Peligra el exótico patio nazarí escondido en una casona de La Plata
Erigido a fines del siglo XIX, es una joya de la arquitectura islámica inspirada en el Patio de los Leones de la Alhambra; conflicto entre los dueños y las autoridades
Cuando el 4 de abril de 1889 Diego Pantaleón Arana retiró del puerto los moldes enviados desde Granada por Dardo Rocha para que aquel pudiera concretar su patio nazarí soñado, jamás imaginó el triste devenir de la obra. Hoy, este tesoro arquitectónico escondido dentro de una casona de la ciudad de La Plata sobrevive al paso del tiempo en ruinas, mientras sus propietarios, los funcionarios, el mercado y los defensores del patrimonio debaten cuál será su destino.
El patio, una joya de la arquitectura islámica, una de las pocas de este tipo fuera de España, se halla en el interior de una casa fundacional, en la calle 49 entre 2 y 3, cuyos dueños son descendientes de Arana. No fue construido junto a la casona, sino posteriormente. A pesar de ser mucho más modesto del que fue su referente, el Patio de los Leones de la Alhambra, el platense sorprende por su exótica belleza a quien lo descubre tras la puerta que oculta la decadencia desde hace más de diez años. El Patio de los Leones es uno de los mejores exponentes del estilo arquitectónico de la dinastía nazarí, la última casta musulmana del antiguo reino de Granada.
La historia de la construcción del patio de la Casa Arana remite al fundador de la capital bonaerense, Dardo Rocha, un político amante del arte que a fines de 1800 realizó un Grand Tour por Europa junto a su esposa, Paula Arana; al llegar a Granada quedó impactado frente a la Alhambra. Antes de viajar, su tío y suegro, Diego Pantaleón Arana, le expresó admiración por esa ciudad española, lo que lo llevó a adquirir en Granada los moldes para que su pariente pudiera reproducir en su vivienda particular el Patio de los Leones.
Además de enviar los calcos en barco, trajo un registro fotográfico de la obra. En 1889 comenzó el montaje bajo la dirección del artista español Ángel Pérez Muñoz, que finalizó en 1891. Pocos saben que, para que nadie pudiera copiarlo, los moldes originales fueron destruidos.
La casona posee un estilo típico de la arquitectura de ese época, caracterizado por un patio central, alrededor del que se distribuyen las habitaciones: dormitorios, comedor, cocina y baño principal. Pero sin duda su corazón, el tesoro, es el patio nazarí: "Fugas en perspectiva, delgadas columnitas con ornamento curioso, arcos mocárabes, cúpulas recubiertas con bellísimo efecto, estucos decorados, donde la exuberancia de la decoración se suma a la inventiva. Estos sirvieron como modelo inspirador para la concreción del patio, convirtiendo a la residencia en un modelo único en nuestro país", explicó el museólogo y profesor en Historia de las Artes Plásticas Carlos Alberto Molinari, consternado por el visible abandono del inmueble.
Casa Arana está declarada bien patrimonial del casco fundacional por el municipio y bien de interés histórico y arquitectónico incorporado al patrimonio cultural de la provincia, por ser una de las únicas obras hispano-musulmanas en América Latina.
Ocaso
Sin embargo, y a pesar de su indiscutible valor patrimonial, la casona está deshabitada desde 2007, cuando se marchó la última habitante, la viuda de uno de los Arana. El inmueble quedó en manos de seis partes: cinco hermanos y los descendientes del fallecido, que hicieron sucesivos pedidos a las autoridades para solventar los gastos de mantenerla, sin obtener respuesta, explicaron.
"Está por destruirse. Da mucha pena verla, con las paredes desnudas, las mayólicas traídas desde España caídas, trozos de materiales desprendidos, los vitrales del patio rotos y el techo con filtraciones que hacen que la lluvia destruya todo", se lamentó Carlos Patricio Arana, bisnieto de Diego Pantaleón Arana. Según el hombre, hacerse cargo de la casa es una tarea titánica. "Traté de mantenerla, pero es imposible, es muy costoso, nadie puede vivir ahí. Ocupa más de 350 metros cubiertos en un terreno de casi 700 metros cuadrados", detalló.
Para los descendientes, la herencia de don Diego no fue una bendición, sino un problema; la casa parece estar en una encrucijada. "Por ley no se puede vender y se le pide a un particular que la mantenga. Sin embargo, es muy difícil. Hace más de 10 años que estoy luchando para preservarla, sin que las autoridades me escuchen. Las leyes no protegen, hacen daño", dijo Arana. "Parece que algunos estuvieran esperando que se caiga a pedazos para que pierda todo interés patrimonial y así pueda salir al mercado", agregó, al tiempo que recordó que en algunos países de Europa quienes poseen un bien patrimonial reciben un subsidio por parte del Estado para su conservación.
