Transformaciones para dejarse tentar
En Recoleta, las empanadas del delivery ahora tienen salón propio que emula la privacidad hogareña. y la comida japonesa encontró un espacio calmo y con diseño en dos shoppings
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Tentación: Del latín temptatio. Estímulo que induce al deseo de algo . Es cierto. Elegir una mesa, leer un menú y esperar que llegue el plato son parte de un juego de tentaciones al que el diseño de los restaurantes se ha sumado hace tiempo. También deben estimular las ganas de comer y quedarse.
Con esa idea en mente, el estudio Verardo desarrolló el primer local para comer in situ para una cadena de delivery de empanadas: El Noble Repulgue, sobre la ajetreada Vicente López, en Recoleta. "Teníamos que distinguirlo sin gritar cada vez más fuerte, reposicionar el producto con dinamismo, sin estridencias, pero tampoco con minimalismo: la meta era una arquitectura con caja neutra que invitara a disfrutar del mismo producto que en casa, con un giro más gourmet, en un sitio que remitiera a la comodidad del hogar", explica la arquitecta María Laura Verardo.
Traducir la tentación en un ambiente sin caer en el pecado de la gula parece ser el objetivo de un local que reúne informalmente con equipamiento flexible a amigos, familia e incluso comensales solos. "Aquí no hay espaldas. Pusimos mesas altas con banquetas, mesas bajas con tambores de lavarropas como pufs que se corren y rearman los espacios, mesas intermedias, tradicionales, para los que buscan esa postura. El repertorio de elementos no tiene una idea implantada y se reagrupa según la necesidad para que todos se sientan bien y nadie quede aislado", dice Verardo.
Una pared exhibidora calada con círculos retroiluminados en el verde institucional marca el recorrido desde el ingreso. El piso y las paredes, en cemento alisado color hueso, calman las ansiedades, y los manteles de cuero, la vajilla de líneas netas que simula encastrar un platillo con otro, y la madera maciza en los detalles terminan de delinear un ambiente para quedarse.
En el otro caso, el de Sensu, hay que recordar que los shoppings están ligados a la comida rápida, las bandejas y los vasos de papel. Sin embargo, la histórica comida japonesa y el sushi de esta cadena con 15 años en el mercado apuesta a un espacio diferente entre las mesas clásicas de los patios de comida de Patio Bullrich y Galerías Pacífico. "Explicitamos un diseño que nos acerca a Japón a través de los locales, que apela a lo folklórico con varillas oscuras, pero aquietando los iconos -cuenta la arquitecta Irene Sznaider, del estudio Sznaider-Spinelli-. Por eso mixturamos la cerámica y la piedra, elementos que toman la tradicional y la moderna arquitectura japonesa."
Precisamente sobre una pared de piedra de colocación artesanal, el logo se luce más claro en tipografía y en 45 m2 se resuelve la cocina, la caja y la barra del sushiman, que permite una relación fluida con él. "El sushi tiene su jerarquización especial con elaboración a la vista, pero al mismo tiempo el teppan (plancha al estilo japonés) está colocado bajo una campana de acero y rodeado de vidrio para que el cliente siempre observe la cocción de los alimentos", cuenta Sznaider.
Todas las funciones de elaboración están definidas a la vista y frente a ellas se ubican dos mesas con sillas rescatadas de viejos remates, decapadas, con un tapizado de pana violeta que se reproduce también frente a otras mesas en dos sillones de respaldo recto y altísimo bajo las escaleras del shopping, generando mayor intimidad. "Buscamos un sitio intenso, pero a la vez formal; austero y cálido al mismo tiempo en un juego neoclásico alejado del estilo shopping", explican las arquitectas.
Las lámparas de diseño propio, arañas de brazos livianos, surcan el techo sobre la heladera del sushi. La cartelería, empotrada en las paredes y contenida en las campanas de aireación sobre los fuegos, usa imágenes potentes, obviamente, para tentarse.
Imágenes que hacen agua la boca
El fotógrafo de imágenes publicitarias Carlos Caramañán fue el encargado de retratar un roll de salmón con dos palitos. En un backlight sobre toda la pared del costado de Sensu, en Patio Bullrich, seduce con una imagen, sólo una. "La lectura de los platos es a través de imágenes: ya no es necesario explicar qué es un niguiri o un roll", cuenta Sznaider, destacando que la cartelería no está suelta, sino empotrada en la piedra.
En El Noble Repulgue, la comunicación es itinerante de acuerdo con promociones y lanzamientos gourmet. Por eso se elaboraron paneles modulares de gráfica desmontable, según la teoría de la flexibilidad que sostiene todo el espacio.



