Wembley: el fútbol recupera una leyenda
El famoso estadio será demolido en noviembre próximo, pero renacerá en tres años con una espectacular fisonomía; el padre del proyecto es un consorcio integrado por los estudios de Norman Foster and Partners y HOK + Lobb (éste, autor del Estadio de Sydney donde se desarrollarán los Juegos Olímpicos)
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LONDRES.- El estadio de Wembley, conocido como la Catedral del Fútbol en el mundo de los deportes, será demolido en noviembre próximo para renacer en cuestión de tres años con una espectacular fisonomía.
Las dos torres con las banderas que lo han caracterizado desde su fundación, en 1924, desaparecerán para dar paso a un arco de 133 metros de alto a partir del cual se suspenderán los cables que sostendrán el techo del estadio cuya altura total será de 52 metros. De esta forma, los arquitectos han encontrado una forma de evitar el uso de pilares que suelen obstruir la visión del campo a muchos de los espectadores.
El arco se transformará además en un nuevo hito del paisaje londinense, no sólo por su magnitud sino también porque se mantendrá iluminado durante la duración de todos los encuentros que se realicen en su interior, convirtiéndolo así en un inmenso foco de atención.
El padre del proyecto es un consorcio integrado por los estudios Norman Foster and Partners y HOK + Lobb, este último autor del diseño del Estadio de Australia (Stadium Australia), donde se desarrollarán los Juegos Olímpicos en Sydney.
A un costo de 760 millones de dólares, el nuevo Wembley estará en condiciones de albergar a 90.000 hinchas de fútbol y de rugby (10 mil más que actualmente) así como a 68.000 amantes de otros deportes. Los planes para construir una pista de atletismo con vistas a que Gran Bretaña pudiera albergar allí los próximos Juegos Olímpicos fueron descartados porque habría obligado a reducir a 70.000 el número máximo de espectadores.
Tanto es el interés de sus propietarios por aumentar la capacidad del estadio, que se ha decidido extender su perímetro sobre buena parte de la actual playa de estacionamiento. Esto tendrá la ventaja adicional de obligar a muchos fanáticos a utilizar medios de transporte público reduciendo así los embotellamientos que suelen producirse en los alrededores cada vez que hay un partido y con eso la polución ambiental.
Los arquitectos han diseñado la acústica, de modo que el nuevo edificio pueda recrear el famoso rugido de Wembley, es decir, el impacto sonoro creado por la presencia de los asistentes. El estadio será también puesto a tono como si se tratara de una sala de conciertos, de modo que pueda ser utilizado como escenario de grandes encuentros musicales.
Un gigantesco techo retráctil no sólo protegerá a los espectadores de los habituales chaparrones londinenses, sino que también evitará que arruinen la cancha antes de un partido o que estropeen la transmisión televisiva.
Para que tanto el hincha corriente como el más prestigioso de los invitados VIP disfruten las instalaciones, se establecerán 478 puestos de alimentos, 13 restaurantes, 50 negocios de souvenirs, 1985 lavatorios, un hotel con 200 habitaciones y una sala de banquetes para igual número de comensales, con una fachada de cristal a través de la cual se podrá seguir apreciando el característico Camino de Wembley, que conduce como una avenida central hacia el estadio.
Más allá de los 90.000 asientos regulares, el estadio contará con 170 palcos de hospitalidad, 400 asientos para VIP, 4000 asientos reservados a corporaciones y 400 para discapacitados (con facilidades de audio para personas con restricciones visuales). Y en un acto de respeto a la monarquía, Wembley mantendrá su Royal Box, el palco destinado a la realeza, de modo que los trofeos sigan siendo entregados allí, sin tener que obligar a quien represente a la nobleza a desplazarse al centro de la cancha.
Renacimiento alla británica
Por la eficiencia destructora de las reformas y contrarreformas religiosas en Gran Bretaña, poco queda en este país que recuerde la gloria arquitectónica del Renacimiento en los siglos XV al XVII. Por eso, ahora muchos aprovechan la ola de ambiciosos emprendimientos que envuelve esta isla para proclamar el regreso de un renacimiento a la británica . Más de un centenar de edificios de vanguardia se ha construido recientemente o está en vías de ser inaugurado en los próximos meses gracias a dos importantes mecenas: la Lotería Nacional y el fondo creado para celebrar la llegada del año 2000.
Los dos emprendimientos que han captado el mayor interés del público son la Tate Gallery, el primer Museo de Arte Moderno de Londres, y el Proyecto Edén, en el sureño condado de Cornwall. La nueva sede de la Tate es una reacondicionada estación de electricidad diseñada en 1947 por sir Giles Gilbert Scott, el creador de las famosas cabinas telefónicas británicas. El edificio fue remodelado por los arquitectos suizos Herzog & de Meuron y cuenta con un centro de estudios, una galería de sonido, una cafetería y un espectacular restaurante en su último piso.
El Proyecto Edén, fruto del arquitecto escocés Nick Grimshaw, será -cuando sea inaugurado el año próximo- el más grande invernadero del mundo, capaz de albergar un ejemplar de todas las especies botánicas del planeta bajo una cúpula de cristal de más de tres kilómetros de diámetro.
Y en Edimburgo, los catalanes Enric Miralles y Benedetta Tagliabue ganaron la licitación para construir el nuevo edificio del Parlamento Escocés. Ubicado justo al lado del Palacio de Holyrood -residencia oficial de la reina,- consistirá en un hemiciclo para los 129 parlamentarios escoceses.



