Las novedades en calefacción para los ambientes actuales
Los sistemas de paneles radiantes por agua o eléctricos son una buena opción
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Previo a la elección de un sistema de calefacción, hay ciertos puntos que deben tenerse en cuenta. Entre ellos, la orientación de las ventanas del ambiente a calefaccionar, ya que esto determina la pérdida o ganancia térmica que sufrirá.
También es preciso considerar la temperatura promedio de la unidad que se calefaccionará en general, y de cada habitación en particular, variable de acuerdo no sólo con sus aventanamientos, sino con los materiales de sus cerramientos -muros, pisos, techos, cielos rasos y ventanas-, cada uno con propiedades de aislación térmica diferentes. Influyen también las dimensiones del ambiente: cuanto mayor sea la altura, mayor es el volumen de aire por tratar y, además, como el calor sube en sus corrientes convectoras, y así tardará más en recorrer el ambiente, será preciso aumentar la temperatura.
Cuando se trata de superficies acristaladas, la pérdida de calor se acrecienta durante la noche, pero se reduce durante el día por el efecto invernadero, siempre que el vidrio no esté orientado al Sur.
Para la elección del sistema más adecuado, deben recordarse las características de cada uno. El principio básico es el de una fuente de calor -caldera- conectada mediante una cañería a los equipos emisores, que actúan por calentamiento del agua en su interior. Este era el principio de los antiguos radiadores verticales de pared, y de la posterior losa radiante.
Paneles radiantes
Hoy existen sistemas de paneles radiantes, con cañerías o con cables, según sea el sistema por agua o eléctrico. El piso radiante por agua se compone de serpentinas que pueden ser de polietileno reticulado o de material termofusionable, colocadas en el contrapiso, y conforma así una placa radiante. De acuerdo con el asesoramiento brindado por el arquitecto Gustavo Battaglia, especialista en instalaciones termomecánicas, las espiras se colocan sobre una aislamiento de poliestireno expandido de alta densidad, para dirigir la irradiación térmica hacia arriba.
El piso radiante funciona baja temperatura (28° el conjunto, 35° el agua que circula por la cañería); presenta limitaciones en la longitud de los circuitos debido a la pérdida de carga y el enfriamiento para circuitos muy extensos. Requiere un espacio mínimo entre la losa y el mortero de 4 cm, y el espesor ideal de la carpeta para conseguir un buen funcionamiento es de 5 o 6 cm. Debe considerarse que tiene una alta inercia térmica, por lo cual es mayor el tiempo de entrada en régimen, y también mayor el de conservación del calor.
El sistema radiante eléctrico es de rápida instalación y puesta en marcha, pues el conductor que conforma la espira alcanza su temperatura de trabajo al instante en toda su extensión, lo que permite una distribución de la temperatura uniforme, sin diferencia entre cañerías de alimentación y de retorno.
También es de fácil sectorización, ya que se puede regular cada ambiente con termostatos individuales. Requiere menores espesores tanto de contrapiso como de aislaciones, aspecto que lo hace ventajoso en remodelaciones.
En cuanto a los materiales de terminación de solados, debe recordarse que los más aislantes son las alfombras de pelo largo, por lo tanto demoran la transmisión del calor. Los más convenientes son la madera y, mejores aún, los mosaicos o cerámicos, que no son en absoluto aislantes. Por esto, es preciso definir con antelación al sistema de calefacción, el material del piso, para evitar resultados no previstos.
Otro sistema, por zócalo radiante, también tiene dos opciones por agua, tipo fan-coil con equipos embutidos, y eléctricos, con zócalos de dimensiones muy reducidas. Ofrece mayor economía en la instalación que el piso radiante, aunque la distribución de la temperatura obtenida no sea tan regular como en el caso anterior. Tiene una puesta en régimen muy rápida y permite el control individual por radiador.
Ventajas de los sistemas
Los sistemas de paneles radiantes brindan los mejores resultados de confort porque generan el calor donde lo requiere el cuerpo, en los pies, y una vez que el ambiente está en régimen, el nivel de calefacción es uniforme, sin estratificación del aire ni zonas con distintos picos de temperatura. Para eso es esencial que el sistema responda aún balance térmico exhaustivo, y que esté correctamente diseñado.
En los paneles radiantes es posible realizar un trazado de doble serpentina, para reducir los espacios entre cañería y aumentar la superficie radiante. En estos casos se combinan las cañerías por ambos extremos del ambiente, resultando más conveniente en estos casos por su mayor ductilidad al tratarse de una cable, el panel eléctrico.