Consultado Juan Galasso, director de Gestión del Patrimonio de la Municipalidad de La Plata, respecto de los pedidos formulados por la familia, respondió que "ellos quieren desafectar un bien patrimonial cuyo valor sería el terreno y ya les dijimos que no. Yo no voy a desafectar un bien vinculado a Dardo Rocha". Según Galasso, no todos los herederos estarían de acuerdo con conservar la casa, hecho que complicaría la situación.
En cuanto a lo que estipula la legislación en relación a quienes son responsables del mantenimiento de una casona histórica de valor patrimonial protegida, "según el artículo 296 de la ordenanza N° 10.681 del Código de Edificación para el partido de La Plata, los propietarios del inmueble se encuentran obligados a la conservación de sus propiedades con el fin de no comprometer la seguridad y salubridad de sus habitantes y/o de terceros", remarcó el director de Museos y Preservación Patrimonial bonaerense, Ricardo Lopez Göttig,
Sin embargo, ambos funcionarios coincidieron en que la situación es catastrófica y debe de alguna forma resolverse. "La propiedad se encuentra con un alto grado de deterioro, deshabitada desde hace muchos años", señalaron. Y recordaron que se realizaron dos informes del inmueble, uno en 2017 y otro en mayo de este año. "Hemos concurrido a la propiedad a pedido de uno de los herederos, en el marco de un litigio judicial entre los mismos. Se realizó un informe sobre el estado del bien, en el que se reiteran recomendaciones para el mantenimiento que no fueron ejecutadas", sostuvieron.
Para Arana, el punto central de la normativa es que la casona tiene protección cautelar, es decir que no se puede modificar su interior ni su exterior, hecho que alejaría cualquier desarrollo inmobiliario.
El deterioro de la propiedad tampoco fue ajeno a la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, organismo que brega para que sea declarada monumento histórico nacional y luego incluida en el dossier de edificios de La Plata postulados en la Unesco como de valor patrimonial mundial. "Es el eterno dilema de los edificios patrimoniales en manos privadas y públicas. Casa Arana es muy valiosa y siempre hay alternativas para preservarla y hacer un desarrollo en la parte posterior del terreno, como se ha hecho en otros lugares, por ejemplo, el Palacio Paz de Retiro. Tener un patio nazarí adelante y atrás una construcción realzaría la obra en su conjunto", afirmó Fabio Grementieri, miembro de la comisión.
Por su parte, el colectivo comunitario Defendamos La Plata advirtió que "el patio nazarí está en peligro de caer en manos de demoledores en caso de no ser restaurado". Según la ONG, que no especificó qué empresa ni qué proyecto estarían en danza alrededor de la casa, los habitantes de la capital bonaerense "una vez más nos sentimos decepcionados de que en nuestra queridísima La Plata no exista una política de conservación de bienes patrimoniales protegidos, y de que la venta de estos solo sirva para enriquecer a los empresarios inmobiliarios", concluyeron.
Dardo Rocha, un político amante del arte
En 1887, el por entonces senador nacional Dardo Rocha, fundador de la ciudad de La Plata en 1882, inició con su esposa, Paula Arana, y familia un prolongado viaje por Europa y Medio Oriente. En dos años recorrieron España, Francia, Inglaterra, Italia, Alemania, Dinamarca, Holanda, Suiza, Grecia, Egipto y Turquía por el "placer de apreciar las bellezas naturales e históricas", y para adquirir obras y objetos de arte.
Durante el viaje compró valiosas piezas destinadas tanto a su hogar como a instituciones públicas; entre otras, dos momias egipcias y la copia de una estatua yaciente de Guidarello Guidarelli, ambas cedidas al hoy Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
Al llegar a Granada, quedó impactado frente a las grandes obras de la arquitectura hispanomusulmana y adquirió objetos vinculados a ese estilo en los talleres de escultura, grabado, ebanistería, talla y restauración de esa ciudad.
También compró los elementos necesarios para la reproducción de un patio nazarí en la casa de su suegro, Diego Pantaleón Arana. "Siete cajas con moldes de yeso", según consigna la póliza del seguro, en tanto que otro de los papeles señala su destino "per essere trasportate a Buenos Aires" en el vapor italiano Regina Margherita "e consegnate al suo felice arrivo a signor Dardo Rocha".