Vanguardia rusa
En el Centro Cultural Recoleta
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Las vanguardias artísticas de principios del siglo XX han marcado el inicio de las grandes transformaciones que permitieron el surgimiento del diseño moderno. Esta es la razón de la gran convocatoria que está teniendo la muestra Vanguardia rusa , que se presenta hasta fin de mes en el Centro Cultural Recoleta.
Con una propuesta fuerte desde el montaje, la exposición, desde el acceso, con la impronta vanguardista, pone en contexto al espectador. En la circulación central, que a veces resulta demasiado guiada y compartimentada, comienzan a surgir frente al espectador las obras de grandes exponentes de distintos movimientos artísticos como Vassily Kandinski ( Der Bleu Reiter ), el suprematista Kasimir Malevitch o el constructivismo de Vladimir Tatlin junto a otros reconocidos artistas, con trabajos expuestos por primera vez en la Argentina. Las obras están ubicadas en un espacio de semioscuridad, donde la iluminación puntual hace emerger las pinturas junto a una placa que presenta una breve contextualización histórica relacionada con cada autor.
En estos textos se pone de manifiesto que el acto creativo de la vanguardia rusa estaba íntimamente ligado a las ciencias exactas. Las piezas eran generadas a partir de un criterio estrictamente programático, sentando así las bases de la disciplina proyectual tal como es entendida en nuestros tiempos.
Su producción gráfica también está presente con algunos afiches culturales y políticos de precursores como Alexander Rodchenko y El Lissitsky. La estricta planimetría, sumada al uso de múltiples ejes en un orden casi matemático, potencia de forma muy particular la capacidad retórica de la imagen, anclada siempre en una propuesta cromática de buscada austeridad. El uso del fotomontaje y el collage tuvo para los artistas rusos un valor muy especial: fue el blanco de la mayor experimentación puramente gráfica, y puso distancia definitiva con la plástica.
El cierre de esta interesantísima propuesta está dado en un espacio audiovisual, que si bien no permite una gran concurrencia, cuenta con excelente material documental que termina de plasmar el pensamiento vanguardista y el clima que se vivía en el mundo a principios del siglo pasado.
En la salida, la muestra cuenta con un pequeño centro de promoción donde pueden encontrarse desde remeras hasta elementos de cocina con reproducciones de las obras expuestas y donde también puede adquirirse el catálogo que, además de las obras, contiene importante documentación histórica y un muy cuidado diseño que, cuanto menos, vale la pena hojear.



