuela, 336 butacas en tres filas en tertulia, 348 butacas en tres filas en galería, y una fila con 78 butacas
- Escenario: 1216 m2 de superficie
- Disco giratorio del escenario: 20,30 m
- Foso de la orquesta: 16 m de largo por 6 m de ancho



