
El BMW Z3, que ya se dejó de producir, apareció en una película de James Bond
El 28 de junio salió de las instalaciones de la planta de Spartanburg el último BMW Z3; su ulterior destino fue el museo de la marca alemana. Luego de alcanzar la cifra de 297.087 unidades fabricadas, finalizó así uno de los ciclos más exitosos para el roadster más vendido de la prestigiosa firma.
Si bien el Z3 fue presentado en los diferentes salones del Automóvil donde BMW estuvo presente, el escenario elegido para dar a conocer este vehículo fue el cine.
En noviembre de 1995, James Bond, el mismísimo 007, fue el encargado de conducirlo en la película Golden Eye ; desde ese Z3 hasta la fecha se han fabricado casi 300.000 unidades para satisfacer la demanda.
Su particular diseño al estilo de los roadster de los años 60 ha sido una de las razones de su éxito. Está especialmente pensado para circular sin capota y disfrutar de conducirlo teniendo el cielo como techo.
El carácter de un grande
El Z3 apareció con dos potencias, el motor más modesto era un 1.8 litro de 4 cilindros y 115 CV. El siguiente propulsor era un 1.9 litro con 140 caballos, mucho más adecuado a la filosofía del pequeño roadster.
Sólo en abril de 1997 apareció el motor de 2.8 de 6 cilindros y 192 C. Los que buscaban mayor dinamismo al volante del Z3 ya tenían la potencia necesaria.
Luego irrumpió una motorización más potente, la 3.2, desarrollada por M GmbH y que también se comercializaba con el exitoso M3. Los 321 CV que entregaba este exhacilíndro convirtieron al Z3 en objeto de deseo de los aficionados a los superdeportivos.
En 1998 nació el Z3 Coupé. Siguiendo las directrices del Z3 original se dispuso cerrar la parte trasera al estilo de los Jaguar E-Type y los Triumph GT6.
Al año siguiente, el Z3 sufrió nuevos cambios en su estética, esta vez en la parte trasera. Los Z3 de 4 cilindros recibieron los pasos de ruedas y ejes ensanchados de los modelos con motores de seis cilindros, los pilotes traseros se modernizaron a imagen y semejanza de la nueva serie 3, que ahora poseían forma de L; de esa serie también heredaron los motores.
La parte frontal recibió anillos de cromo y en el habitáculo se incrustaron placas de madera y embellecedores cromados, logrando disminuir los ruidos y aumentando el aislamiento en todo lo concerniente a la capota.
Para el nuevo milenio, BMW decidió aumentar la cilindrada y potencia de sus propulsores. Así, el 2.0 pasó a ser un 2.2 de 170 CV y el 2.8 un 3.0 de 231 caballos.
Para el M Roadster se reservó el nuevo motor M3, pero con una potencia menor, 325 caballos.
La competencia presionaba, pero BMW no quiso que el Z3 fuera vencido; ésa fue una de las razones por las que la firma decidió sustituirlo por el Z4.
De esta manera finalizó una existencia repleta de éxitos para el roadster más vendido en la historia de BMW.