Sana evocación de León Battista Alberti
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Dado su reciente nombramiento como director del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, con esta columna Luis Grossman se despide temporariamente de sus lectores del suplemento Arquitectura
El mensaje que por vía electrónica me hizo llegar un lector pertinaz, el señor Luis Scarzella, funcionó como disparador para una serie de meditaciones que, de manera muy apretada, expongo a continuación.
Scarzella, con mucha sagacidad, coloca como acápite de su nota una cita de Leon Battista Alberti, ese prestigioso tratadista del Renacimiento italiano que sigue siendo respetado, revisado y comentado hasta hoy, aun cuando en algunas cátedras de universidades norteamericanas o europeas se acuda a sus textos con mucha más frecuencia que entre nosotros.
Dice Alberti en el proemio de De re Aedificatoria (1450): " el arquitecto será aquel que, con un método y un procedimiento determinados y dignos de admiración, haya estudiado el modo de proyectar en teoría y también de llevar a cabo en la práctica cualquier obra que, a partir del desplazamiento de los pesos y la unión y el ensamble de los cuerpos, se adecue, de una forma hermosísima, a las necesidades más propias de los seres humanos". Y subraya nuestro lector la expresión donde dice "de una forma hermosísima", subyugado por el superlativo que emplea Leon Battista Alberti, tan medido en su estilo. La carta se focaliza luego en el tema de las rejas, a las que Scarzella juzga con dureza por la escasa creatividad e imaginación puestas en juego por colegas de este tiempo si se los compara con otras épocas.
En este aspecto coincide con la crítica formulada en el artículo publicado en adn Cultura por el arquitecto Fabio Grementieri, que se refiere a la mayoría de los edificios que se levantan en los años recientes como muestras de construcción sin rastros de arquitectura. ¿Cómo pueden pedirse "formas hermosísimas" a edificios que se diseñaron para cumplir solamente con las demandas de rendimiento utilitario pedidas por el desarrollador de turno?
No se trata de una plañidera nostalgia de formas pasadas; se trata de advertir la ausencia de búsquedas formales genuinas que revelen la presencia de la arquitectura en el manejo de los volúmenes y las proporciones, de las superficies, las texturas y los colores, de la correspondencia con el entorno y la incidencia del clima y el asoleamiento. Pero aun así Como en los tiempos recientes parece que son las dimensiones en altura las que convocan a un público entusiasta, me siento obligado a advertir a los compradores de departamentos en torres espectaculares (mostradas en renders de computación y cada vez menos en forma de planos), que examinen las plantas y que, cuando accedan a ellas, observen las medidas.
De ese modo evitarán llevarse una sorpresa cuando, habiendo abonado gran parte del precio, lleguen a su unidad y noten que hay que desarmar los muebles para que puedan entrar, y que cuando vengan amigos de visita no podrán comer en la mesa, o que no hay dónde guardar la vajilla Es decir, que no sólo adolecen muchos edificios contemporáneos de un lamentable descuido por lo formal, sino que las fallas llegan incluso a "las necesidades más propias de los seres humanos" aludidas por Alberti.
En el señor Scarzella respondo a muchos lectores, la mayoría de ellos no arquitectos, que me acompañan cálidamente desde hace muchos años.
luisjgrossman@gmail.com



