Formas y materiales contemporáneos
Son las principales características de la producción actual del estudio del arquitecto argentino Pablo Sánchez Elía
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La investigación sobre las combinaciones y posibilidades de materiales ya conocidos y su aplicación en una arquitectura austera, de formas esenciales, define la producción del estudio del arquitecto Pablo Sánchez Elía.
Egresado de la Universidad de Buenos Aires, en 1983, ha encarado una amplia temática en su obra. "En el estudio desarrollamos una intensa tarea de investigación sobre el uso de los materiales y el tratamiento de las formas", dice Sánchez Elía.
Y éste es su rasgo distintivo, tanto en las viviendas unifamiliares, los locales comerciales y gastronómicos, la propiedad horizontal como en el diseño de equipamiento. Lo demuestra también una de sus obras más recientes, la bodega Catena Zapata en Luján de Cuyo, Mendoza, cuya imagen evoca las pirámides escalonadas mayas. Las ruinas de Tikal, en Guatemala, fueron la fuente de inspiración para este proyecto con el cual Sánchez Elía debió responder al requerimiento del comitente, Nicolás Catena Zapata, de lograr "algo autóctono, no clásico, no europeo".
Lo inesperado es ley
Así, la imagen desde el acceso muestra la pirámide con grandes aberturas iluminadas enmarcada entre dos muros longitudinales de piedra, en un largo camino procesional a la bodega.
Ya en el interior, y dentro de un trazado donde rige la simetría, lo inesperado es ley. Hay contraste de materiales, siempre trabajando la rusticidad, diagonales materializadas por escaleras que atraviesan espacios interconectados visualmente, contrafuertes revestidos en piedra en un salón para degustación equipado con mobiliario diseñado por el mismo Sánchez Elía en el que la madera se impone. Esta obra sigue la tradición del estudio en cuanto a la relación con el diseño del espacio tanto como del objeto. "Cuando el presupuesto lo permite --dice su titular-- diseñamos hasta los herrajes."
Ajustarse a la escala de la obra, pensándola con el más absoluto respeto hacia el comitente, y apuntar a lograr su participación, nunca imponiendo criterios, sino haciendo que el cliente se sienta a gusto con el proceso de la obra, es otra de las premisas del estudio, que se ha traducido en una producción que concreta las expectativas de los comitentes, pero manteniendo siempre un estilo propio.
Estilo austero, pero con calidez
La casa de 450 metros cuadrados en el club de campo La Martina, en Cañuelas, provincia de Buenos Aires, es una síntesis de las viviendas proyectadas por Pablo Sánchez Elía.
Realizada con el arquitecto Juan Ballester, presenta un planteo compacto con volúmenes de clara lectura y una simetría que se refuerza desde el acceso con un espejo de agua circular en su eje.
En los exteriores de las viviendas se usan revoques texturados a base de piedra triturada, que permiten obtener tonalidades uniformes sin pigmentos. Los muros están perforados por grandes aberturas corredizas que se extienden desde el piso hasta el cielo raso, sin dintel, y permiten fusionar interior y exterior.
La luminosidad se refuerza con el blanco que cubre muros y cielos rasos, que a la vez dan sobriedad a los ambientes.
Se combinan materiales como piedra pulida sin taponar para los pisos, y detalles en mármol, con maderas, y se recurre al cemento alisado realizado a la manera de los pavimentos venecianos, que se diferencian del alisado convencional por su conformación, surgida de estudios específicos de los componentes y de su combinación con texturas y colores de la tierra incluidos en su masa.
La calidez de los ambientes se completa con un equipamiento de objetos a la vez rústicos y contemporáneos que, sin embargo, crean espacios despojados, con contados elementos que en muchos casos fueron diseñados por el estudio.



