La calle Carlos Calvo, sitiada por adoquines y un amparo judicial
A fines de marzo, una medida cautelar suspendió la remoción del empedrado y la obra dejó los adoquines en la vía pública; denuncian que no se recolecta la basura
1 minuto de lectura'
Desde hace más de seis meses, los vecinos de Carlos Calvo al 200, entre la avenida Paseo Colón y Balcarce, no pueden transitar por su propia calle sin temor a romperse una pierna. Varias pilas de adoquines se amontonan en medio de la calzada desde fines de marzo, fecha en que la jueza en lo contencioso administrativo de la ciudad, Paola Cabezas Cescato, ordenó al gobierno porteño, a través de una medida cautelar, suspender las obras de remoción del empedrado.
Como consecuencia, los adoquines obstaculizan el camino de los residentes de la zona, sin que se sepa exactamente cuándo saldrán de allí. Los vecinos de la cuadra manifiestan que, desde que las obras están paradas, la calle se tornó más sucia e insegura, y no hay nadie que no tenga problemas para estacionar el coche o desplazarse a pie. Denuncian, además, el robo de los adoquines que quedaron a la intemperie.
Entre los damnificados se encuentra Sergio López, pastor de la iglesia dinamarquesa ubicada en Carlos Calvo 257. "Además de que se acumula basura, de que por las noches la calle es una boca de lobo y de que a mucha gente mayor le cuesta llegar a misa, el mayor problema es con los sepelios o los casamientos, ya que el coche no puede ingresar hasta la puerta", expresó. López agregó que, a causa de la parálisis en las obras, el príncipe de Dinamarca, quien visitó la ciudad con motivo de la selección de la sede para los Juegos Olímpicos de 2020, no pudo visitar la iglesia. "No pudimos invitarlo para que venga porque estaba cortada la calle", se lamentó.
Sobre el robo de los adoquines, Andrea Flores, encargada de uno de los edificios de la cuadra, contó que es común que se acerquen autos a plena luz del día para llevárselos. "Les tomamos las patentes, pero nosotros no podemos controlar la situación." Además, relató, "en el edificio hay mucha gente mayor o en silla de ruedas, y los taxis no pueden entrar. Ahora es una «calle muerta» y no tiene movimiento, a pesar de ser muy turística".
También Hipólito Luna, el dueño de un restaurante ubicado en la esquina de Carlos Calvo y Balcarce, apuntó contra la parálisis de las obras. "Los domingos caminan muchos turistas por San Telmo y es una pena que vean esta calle tan fea. Por culpa de esta situación tenemos muchos menos clientes", aseguró.
En la esquina de Balcarce y el pasaje Giuffra, sobre el que también rige el amparo (puesto que, además de Carlos Calvo, la jueza también ordenó la detención de las obras en Venezuela, Brasil, Humberto Primo y los pasajes San Lorenzo y Giuffra entre Paseo Colón y Balcarce), Rolando Azpeitía, el propietario de Pride Café, denuncia una situación similar. "Se junta basura, los recolectores no pasan y hay muchísimas ratas. La actividad comercial cayó un 50%, y a la hora pico el tránsito pesado que no puede circular por la avenida Paseo Colón se desvía por Giuffra. Es una situación muy peligrosa, porque el casco histórico no está preparado para recibir ese tipo de tránsito", contó.
La acción de amparo había sido impulsada por Oscar Teso, vecino de San Telmo, a cuyo reclamo se sumaron dos comuneros del Frente para la Victoria, Edith Oviedo y Alejandro Szer, bajo la representación de la Defensoría General de la ciudad. Para Teso, "no es una cuestión caprichosa de adoquines sí o adoquines no".
Según explicó, la obra, que se inició en febrero e incluyó la remoción del adoquinado original, junto con la construcción de una loza y un cordón cuneta de hormigón, viola la ley de empedrado de la ciudad. Por lo tanto, su reclamo es que "se restituya la situación anterior: que saquen el hormigón y traigan los adoquines originales u otros similares en forma y color, y que se coloquen según la técnica correspondiente", dijo.
José María González Losada, quien acompaña el reclamo, dirige las actividades culturales en el bar Los Chisperos, en Carlos Calvo 210. En su opinión, el amparo tiene una justificación que se debe tener en cuenta. "Si permitimos que el gobierno de la ciudad haga esto en San Telmo sin ningún costo, ¿qué va a pasar en el resto de los barrios, sin la protección del casco histórico?", preguntó.
En tanto, desde el Ente de Mantenimiento Urbano Integral (EMUI), el organismo dependiente del Ministerio de Ambiente y Espacio Público que lleva adelante las obras, aseguraron: "No tenemos posibilidad de solucionar los inconvenientes sin incurrir en desobediencia a una orden judicial. No podemos ni siquiera emprolijar la zona".
Los voceros del EMUI explicaron que "la obra tenía como objeto mejorar el adoquinado del casco histórico y para ello se reemplazarían sólo las piezas en mal estado, y se construirían cordones cuneta, que facilitarían el escurrimiento de las aguas". Precisaron, además, que todos los adoquines removidos "se encuentran en el Parque Roca".
Las razones de una medida
- El pedido
En febrero, el vecino Oscar Teso impulsó el amparo por considerar que la obra de la Ciudad viola la ley de empedrado - El amparo
En marzo, la jueza Paola Cabezas Cescato ordenó, con una medida cautelar, suspender las obras de remoción de empedrado - La situación
Desde el Ente de Mantenimiento Urbano Integral dijeron que no pueden siquiera "emprolijar la zona"



