Leon Krier: lugares para la gente
Los conceptos de un arquitecto netamente europeo que toma lecciones de la tradición
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Conocido por su respeto hacia la arquitectura tradicional, Leon Krier, que participó en la IX Bienal BA/01, conversó con La Nación acerca de sus ideas y realizaciones.
"No me interesa la historia como pasado -afirma-, sino porque la arquitectura histórica está llena de soluciones interesantes, de lecciones y, sobre todo, me interesa en su aspecto tecnológico." Para él, la solución más antigua implica una mayor experiencia y, por lo tanto, la arquitectura moderna está en etapa experimental.
Krier aprecia las técnicas modernas, "pero declarar que son un nuevo lenguaje es un error filosófico. Y lo peor es que estas barreras ideológicas -dice- no sólo van en contra de estas técnicas, sino que las hicieron desaparecer de la enseñanza." Por eso, afirma Krier, cuando el Príncipe de Gales comenzó a criticar a los arquitectos modernos, fue un alivio para mucha gente que, en Inglaterra, coincidía con él. Pero generó un contraataque de los profesionales, que se sintieron ofendidos.
El discurso del príncipe Carlos tuvo gran influencia sobre el público, y León Krier fue uno de sus teóricos. Así se gestó la planificación de la nueva ciudad de Poundbury, en Dorset, desarrollada sobre tierras del príncipe. "El objetivo fue crear una ciudad que reprodujera una situación normal de mercado, sin fondos públicos", indica el arquitecto. La idea fue construir lugares nuevos que a la gente le gustaran, y no imponérselos. La planificación de Poundbury fue tildada de kitsch por parte de la prensa de arquitectura. Pero cuando salió a la venta, fue un éxito inmediato. Hoy está habitado, con gran aceptación de la gente y la construcción se convirtió en la mayor fuente de ingresos del principe de Gales.
La baja densidad, la mezcla de usos y, sobre todo la geometría sinuopsa de sus calles contribuyeron a su éxito. El gobierno británico lo tomó como modelo oficial de planeamiento. "Aparecieron imitadores de la ciudad, que hacen muy buenas copias", expresa satisfecho Leon Krier.
"Como mi arquitectura se construye a partir de un lenguaje conocido -dice- se entiende fácilmente." Y así se puede establecer un patrón de calidad. Pero, afirma, "no se puede diseñar todo".
Hoy, ocupado con la planificación de seis ciudades nuevas, reconoce que esto es muy complejo, de modo que conserva la consultoría general para evitar errores aunque, dice, "con una buena planificación no hay grandes errores".
Está convencido de que cada edificio debe ser diseñado individualmente, cada lote debe tener una forma individual, y el vecino debe contrastar en actividades para lograr la mezcla de usos que dinamiza la propuesta.
Mediante la técnica se llega al estilo
Su defensa del patrimonio se revela en el debate que debió mantener con el español Ricardo Bofill por la preservación de la estación ferroviaria de Boloña, que enfrentaba la demolición. Aun con el lema "si vota No a este proyecto, Boloña perderá el tren hacia el siglo XXI", la propuesta de Bofill no pudo imponerse al voto popular. Plebiscitos como éste indican que en Europa la gente se interesa por el debate arquitectónico, y por lo tradicional.
Pero hoy no hay educación sobre este tipo de arquitectura, reflexiona un Krier que se muestra preocupado y expresa que, por esto mismo, prefiere trabajar con técnicos que lo interpretan, dada la dificultad de encontrar arquitectos que no están dispuestos a ejecutar sus proyectos. Prefiere el lenguaje vernáculo antes que los estilos clásicos. Y remarca que el estilo -palabra denostada por los modernos- viene después de la tecnología. Y, como excelente pianista que es, afirma que "para tocar el piano hay que saber de técnica, si no no se llega al estilo".



